Menudo lío

A todo esto, España asiste boquiabierta a las últimas sentencias que no pasan inadvertidas: desear la muerte a una persona, acordarse de sus muertos y toda clase de barbaridades no deja de ser un capítulo más de humor negro. Llenos de razones certifican que los propios familiares no han condenado tales agresiones y exabruptos verbales. Por lo tanto si los propios insultados pasan, que ruede la bola en este Estado de derecho donde las redes sociales continúan con ese oscurantismo absoluto. Porque es que, además, en España o los españoles como prefieran, no somos tolerantes. O mejor dicho, no estamos aún acostumbrados a ser comprensivos. Además de cornudos, apaleados.

Me niego a dejar pasar por alto todas esas barbaridades y salvajadas que se han dicho contra Rita Barberá y Bimba Bosé. Se pongan como se pongan, esos comentarios en redes sociales no son humor negro, son una vergüenza. Basta ya de anonimatos y de comentarios que degradan al ser humano. ¿Cómo puede haber tanto odio acumulado siendo tan jóvenes; qué habrán visto en su vida para decir esas salvajadas? Por eso pido que no se traspasen las fronteras o líneas rojas: si no actuamos como personas, mal podemos solucionar otros problemas. ¿Cómo pedimos a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones si quebrantamos con sentencias tan sibilinas el estado de derecho? Lo intento pero no lo entiendo.