La directora del Museo de Altamira descarta "cambios drásticos" en el acceso a la cueva

Lleva siete meses al frente de uno de los museos nacionales con mayor capacidad de atracción y con una marca que redunda en su efectivo reclamo. El Museo de Altamira aumentó en 2016 las visitas en un 8,62% al alcanzar el paso de 285.990 personas por su sede de Santillana del Mar.

Pilar Fatás dirige el Centro de Investigación que tiene como destino primordial la conservación, catalogación y exhibición ordenada de los bienes arqueológicos, prehistóricos e históricos, incluida la gestión y conservación de la cueva. Y la veterana gestora que sigue la huella de José Antonio Lasheras, fallecido en febrero del pasado año no se cansa de subrayar que la cueva de Altamira revela que «el patrimonio es frágil y nos pertenece a todos».

En este 2017 Fatás baraja diversos proyectos que no solo atañen a la organización periódica de exposiciones en marzo está prevista una muestra fotográfica y en verano una gran exposición con el Museo Nacional de Ciencias Naturales y Acción Cultural Española sino a iniciativas dedicadas a la difusión, la cooperación con otras instituciones nacionales e internacionales, aunque en el punto de mira prioritario esté la conservación preventiva de la cueva.

Para ello, Altamira trabaja de forma permanente en poner en marcha nuevas líneas de investigación que contribuyan a un mejor conocimiento de los principales factores que afectan a la preservación de la cavidad.

Revisión del plan

No obstante la puesta en marcha de nuevos proyectos y, especialmente, el actual régimen limitado de acceso a la cueva, fruto de un plan experimental de vistas, deberán ser sometidos a la revisión y aprobación o modificación que estudiará el Patronato de Altamira. El convulso proceso político del pasado año hasta la formación de Gobierno y pendiente de la aprobación de presupuesto, ralentiza el mecanismo habitual. Fatás aseguró que la perspectiva apunta que el Patronato sea convocado en primavera. Entre febrero y marzo está prevista la reunión de los museos estatales con el nuevo director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural, Luis Lafuente que relevó en el cargo al santanderino Miguel ángel Recio, quien también estuviera al frente de la dirección general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. Asimismo se reunirá la comisión técnica y finalmente se celebrará la reunión del Patronato que no se convoca en Santillana desde hace justamente un año.

Durante el 2016, sin interrupción, continuó el acceso restringido a la cueva aprobado en 2014. De este modo, son cinco las personas que acceden a la cavidad cada viernes, seleccionadas por sorteo entre los visitantes del Museo, desde febrero de ese año. El balance matemático no engaña: 260 personas afrontaron ese pasaje de 37 minutos, enigmático y mágico, ocho de ellos ante la capilla de polícromos, que traslada al hombre contemporáneo a uno de sus escenarios iniciáticos. Con mayoría española, no obstante, a lo largo del ejercicio pasado, 31 personas de doce países accedieron a la cavidad. Pilar Fatás señaló que las edades abarcan entre los 16 y los que superan los 80 años, pero la franja mayoritaria se sitúa entre los 30 y 50 años.

Estabilidad

La directora de Altamira no prevé que los factores que fundamentan el criterio de regulación de visitas vaya a sufrir modificaciones. Pilar Fatás descarta «grandes o drásticos cambios» en ese régimen establecido que puso fin a un paréntesis de 12 años de cierre de la cueva. La responsable se refirió a la estabilidad de los parámetros y a la necesidad de continuar el seguimiento técnico y la investigación ad hoc. No obstante, recordó que toda decisión de cambio será colegiada. El seguimiento de los parámetros medioambientales y los correspondientes análisis que calibran el posible biodeterioro de la cueva.

Pilar Fatás, que trabaja en planificar aspectos tan importantes como la programación de contenidos del museo, la difusión e investigación en materia de conservación, apuesta por la continuidad en la gestión que ya puso en práctica cuando ocupó el cargo de subdirectora del Centro. A las responsabilidades de gestión y el trabajo técnico, Fatás dice haber asumido una mayor carga de trabajo al sumar «la labor de representación de Altamira a todos los niveles».