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Enrique Munárriz
Sábado, 11 de febrero 2017, 20:08
Como adelantándose a un terremoto, Mariano Rajoy llamó ayer a enterrar el hacha de guerra y a buscar candidaturas "integradoras" de cara a los próximos comités regionales que se celebrarán durante el mes de marzo para hacer un partido "más grande" y adaptar el ideario ... a los "nuevos tiempos". El líder del PP, que más que ratificado fue coronado en el 18 Congreso Nacional, clamó ante los cerca de 3.100 compromisarios que las "legítimas diferencias nunca pueden acabar en enfrentamiento".
Pese a esta clara puesta en escena, las bambalinas de la Caja Mágica bulleron toda la jornada en dos corrientes muy diferenciadas. Los que promueven un cambio importante, una "renovación", que animan a la secretaria general, María José Sáenz de Buruaga, a que dé un paso al frente y tome las riendas de la formación; y los que piden al actual líder, Ignacio Diego, que vuelva a presentarse. Ambos polarizaron durante todo el día los comentarios en los corrillos y hasta las apuestas de los compromisarios que asistían como convidados de piedra a un pulso sutil pero real; para algunos, casi fratricida.
Rajoy mandó un mensaje a navegantes para todas las provincias, ya que en la mayoría se espera que concurran varias candidaturas a los cónclaves regionales: "En el PP no sobra nadie. Las legítimas diferencias que puede haber nunca pueden terminar en enfrentamiento". "La clave es la integración. Integrar y sumar, y cuanto más arriba se esté en el escalafón, más obligado está a integrar y sumar". Así defendió que los miembros del PP sean capaces de hablar entre sí, escucharse y buscar las soluciones más justas y convenientes. "El enfrentamiento lo dejamos a otros", concluyó.
Desde los ambos sectores, las fuentes consultadas entendieron cosas muy diferentes, mientras los partidarios de Diego creen que "estas palabras y la continuidad de María Dolores de Cospedal son un balón de oxígeno para el líder del PP", los partidarios de Buruaga restan importancia y lo engloban "en un contexto absolutamente nacional que no afecta al proceso cántabro".
Por la mañana, el expresidente de Cantabria estuvo reuniéndose con algunos críticos en la cafetería, los representantes de Nuevas Generaciones, los senadores nacionales Javier Fernández, Blanca Martínez, Esther Merino y el exconsejero Miguel Ángel Serna, quien le animó públicamente a volver a presentarse al cargo.
Mientas tanto a la exvicepresidenta de Cantabria se la vio acompañada y en muy buena sintonía con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, con el que compartió momentos de complicidad en el plenario y por la zona común junto a compromisarios de toda la región, así como con el exalcalde de San Vicente, los regidores de Escalante y Entrambasaguas, los diputados Isabel Urrutia e Íñigo Fernández y dirigentes de Laredo o Piélagos.
Cada uno, Diego y Buruaga, por su lado. Ni siquiera coincidieron en una fotografía de familia que se hizo un amplio grupo de la delegación antes de las votaciones del Congreso Nacional. Miembros de la cúpula regional llamaron ayer a "escuchar las palabras del presidente nacional" y "buscar una renovación con una lista de consenso" de cara a salir fortalecidos en las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Igual que el expresidente del PP regional y exalcalde de Santander, Gonzalo Piñeiro, con predicamento en la formación, quien fue un paso más allá y dijo que creía que "Diego ya está cansado después de 13 años al frente del PP" y que iba a anunciar que "no optará a la reelección al regresar de Madrid".
La otra sorpresa de la tarde, o no tanto, fue la salida del secretario de Estado de Agenda Digital, José María Lassalle, de su Comité Ejecutivo y, por tanto, del núcleo de confianza, y la incorporación en su lugar de la diputada nacional Ana Madrazo. El líder del PP agradeció a Lassalle, como al resto de cargos que se renovaron, "la entrega, la lealtad y la fortaleza en unos años difíciles".
El Secretario de Estado representa de manera inequívoca la corriente liberal dentro del PP, una tendencia que defiende la libertad individual frente al dogmatismo y la intolerancia y que propugna un Estado fuerte. Lassalle fue durante muchos años un estrecho colaborador de Mariano Rajoy y le ayudó con sus discursos durante su etapa como líder de la oposición.
Cantabria mantiene así el mismo poder territorial en Génova, aunque se renueven las caras. Diego también seguirá como miembro nato al ser presidente del PP. Al menos hasta que se decida su futuro. Algunos dirigentes confiaban en la incorporación a este equipo de Íñigo de la Serna, pero no pudo ser.
Hay otros cinco representantes que se mantendrán en la Junta Directiva: Sáenz de Buruaga, José Manuel Igual, la exministra de Medio Ambiente Isabel Tocino y la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, también cántabra.
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