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nacho gonzález ucelay
Miércoles, 22 de febrero 2017, 07:16
Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) hicieron ayer una visita a la región para preparar sobre el terreno el ejercicio combinado Cantabria 2017, un espectacular simulacro en el que participarán más de 3.000 efectivos y que se desarrollará durante la primera semana de abril en la comarca del Besaya para poner a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de urgencias ante una inundación de gran magnitud.
Muy interesado en la maniobra, "que colocará a Cantabria en el foco nacional", el presidente del Gobierno regional, Miguel Ángel Revilla, se entrevistó con el teniente general Miguel Alcañiz, jefe de la Unidad Militar de Emergencias y máximo responsable de un ejercicio que servirá a la UME para practicar los procedimientos a seguir a la hora de elevar una emergencia de nivel 2 a la declaración de emergencia nacional.
Alcañiz puso a Revilla al corriente de todos los detalles relacionados con un simulacro, Cantabria 2017, que se llevará a cabo en la provincia siguiendo la estela de otro anterior denominado este Sur 2016 organizado hace ahora un año en Sevilla, en aquella ocasión para medir las fuerzas del Ejército frente a un devastador terremoto.
Según explicó el teniente general, el ejercicio tendrá lugar entre los días 3 y 7 del mes de abril y se ejecutará en la comarca del Besaya, entre el valle de Iguña y la desembocadura del río, en Suances, escenarios de una inundación simulada elevada a la categoría de catástrofe que concentrará en la zona a alrededor de 3.000 efectivos de la UME, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de los distintos servicios de emergencias.
El ensayo, en el que también tomarán parte varias unidades de fuerzas norteamericanas y francesas y al que otros quince países asistirán como observadores, se ha organizado en este punto de la región porque, según el alto mando militar, reúne las condiciones idóneas para poner en práctica planes diseñados para enfrentar un desbordamiento así como cualquier otra emergencia resultante del mismo, como posibles riesgos de carácter tecnológico o medioambiental.
Este ejercicio, que se efectuará con el empleo del material preciso y el apoyo de numerosos vehículos la UME dispondrá de una treintena de aeronaves (aviones, helicópteros y drones, principalmente) "nos servirá para aprender a gestionar una supuesta catástrofe de nivel nacional", aseguró Alcañiz, que no pudo ofrecer los detalles de la maniobra.
"Incluso nosotros los desconocemos", admitió el teniente general. "Si los conociéramos, jugaríamos con ventaja". Y no es esa la idea. "La idea es que los participantes encaren sin saberlas de antemano determinadas incidencias que la dirección irá inyectando a las unidades que actúan sobre el terreno y que, conforme avance el simulacro, se irán modificando", lo cual complicará un ejercicio muy exigente en el que podría fallar la telefonía o que podría urgir el montaje de un albergue para proteger a la población en un tiempo récord.
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