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Pilar González Ruiz
Miércoles, 1 de marzo 2017, 20:20
Fue en septiembre del pasado año. Los pasajeros del Alvia Santander- Madrid se encontraron de pronto parados en Osorno a las 23.15 horas de la noche. Problemas técnicos, les dijeron. Pero los problemas eran de otro tipo; el maquinista había decidido parar el tren ... y bajarse del vagón dejando a los viajeros dentro.
Poco después, el centenar de pasajeros recibió un segundo aviso; el maquinista había terminado su jornada laboral y no quería arriesgarse a tener un accidente por exceso de horas. Hojas de reclamaciones, indignación y un autobús para trasladarles a sus destinos se fueron sucediendo en las horas posteriores. Y más tarde llegaron las disculpas de la compañía y el anuncio de reembolsar el 100% del billete.
Todo esto ocurrió en medio del ambiente de tensión entre Renfe y sus trabajadores, que amenazaban con ir a la huelga si no se reforzaba el número de maquinistas y se mejoraba el material obsoleto con el que trabajaban.
Tras iniciar una investigación, la sorpresa ha llegado este miércoles, seis meses después del incidente. Renfe concluye que el maquinista cumplió "escrupulosamente" lo establecido por la ley. Más aún, había avisado con suficiente antelación "de la necesidad de su relevo" al cumplirse las horas reglamentarias que podía estar conduciendo. Así lo refleja la auditoría interna realizada por el departamento de Recursos Humanos de la compañía ferroviaria.
El origen del problema estuvo, según Renfe, en "un retraso inicial del tren que condujo el maquinista" hacia Santander. En lugar de llegar a las 18.15 horas, llegó cuarenta y cinco minutos más tarde. Justo el tiempo previsto para su descanso antes de emprender el viaje de vuelta a Madrid. No fue posible hacer esa pausa a pesar del "requerimiento del maquinista" para que los viajeros no acumularan más retrasos. Aún así, la salida se realizó quince minutos más tarde de lo estipulado.
El Centro de Gestión de Operaciones de Renfe (CGO), ubicado en León, recibió los avisos del maquinista solicitando un relevo en Osorno, estación en la que cumplía sus horas reglamentarias. Así lo confirma la auditoría de Renfe. Sin embargo, el mensaje no se tradujo en la medida pedida y en lugar de Osorno, enviaron el relevo a Palencia.
Renfe admite que "el maquinista avisó con tiempo suficiente de la necesidad de su relevo, una vez que se aproximaba el fin de su jornada de conducción continuada y la necesidad de descanso, según establece el Reglamento de la Ley del Sector ferroviario y demás legislación aplicable".
El resumen de los hechos habla de una "falta de entendimiento" entre el centro de León y el maquinista, pero en cualquier caso acredita que el trabajador "cumplió escrupulosamente la legislación vigente" y "en ningún caso hubo dolo en la actitud" del maquinista.
Renfe asegura que ante esta incidencia "reaccionó inmediatamente" y ordenó la contratación de autobuses para transportar al centenar de viajeros afectados y "dispuso la devolución íntegra del importe del billete a todos por la demora causada".
La solución adoptada para evitar que se repita la misma falta de entendimiento en el futuro ha sido la instalación de "alertas informáticas por retrasos en turnos ".
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