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N. González Ucelay /A. Machín
Viernes, 14 de abril 2017, 07:37
Miles de personas atestaron este Jueves Santo y se espera que lo hagan también hoy, viernes, las playas, las calles, las terrazas y los más representativos enclaves turísticos de la región el Parque de la Naturaleza de Cabárceno y Fuente Dé, sobremanera contribuyendo con su presencia a un espectacular arranque de las vacaciones de Semana Santa en Cantabria, estreno del que salieron beneficiados tanto el sector hostelero, que está registrando unos elevados índices de ocupación, como el sector del comercio, que no se resistió a subir las persianas.
De entre esas miles de personas, "mucha gente de fuera". Muchísima. Llegada por aire, mar y tierra y provocando, en este último caso, grandes colapsos de tráfico especialmente a primeras horas de la mañana del jueves.
Entrando por el País Vasco y Asturias, muchos de esos visitantes acabaron en la capital, Santander, mezclándose entre el gentío con los 1.860 pasajeros y 794 tripulantes británicos la mayoría recién desembarcados del primer gran crucero que esta temporada toca tierra en la Bahía de Santander, el Oriana, que atracó por la mañana y zarpó a media tarde.
El buque, de 260 metros de eslora y perteneciente a la compañía P&O, llegó procedente del puerto británico de Southampton.
Si bien la escala solamente duró diez horas, los pasajeros tuvieron tiempo de sobra para visitar la ciudad y acercarse a otras localidades (Comillas, San Vicente de la Barquera o Santillana del Mar) para almorzar, tomarse una cerveza al sol y hacer sus compras.
Hostelería y comercio
Por eso, podría decirse que los grandes beneficiados de ese enorme flujo turístico que ayer se registró en los principales enclaves de Cantabria fueron, como de costumbre, el sector hostelero, que vivió una jornada fantástica, y el sector comercial, que abrió sus puertas con dispares resultados.
"Tiene buena pinta", aseguraba en la sobremesa el presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, Ángel Cuevas. "Las sensaciones que tenemos son muy buenas". Y, visto lo visto en las primera horas festivas, "los dos parámetros básicos para poder hacer un balance (ocupación y precio) pueden mejorar estos días", dijo.
Además, recordó Ángel Cuevas, "este sería el tercer año consecutivo de ascenso en el sector hostelero y esto ya es muy importante", sobre todo teniendo en cuenta que el anterior, 2016, "fue un buen año y mejorarlo iba a ser complicado". Desde la lógica prudencia que recomienda pronunciarse en el comienzo de las vacaciones, él piensa que "lo vamos a conseguir".
Lo intuye apoyado en un punto de referencia. "La noche del miércoles al jueves siempre estamos ahí, esperando todos a ver si las cosas van bien hasta el último momento". Y esta vez "han ido bastante bien", asegura optimista.
En este sentido, Cuevas se felicitaba, por ejemplo, por el buen ambiente que observó a primera hora de la mañana en Santillana del Mar, que estaba abarrotada de turistas. "Y esos son los que se han quedado a dormir la noche del miércoles, no los que vinieron el jueves mismo", puntualizaba a esto el presidente. O en el mismo parque de Cabárceno, donde a las doce del mediodía ya habían entrado 5.000 personas, "muchas de las cuales, seguramente, también han pernoctado en nuestra región".
Confirmadas las buenas expectativas del sector hostelero, perceptibles en hoteles, en restaurantes, en bares, en cafeterías y en terrazas, había que pulsar también las del sector comercial, que ayer subió la persiana para compensar los días de cierre que se avecinan e intentar sacar partido de esa masiva afluencia de turistas que esta Semana Santa han elegido algún lugar de Cantabria como destino vacacional.
Dependiendo de a quien se le preguntara, a los comerciantes de Santander les fue bien, mal o regular, de modo que mientras unos aseguraban que la jornada les había cundido lo suficiente como para no arrepentirse de abrir, otros, al contrario, afirmaban que si fuera por ellos se hubieran quedado en casa.
El comercio santanderino abrió al 50%, al 60% siendo generosos, lo cual quiere decir que prácticamente la mitad de los negocios del centro de la ciudad prefirió ignorar una jornada turísticamente hablando excepcional y darle la espalda a esta oportunidad, que no sonrió a todos por igual.
Vaya un claro ejemplo de ello. Situada en la calle Calvo Sotelo, la zapatería Benito vendió este jueves "bastante bien", aunque lo hizo más por la tarde que por la mañana. "Estamos contentos porque ha entrado bastante gente, gente de aquí pero sobre todo gente de fuera", matizaba el propietario de la tienda, Ángel Benito. Y ubicada a escasos 50 metros, la zapatería Walk apenas vendió "un par de playeras por la mañana y nada por la tarde". Ni a gente de aquí, ni a gente llegada de fuera.
En un término medio se movían otros comercios del centro santanderino, como Percha, Carolina Herrera, Lucio Herrezuelo o Purificación García, donde sus responsables tenían una opinión bastante diferente de lo que estaba dando de sí la apertura de Jueves Santo.
"Ni sí ni no, ni bien ni mal", concluía la propietaria del primero. "Hemos tenido gente, pero la mayoría eran turistas", aseguraba el encargado del segundo. "A mí me ha ido bastante bien", afirmaba la responsable del tercero, partidaria de la apertura general porque, según ella, "a tantos turistas que nos han visitado no les podemos recibir dándoles con la puerta". En el último caso, "nosotros abrimos más por imagen que por las ventas".
"Malo y bueno"
Como entre los propios comerciantes, entre las cabezas visibles del comercio de Santander también hubo algunas discrepancias a la hora de valorar la jornada.
Así, mientras el presidente de la Federación del Comercio (Coercán), Miguel Ángel Cuerno, auguraba "un mal día" llevado por el desánimo "abrimos porque así lo marca la ley, no porque pensemos que este va a ser un día estupendo", se justificó, el presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo y Ensanche, Agustín Ordejón, se mostraba un poco más optimista en el resumen: "Creemos que esta está siendo una jornada provechosa porque estamos viendo bastante gente que ha venido de fuera".
Gente que antes de acercarse a almorzar a un restaurante, de relajarse a la solana en una terraza y de hacer sus compras en los comercios, llenó hasta la bandera las instalaciones turísticas más emblemáticas: Cabárceno y Fuente Dé.
El Parque recibió a 7.000 visitantes mejorando de ese modo el registro del último Jueves Santo (6.746) mientras que el teleférico paseó por las nubes a 2.300 turistas superando igualmente las cifras recogidas del pasado año (2.173) y ratificando el llenazo en la región.
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