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José María Gutiérrez
Miércoles, 3 de mayo 2017, 07:05
La cifra de fallecidos por ahogamiento en Cantabria se ha disparado en los primeros cuatro meses de 2017. En este periodo se acumulan ya diez personas ahogadas en el mar, ríos, piscinas y otros espacios acuáticos de la región cuando a lo largo de todo el pasado año se produjeron sólo seis muertes. Se rompe así la tendencia a la baja experimentada durante 2016 cuando se redujo hasta menos de la mitad el balance anual de víctimas de 2015, que se cuantificó en trece.
Las diez muertes acontecidas en Cantabria en este primer cuatrimestre del año suponen el 9% del total de 111 víctimas que se han producido en España, diez más que en el mismo periodo del año anterior, según revelan los datos dados a conocer este martes por el Informe Nacional de Ahogamientos que elabora periódicamente la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (Rfess). Sólo Canarias (27 fallecidos), Galicia (22) y Andalucía (21) superan a Cantabria en este listado negro. Por su parte, cinco comunidades no cuentan con ningún fallecido: Asturias, Madrid, Navarra, Extremadura y La Rioja, a lo que hay que sumar la ciudad autónoma de Melilla.
El perfil de la víctima mortal en estos primeros meses del año en España responde al de un hombre (suponen el 87% de las muertes), mayor de 35 años (67,5%), de nacionalidad española (70%), que falleció en una playa (43%) o, en cualquier caso, en un espacio que carecía de vigilancia (96%).
Lista negra
La lista negra de fallecidos durante el presente año arrancó el 11 de enero, cuando efectivos de Salvamento Marítimo localizaron flotando en El Sardinero el cadáver de un joven de 17 años desaparecido días antes. También en enero apareció muerta una mujer, de mediana edad, en el río Pas bajo el puente de Vioño de Piélagos.
En febrero se produjo el lamentable suceso que acabó con la vida de dos jóvenes de 18 y 17 años, Dámaso S. A. y Rubén F. A., al caer su coche al mar cuando circulaban por el puerto deportivo de Laredo. El vehículo era conducido por el menor de edad, que estaba recibiendo clases de conducción de un tercer joven, Mario V. B., de 19 años y dueño del turismo, quien logró salir a la superficie por sus propios medios. Pero sus amigos no corrieron esa misma suerte.
En marzo, el día 7 apareció el cuerpo sin vida de una mujer de 78 años en una piscina comunitaria de una urbanización de El Astillero. Una semana más tarde, un vecino de Maliaño de 61 años apareció ahogado frente a la playa de La Concha, en Santander.
San Vicente de la Barquera fue testigo del siguiente trágico suceso: el 25 de marzo dos hombres se precipitaron al agua arrastrados por un golpe de mar cuando se encontraban en el espigón de la localidad cántabra, también conocido como la barra. Uno de ellos, de 62 años y nacionalidad norteamericana, pudo ser rescatado, pero falleció al día siguiente en el hospital Valdecilla. Del segundo, Salvamento Marítimo dio por finalizada el 6 de abril la tarea de búsqueda realizada por tierra, mar y aire después de varias jornadas sin obtener resultados. Sin embargo, el día 11 apareció un cuerpo sin vida en la playa barquereña de Merón. La Guardia Civil no descartó que se tratara del hombre desaparecido, pero la autopsia del cadáver, que estaba "muy descompuesto", no permitió esclarecer quién es, ni siquiera a través de las necro-reseñas. Las pruebas de laboratorio y la investigación en historiales médicos determinarán con exactitud la identidad de la víctima.
El mes de abril dejó otras tres muertes por ahogamiento en Cantabria. En la madrugada del día 4 fue rescatado en Santander el cuerpo sin vida de un hombre de 71 años que apareció flotando en la dársena del Barrio Pesquero, a la altura de la antigua lonja de la Cofradía. Otros dos fallecimientos se produjeron el mismo día, el 15, en plena Semana Santa y en circunstancias muy similares, ya que que en ambos casos se trataba de dos buceadores que practicaban pesca submarina en zonas que se consideraban muy sencillas y sin grandes corrientes. El cadáver del primero de ellos, un hombre de 62 años, apareció en la zona de la ensenada de la Cabrera, en Suances; y el del segundo, apenas tres horas más tarde, frente a la playa de Portio, en Liencres. En este caso se trataba de un varón de 65 años vecino de Santander.
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