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Daniel Martínez
Miércoles, 10 de mayo 2017, 07:06
Una joven cántabra de 17 años falleció ayer al caer por el hueco de un ascensor en Madrid en un trágico suceso en el que también perdió la vida su novio, de su misma edad. El accidente, que tuvo lugar a primera hora de ... la tarde en la calle Hermanos Bécquer, se produjo cuando, por causas que se desconocen, una pared del elevador en la que se encontraban apoyados se desprendió del resto de la estructura y los dos jóvenes cayeron al vacío desde un noveno piso.
Inicialmente, se pensó que el suelo de la cabina había cedido, pero las pesquisas posteriores han hecho que la Policía se inclime por esta segunda hipótesis. Una vez que los agentes redacten el informe completo, este será intregado al Juzgado de Instrucción 24 de la capital, que se encargará de dilucidar si existe algún tipo de responsabilidad.
Amigos de las víctimas, presentes en el momento del trágico suceso, recalcaban a los servicios de emergencias en estado de shock y muy alterados que "¡ha sido el cristal, ha sido el cristal, que se ha roto!", tal y como recoge ABC. El inmueble tiene dos elevadores: el de servicio y el principal, y el siniestro ocurrió en este último.
El juez de instrucción número 23 de Madrid ha abierto diligencias previas para investigar la muerte de los dos jóvenes de 17 años tras desprenderse parte de un ascensor en el distrito de Salamanca, según han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
El instructor ha solicitado el informe de las autopsias de los cadáveres de los jóvenes, cuyos cuerpos están en el Anatómico Forense después del suceso registrado en el edificio del número 4 de la calle Hermanos Bécquer. Además, el juzgado está a la espera de que lleguen los atestados de lo sucedido.
Las mismas fuentes han indicado que la investigación será compleja al requerirse muchas pruebas periciales para averiguar qué pudo suceder para que se desprendiera parte del ascensor y los menores cayeran al vacío.
La adolescente era natural de Santander y se había desplazado junto al resto de su familia a Madrid por motivos laborales del padre, registrador de la propiedad. En estos momentos, ejercía esa labor en la localidad de Alcobendas, pero antes había estado destinado en Castro Urdiales. La familia de la fallecida, B. J. P., es conocida en Cantabria. La madre había trabajado en puestos de responsabilidad dentro de la dirección del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander (MAS). En Madrid, sigue vinculada de forma activa al mundo del arte, como directora del Centro de Arte de Alcobendas.
La joven, la menor de tres hermanos, había estudiado durante su etapa escolar en Cantabria en el colegio Castroverde de la capital. También era habitual verla en las instalaciones del Real Club de Tenis, donde tanto ella como sus hermanos practicaban este deporte y hockey. Aunque ahora vivían en la Comunidad de Madrid, la familia regresa a Santander todos los veranos y durante los puentes.
Según confirmaron este martes los servicios de Emergencias de Madrid y la Jefatura Superior de Policía de la ciudad, el suceso ocurrió alrededor de las 16.45 horas en esta zona del barrio de Salamanca, en pleno corazón de Madrid y muy cerca de donde se concentran varias embajadas. El accidente y el gran número de efectivos que estuvieron trabajando en el entorno rompieron su tranquilidad habitual del barrio.
Hasta el lugar se trasladaron efectivos del Samur-Protección Civil, que al llegar al edificio sólo pudieron confirmar el fallecimiento de la adolescente cántabra y de su acompañante. También se personaron en el edificio bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que despejaron el amasijo de metales que se encontraron una vez que el juez, tras analizar los indicios la Policía Científica, ordenó levantar los cuerpos de los dos fallecidos. Una furgoneta del tanatorio salió del edificio sobre las 19.20 horas, cuando todo el perímetro ya había sido acordonado por la Policía Nacional, que continúa investigando las causas del incidente.
Al parecer, los adolescentes se habrían desplazado hasta el inmueble para asistir a un encuentro con otros amigos. Después de acabar el periodo de exámenes ayer mismo, se disponían, supuestamente, a celebrar este hecho con compañeros del colegio de Nuestra Señora del Recuerdo, vinculado a la Compañía de Jesús. Técnicos de la Comunidad de Madrid confirmaron este martes que el ascensor había pasado todas las revisiones: la obligatoria cada cuatro años en agosto de 2015 y la de mantenimiento en abril pasado.
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