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José María Gutiérrez
Sábado, 24 de junio 2017, 08:25
La Universidad de Cantabria (UC) ocupa el tercer lugar en el sistema público español en cuanto a porcentaje de alumnos enviados a estudiar a centros de enseñanza superior de Estados Unidos y Canadá, según revelan los datos oficiales del Ministerio de Educación referentes al curso 2015-16 dados a conocer en los últimos días. Un dato trascendente que adquiere aún más relevancia si se tiene en cuenta que las dos primeras son la Carlos III (Madrid) y la Pompeu Fabra (Barcelona), dos universidades de referencia de las dos ciudades más importantes de España que imparten además muchos títulos en inglés, tal y como relata Teresa Susinos, vicerrectora de Internacionalización y Cooperación.
el pasado curso
La apuesta de la Universidad de Cantabria por la internacionalización se refleja en otro dato significativo el 24,47% de los estudiantes graduados el curso pasado tuvieron una experiencia de intercambio en otro país en algún momento de su carrera. «Son datos muy buenos para una universidad pública», subraya Susinos.
Sobresalen casos como el grado de Ingeniería Civil, donde el porcentaje de alumnos crece hasta el 59,14%, o el de Ingeniería Química, que alcanza el 46,15%, aunque la vicerrectora destaca que la internacionalización está «muy repartida» entre todas las carreras. Históricamente, las que acumulan un mayor volumen de intercambios son Económicas, Empresariales y Caminos.
Así, durante el pasado curso, 26 estudiantes de los 385 que realizaron una movilidad de estudios o prácticas desde la UCal extranjero lo hicieron a centros de EE UU y Canadá (un 7%). «Que una universidad pequeña como la nuestra, de la periferia, ocupe un puesto destacado en este ranking es una gran noticia, pero no es por casualidad, sino el resultado del trabajo desarrollado durante los últimos años y de una tendencia creciente que ahora se hace más visible», destaca Susinos.
Menciona cómo Estados Unidos se ha convertido en un «área estratégica» para la UC y presume de los socios de «extraordinario prestigio» con los que desarrolla convenios de colaboración, como la Universidad de Cornell, Brown o Princeton. «Invertimos muchos recursos humanos y económicos para poder enviar un número elevado de estudiantes a Estados Unidos», explica. Pero con eso no es suficiente. «El prestigio internacional que tiene la UC en el ámbito de la investigación nos abre muchas puertas», añade.
En términos globales, los datos del Ministerio colocan a la UC en el décimo lugar entre las universidades públicas españolas por porcentaje de estudiantes que han realizado una movilidad a una universidad extranjera durante pasado el curso. «Los alumnos son cada vez más conscientes de la importancia de los idiomas y de tener experiencias internacionales durante la carrera. Lo ven ellos y lo ven sus familias. Por fortuna, en los últimos años ha aumentado radicalmente esta conciencia», sostiene la vicerrectora, y destaca el «alto valor» que conceden las empresas a ambos conceptos idiomas e internacionalización a la hora de contratar trabajadores.
Además de los ya mencionados 26 alumnos que estudiaron el pasado curso en Norteamérica, 332 lo hicieron en universidades de la Unión Europea en el marco del programa Erasmus+, otros nueve también en Europa dentro de convenios bilaterales, 17 en América Latina y Caribe, y uno en Asia, una zona que la institución dirigida por Ángel Pazos aún no ha trabajado con intensidad, como sí han hecho otros centros, pero que no descarta hacer en el futuro.
Equilibrio
De las salidas a las entradas, porque la UC es también un destino atractivo para los estudiantes extranjeros: un total de 411 realizaron el pasado curso sus estudios en Cantabria a través de programas de intercambio. Cifra que la coloca en el 16º lugar entre las universidades públicas españolas en términos porcentuales, por detrás de algunas situadas en zonas de gran atractivo turístico como Andalucía, Valencia, Madrid o Barcelona, pero por delante de muchas otras de tamaño y recursos similares o superiores.
Las cifras revelan que, frente a universidades que reciben muchos más estudiantes de los que envían o viceversa, la UC presenta unos números muy equilibrados, con una ratio de estudiantes entrantes/salientes en programas de movilidad de 1,07, lo que «permite garantizar la vigencia de los convenios existentes», destaca Susinos. Un equilibro que se extiende también a las titulaciones donde recalan los extranjeros. «Hay un fenómeno relativamente frecuente en los últimos años que consiste en traer grupos de alumnos de un país a estudiar todos un mismo grado, pero es un modelo de universidad que no nos convence y que creo que tiene muchas carencias porque genera guetos y no facilita la integración. Es mejor la lluvia fina en todas las facultades», defiende Teresa Susinos.
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