Más de 250 cánceres se descubren en las pruebas preventivas de cribado cada año

El más veterano, que es el de cáncer de mama, se puso en marcha en 1997 y tiene una participación de casi el 80%. El colorrectal, que el año pasado recuperó el ritmo, después de las interrupciones que sufrió con la pandemia de covid, se inició en 2011 (tras un periodo de prueba en 2008) pero solo convence a la mitad de las personas llamadas a participar, para disgusto de la Consejería, que anima a la población a hacerse el test, «porque un diagnóstico temprano supone un mejor pronóstico». Y, por último, el de cáncer de cérvix (cuello de útero), que echó a andar en junio de 2024 y aún está en fase de despliegue.

En los tres el procedimiento es similar. Desde Salud Pública se envía una invitación a la población diana para que se realice una prueba de control y, en función del resultado, se le emplaza a la próxima revisión –a los dos años– o se le deriva al hospital para pruebas complementarias que confirmen o descarten el diagnóstico.

El programa de detección precoz de cáncer de mama va dirigido a las mujeres de 50 a 69 años, aunque Sanidad valora la ampliación de esa franja de edad. A todas ellas se les llama para realizarse una mamografía cada dos años, que es lo que dura una vuelta o una revisión completa a todas las candidatas. En la última, la número 13, desarrollada entre 2022 y 2024, fueron invitadas 84.424 cántabras (4.000 más que en la anterior) y la mayoría (78%) acudió a la cita, bien en el centro de la calle Vargas (Santander), en la unidad de exploración móvil o en los hospitales de Sierrallana y Laredo. El balance, aún provisional, fue de 418 cánceres invasivos, lo que supone una tasa de detección de 6,3 casos por cada mil mujeres examinadas.

El 78% de ellos no tenía afectación ganglionar y un 18% de las lesiones aún no habían invadido el tejido, lo que confirma la detección precoz y, por tanto, los beneficios de acudir a la llamada del programa. Hay que tener en cuenta que el de mama es el cáncer más frecuente en las mujeres (casi el 30% de los tumores), el segundo en incidencia –por detrás del de pulmón– y el tercero en mortalidad. En España, se diagnostican cada año más de 3.000 casos nuevos y es la causa de casi 6.400 fallecimientos.

El cribado de cáncer colorrectal, que se reinició hace justo un año tras sus sucesivas interrupciones, ha permitido localizar en ese tiempo unos 60 tumores invasivos, además de otros 130 adenomas de alto riesgo, es decir lesiones que podrían haber derivado en cáncer con alta probabilidad.

En este caso, la forma de participar es a través del test de detección de sangre en heces que desde la Consejería se envía al domicilio una vez se acepta participar. En 2024 se enviaron 43.130 invitaciones y respondieron 20.587 cántabros. Aquí el llamamiento va dirigido a las personas de 50 a 69 años, a los que también se les cita cada dos años para esa prueba de control (la muestra se deposita en un contenedor específico en el centro de salud). El año pasado hubo 1.068 positivos y se realizaron 654 colonoscopias, que es donde está el cuello de botella del programa.

Con la puesta en marcha del programa de detección precoz de cáncer de cérvix se sustituyó el cribado oportunista que hasta entonces se hacía con citologías periódicas en Atención Primaria. Ahora, ese método se limita a las jóvenes de 25 a 29 años no vacunadas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), que es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente y la causa principal del cáncer de cuello de útero. Pero el grupo de mujeres de 30 a 65 años es la diana de este nuevo cribado poblacional que busca la infección por VPH. Salud Pública contactará con ellas, con mensaje SMS al móvil, para ofrecerles este test, que consiste en una muestra de flujo vaginal que se puede tomar en casa y que se repetirá cada cinco años (a los 30, 35, 40, 45...). De las 4.000 cántabras que han participado ya, 466 dieron positivo en VPH, pero aún no hay datos oficiales de cánceres diagnosticados.