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Si los datos oficiales de lista de espera para pasar por quirófano asustan –en Cantabria son los más negativos de la serie histórica, con más de 15.300 nombres al cierre de diciembre y casi cuatro meses de demora media– y no dejan de crecer, ... la realidad es aún peor porque el gran atasco está en el acceso a las consultas de los especialistas, es decir, en ser visto por los médicos de los hospitales que tienen que concretar el diagnóstico, indicar las pruebas a realizar para afinarlo (resonancia, escáner, técnicas de intervencionismo... lo cual implica otra espera añadida, que varía en función de la preferencia o urgencia del volante) y, después, iniciar los trámites para operar.
El contador del tiempo oficial de demora empieza en este último paso, con la entrada en la lista estructural, aunque para entonces, entre una cosa y otra, puede haber pasado un año de desesperación para quien aguarda la solución a su dolencia. Todo ello, claro está, siempre que no haya interrupciones por el camino; que no le coincida un parón como el que lleva más de un mes bloqueando la actividad quirúrgica extraordinaria por las tardes, porque los médicos reclaman un pago «más justo» por ese trabajo adicional que hacen de forma voluntaria, o una cancelación repentina de decenas de consultas, como la experimentada en el servicio de Oftalmología de Valdecilla días atrás por el traslado a Laredo de una doctora, que les devuelve a la casilla de salida hasta nuevo aviso.
En sólo dos años, la cifra de cántabros pendientes de una primera cita con el especialista se ha duplicado, hasta llegar a los 61.577 casos que constan en el balance al cierre de 2022, publicado esta misma semana por el Ministerio de Sanidad. Un volumen de diagnósticos por concretar que sitúa a Cantabria como la comunidad de España con la tasa de pacientes en cola más elevada del país. En concreto, 108 casos por cada mil habitantes, el doble que Madrid, La Rioja o Murcia, por ejemplo (están en torno a los 55), y cuatro veces más que el País Vasco, que arroja el mejor resultado de la comparativa autonómica, con 25 personas por cada mil habitantes pendientes de esa cita inicial.
El salto en las listas de espera para consultas de atención especializada del Servicio Cántabro de Salud (SCS) es más que llamativo, teniendo en cuenta que los datos correspondientes a diciembre de 2020, en el año más duro de la pandemia, indicaban una caída de casi el 30% respecto al año anterior, como consecuencia del parón forzado por la emergencia sanitaria. Entonces, se pasó de las 42.182 personas que aguardaban su cita a finales de 2019 a las 30.190 que lo hacían doce meses después, tras dos olas de covid que obligaron a concentrar los esfuerzos en la escalada vertiginosa de contagios. Con la atención al coronavirus como prioridad, toda la patología no urgente quedó en un segundo plano. Cayeron en picado las derivaciones de consultas, sobre todo tras el estallido inicial de la crisis, en los meses de marzo y abril. En consecuencia, menos pacientes esperando y menos demora media: de 72,8 a 66,32 días. Ahora, en cambio, ese dato ha vuelto a crecer hasta los 91 días. Tres meses de media para esa primera cita con el facultativo especialista. Sólo en Andalucía, Canarias, Cataluña y Navarra hay pacientes que tienen motivo para quejarse más, ya que tienen por delante esperas aún superiores.
Pero en cualquier hospital hay diferencias claras de unos servicios a otros. El mayor volumen de consultas por atender dentro de la red del SCS la tienen los oftalmólogos, con 8.174, seguido de cerca por los dermatólogos, con 7.969. Solo estas dos especialidades concentran el 25% de la lista de espera acumulada.
Pero, además, en la región hay más de 6.200 pacientes pendientes de que les vea un traumatólogo de la sanidad pública –la especialidad que históricamente arrastra la mayor demanda para operar–; otros 4.400 aguardan a que llegue la fecha de su cita en Cardiología; 3.500 están en la misma situación para Digestivo, y por encima de las 2.000 consultas por atender registran tanto Urología, como Ginecología, Neurología y Otorrinolaringología.
Por tiempo, la lista que va más lenta es la de los cardiólogos, con 146 días de media, junto con la de Oftalmología (132) y Traumatología (102). De hecho, el informe del Ministerio detalla la proporción de pacientes con más de seis meses por delante hasta llegar a esa ansiada consulta, que supone un 61,4% del total. Pero en Dermatología, raro es el caso que espera por debajo de ese tiempo: ahí el porcentaje llega al 94,6%. Y, también, hasta un 80% de las primeras consultas de Oftalmología y de Neurología parten de esa misma demora.
Casi la mitad de los 5.000 pacientes de Traumatología con indicación para operar en los hospitales del Servicio Cántabro de Salud tiene por delante más de seis meses de espera hasta que consigue entrar en quirófano, según el informe de 2022 publicado por el Ministerio de Sanidad. En concreto, un 46%. Y eso sin contar el tiempo transcurrido hasta llegar a la consulta del especialista y disponer de los resultados de las pruebas diagnósticas previas. Dentro de los procesos específicos que detalla el análisis comparativo por comunidades, la demora media para una prótesis de cadera asciende a 179 días; la de rodilla es de 199; y para una artroscopia se va hasta los 236 días –y esa es la media, lo que implica que hay pacientes que doblarán esos tiempos hasta llegar a la mesa de operaciones–. Los años de pandemia han disparado como nunca las listas de espera, de por sí abultadas. Desde el SCS precisan que «los datos del Ministerio de Sanidad revelan un aumento en el número de pacientes en espera de una intervención quirúrgica como consecuencia de la relativa normalización de la atención sanitaria tras las últimas olas pandémicas, que en el caso de Cantabria tuvieron un importante impacto en los diferentes centros hasta el verano de 2022». El departamento de Rafael Sotoca destaca que ni siquiera haber alcanzado la «cifra récord de entrada de pacientes en lista de espera quirúrgica –fueron 36.000, un 10% más que en el año precedente–» fue suficiente para contrarrestar «la influencia de la situación vivida el año pasado por las oleadas de covid». Si bien, añade, «a pesar del aumento del número de pacientes en espera por una mayor indicación quirúrgica y mejor acceso a las consultas de Atención Primaria, ha disminuido progresivamente la espera media en 19 días en estos últimos tres meses: de 154 a 142. Sin duda, aún queda mucho trabajo por mejorar estos datos aunque muestran el claro aumento de actividad de los equipos quirúrgicos de los centros».
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