El abandono escolar temprano en Cantabria se reduce hasta el 9,1% en 2020

Cantabria, por lo pronto, cumple con el objetivo marcado en Europa. El abandono escolar temprano cayó el año pasado al 9,1%, según un primer informe del Ministerio de Educación y FP. Es la tercera autonomía española con mejor resultado, dos puntos y medio por encima de País Vasco (6,5%) y muy cerca de Asturias (8,9%). La media española está en el 16%.

«La meta es ir bajando este porcentaje paulatinamente», dice Mercedes García, directora general de Innovación e Inspección Educativa del Gobierno cántabro. Y esa meta pasa por que el alumnado de Secundaria que está a punto de abandonar el sistema, o que ya lo ha hecho, pueda sortear las barreras socioeconómicas gracias a un seguimiento estrecho de su trayectoria en el sistema educativo o gracias a programas como el Proa Plus; o encuentre un incentivo en cursar el Grado Básico de FP –la FP básica renombrada por la nueva Ley de Educación–. «La meta es que vayan entendiendo, que vayamos entendiendo, que la educación es necesaria. Tenemos que seguir trabajando en la atención a la diversidad del alumnado porque son nuestro futuro como sociedad», añade García.

Cantabria mejora en 2020 su situación tras un 2019 que encendió las alarmas: el porcentaje, que se calcula gracias a la EPA, creció hasta el 12,8%, cuando hacía seis años que la comunidad se había alejado de ese escenario. ¿Por qué esa diferencia en cuestión de un año? En la Consejería explican que se produjo un cambio en el método estadístico del que salen los porcentajes de abandono. Cambió la muestra –se redujo– y se ensancharon los rangos de error, lo que distorsionó el resultado. 2019 sobresaldrá por tanto en una gráfica autonómica que ha ido cayendo con el paso de los años –unos 17 puntos desde 2002–, en sintonía con lo que ocurre en España, aunque a distintas velocidades. «Tenemos que seguir avanzando, pero haciéndolo como país», incide García.

¿Qué razones explican que se abandone el sistema, que se vea como un muro insalvable, y no como un camino propio? La directora general se remite a los análisis de la UE que apuntan a que el abandono está «íntimamente relacionado» con dos conceptos: el de idoneidad –el hecho de que el alumnado esté en el curso que le corresponde– y el de repetición, que «tiene que estar consensuada, tiene que servir, acompañarse de un plan específico», apunta García. «Y si juntamos la falta de idoneidad y las repeticiones, la desmotivación es clara».

Las razones del futuro abandono –la desconexión de la escuela, riesgo de fracaso– pueden detectarse a edades más tempranas, con programas como el de Orientación, Avance y Enriquecimiento de la Educación, dotado en Cantabria con 2,17 millones. A través del mismo, se trabaja desde Primaria con este alumnado y puede evidenciarse, por ejemplo, en indicadores como el absentismo.

¿Qué más hacer? Además de los programas de atención a la diversidad o de apoyo educativo, la Consejería iniciará el mes que viene «una actuación específica» para los CEPA, los Centros Educativos de Personas Adultas, encaminada a reforzar la obtención del título de Secundaria entre su alumnado. Se va a potenciar además la FP Básica (grado básico, que, al aprobarse, otorga el título de graduado en ESO), y todas las ramificaciones de la Formación Profesional. «Este itinerario, de nuevo, vuelve a resultar crucial ya no solo para especializarse, sino para acceder a la universidad», precisa la directora general.

La idea, tal y como la resume García, es dar más opciones: «Así estamos abriendo más puertas: al grado medio, al superior, a más itinerarios... para que ese alumnado no se descuelgue del sistema educativo». Y añade: «Al final, lo más importante para que un alumno no abandone el sistema es la equidad».