
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Los pescadores cántabros no tienen que hacer un gran esfuerzo de memoria para recordar la ingente cantidad de embarcaciones que plagaban los puertos de la ... región para echar las redes a la mar en pos del verdel. Barcos de toda la cornisa se hacían un hueco en sus amarres para salir a faenar durante aquellos 2009, 2010 y hasta 2012. Eran años de razonable estabilidad, fundamentalmente por una razón: eran ellos, los pescadores, quienes llevaban el timón y faenaban libremente. Lo que no esperaban es el viento en contra con el que han tenido que trabajar desde que las pautas europeas en nombre de la biomasa y los consiguientes repartos entre las comunidades autónomas se cruzaran en su ruta. La historia de la pesca durante estos años es un resumen claroscuro, en ese orden, para un sector que pierde barcos todos los años, sólo dos legislaturas después de aquella estampa.
Hay una palabra que ha determinado la agenda en ambos periodos: sobrepesca. Los mejores años recientes para el sector, libres de limitaciones, significaron también la causa de los posteriores escollos que se irían encontrando a su paso. Para las instituciones europeas, su pecado original. Fue entonces cuando el volumen de capturas permitidas de especies como el verdel o el bonito se empezó a condicionar a través de una decisión conjunta entre los países miembros y la UE, actuando la Comisión Europea de árbitro. La mala noticia es que desde entonces sus resoluciones no han parado de traer desgracias a la flota local, reduciendo su actividad a niveles que los afectados no sólo consideran irrisorios, sino que vienen mermando la prosperidad de su negocio año sí y año también.
PP: «El nuevo Gobierno tiene que estar muy vigilante para no permitir que se altere el reparto y, en todo caso, exigir que se abra una nueva negociación en Bruselas para que a España se le asigne una mayor cantidad y solucionar así este problema, que es de todos. Pondremos todos nuestros recursos en Cantabria, España y Bruselas».
PRC: «El reparto de las cuotas del plan de gestión debe realizarse atendiendo a criterios históricos. Es decir, hay que tener en cuenta la tradición pesquera de cada comunidad autónoma, su circunstancia socioeconómica particular así como tomar nota de la dependencia que cada una de las flota tiene de las diferentes pesquerías».
PSOE: «Las cuotas las establecen científicos independientes y el objetivo primordial es el de mantener la viabilidad de las poblaciones de esas especies que se capturan. Es importante ubicar la pesca selectiva como eje fundamental de las políticas y apostar de forma decidida por la pesca artesanal, apoyando la transición cuando sea preciso»
Podemos: «Sólo fomentando espacios de diálogo y acuerdo con el resto de comunidades autónomas seremos capaces de garantizar que Cantabria sea tratada con el respeto que merece. Ya hemos visto cómo las formas personalistas de Revilla nos han dejado fuera de proyectos fundamentales para el futuro, como el Corredor del Atlántico».
Ciudadanos: «Lo primero es conseguir un buen acuerdo en Europa, que es quien distribuye las cuotas por países. Hay que negociar con responsabilidad con el resto de comunidades autónomas, pero defendiendo nuestra actividad. Necesitamos un Gobierno regional que defienda los intereses de nuestros pescadores en Madrid».
Vox «Lo primero es conseguir un buen acuerdo en Europa, que es quien distribuye las cuotas por países. Hay que negociar con responsabilidad con el resto de comunidades autónomas, pero defendiendo nuestra actividad. Necesitamos un Gobierno regional que defienda los intereses de nuestros pescadores en Madrid».
Las cifras empezaron a hacer evidente los síntomas de aquel escollo ya en la anterior legislatura. En el 2014, concretamente, el descenso de las capturas en los puertos cántabros descendió un 3,3% con respecto a 2010 o, dicho de otra forma, 15.500 toneladas de pesca por las más de 16.000 del año anterior. Los recortes empezaban a dibujar un espejo difícil de encarar. Especialmente cuando reflejaban los resultados de especies como el verdel, por ejemplo, uno de los 'buques insignia' de la pesca en Cantabria.
¿Y cómo se han quedado los números ahora? Hoy, los límites de captura en la Comunidad se traducen a 221.000 kilos para los barcos de anzuelo (a quienes toca en el reparto el 25,7% de los 862.000 kilos totales adicionales destinados para este tipo de flota en el Cantábrico) y otros 181.000 más a repartir entre los cerqueros. Lo que los propios protagonistas estiman en unos 300 kilos por tripulante. Insuficiente, en cualquier caso.
Las cofradías han alzado la voz incontables veces desde que este agravio se puso en marcha. Es más, niegan la mayor: contra la despoblación de pescado que motivan los argumentos europeas, los pescadores no se cansan de repetir que hay verdel, bocarte y jurel suficiente en la mar como para no someter su trabajo a estas reducciones «inaceptables que han acabado con la costera», como ha declarado en más de una ocasión el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, Miguel Fernández. Otro dato del INE que resume el balance en estos años: en 2011, en las lonjas de Cantabria entraron 10.896.910 kilos de verdel. El año pasado la pesca se quedó en 6.655.870, un 40% menos,
Las ayudas del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) tampoco son suficientes. De ahí que la región se haya sumado a la posición común que van a presentar los gobiernos de España y Francia (puede que también se sumen otros socios comunitarios). Objetivo: conseguir más flexibilidad y mayores tasas de cofinanciación para lograr efectividad en el uso del nuevo fondo, en cuyo reparto piden que el sector pesquero sea una prioridad.
Pero no todo depende de Bruselas. La Administración regional tiene mucho que decir en algunos de los frentes más importantes que mantiene la pesquería cántabra. Uno de los fundamentales tiene que ver con la relación que la flota regional debe guardar con sus homólogos en Galicia, Asturias y País Vasco en pos de un reparto justo de las asignaciones y las zonas de captura. Para abordar esta situación y poner negro sobre blanco cuanto antes, los gobiernos vecinos rubricaron un plan de gestión del verdel en 2014, un documento para especificar con números el porcentaje que corresponde a cada autonomía.
El acuerdo firmado entonces fue positivo para los firmantes cántabros, pero ahora puede pasar a convertirse en una preocupación. Pasado un lustro de aquel acuerdo, los pescadores miran de reojo cualquier cambio de rumbo que se pueda producir en el escrito si el Gobierno saliente de este 26 de mayo transfiere una sola décima del porcentaje de las capturas correspondiente a Cantabria a los territorios vecinos. Por eso no han querido saber nada de campañas electorales en estas últimas semanas. La única campaña que les interesa es la del verdel.
Y por si los obstáculos a los que se enfrentan los pescadores para hacerse con la materia prima no bastaran, la falta de tripulantes echa al traste casi todos los esfuerzos restantes por sacar a flote la delicada situación. El relevo generacional es un reto inaplazable para un sector que pierde una media de dos barcos todos los años. Faltan pescadores, «pero también iniciativas por parte de la Administración para ayudar al sector», como exige Fernández, suspicaz a estas alturas ante cualquier declaración política que proponga hacer frente a este goteo.
A los aspirantes que recuerdan la vigencia de algunas de esas ayudas a jóvenes, el patrón mayor de la cofradía de Santoña responde: «Ahora nos vamos a empezar a fijar en la letra pequeña, porque el apoyo es escaso, insuficiente y, además, los requisitos para acceder a ellas son imposibles de cumplir».
Pero no todos los cruces con la Administración han sido infructuosos. Después de muchos años de espera, la idea de que una Indicación Geográfica Protegida (IGP) ponga en valor la calidad de la anchoa del Cantábrico podría tomar tintes de realidad en 2019. El Gobierno regional se ha propuesto poner de acuerdo al sector conservero y extractivo para avanzar en la creación de un sello que ayude a las compañías a garantizar tanto la procedencia de la especie como su elaboración cien por cien a orillas de la cornisa. Un propósito que cuenta con la mayoría de compañías, pero que no deja de ser «una carrera de fondo a largo plazo», como asegura la Directora de Pesca, Marta López.
La etiqueta tiene el respaldo popular de los cántabros -su activación es un mandato del Parlamento de Cantabria, por unanimidad de los grupos- pero será el próximo mandato el que determine si los protagonistas encauzan el acuerdo o, por contra, vuelve a quedarse en tierra de nadie.
1.- Puertos llenos. Pescadores de toda la cornisa cantábrica se hacían hueco en los amarres de la Comunidad. Menos de una década después, el sector recuerda con añoranza aquellos años tan activos.
2.- La sobrepesca. La captura libre de cuotas al comienzo de la primera legislatura marcó un antes y un después que el sector debería seguir compensando hasta el 2022, año en el que concluyen las sanciones.
3.- Plan de gestión. La creación de un plan de gestión del verdel entre las comunidades de la cornisa sirvió para asignar las capturas. Hoy, la alteración de las cuotas es una de las grandes angustias del sector.
4.- Comienza la caída. En 2014, el descenso de las capturas en los puertos cántabros cayó un 3,3% con respecto al 2010. De 16.000 toneladas de pesca, la flota pasó a reducir sus resultados a 15.500 toneladas.
1.- Cuotas. Los límites de captura de verdel en Cantabria se traducen a 221.000 kilos para los barcos de anzuelo y otros 181.000 más a repartir entre los cerqueros. Unos 300 kilos por tripulante.
2.- Falta de ayudas. Revitalizar el sector es uno de los grandes retos políticos que espera la pesquería cántabra, pero sigue sin convencer a su público potencial: «Baja cuantía y requisitos imposibles».
3.- El relevo. Rejuvenecer la flota es una obligación que pasa por el punto anterior. El ingreso o no de las nuevas generaciones en los barcos de Cantabria determinará el futuro del sector. Hoy no está llegando.
4.- Un sello de calidad. La aprobación de una Indicación Geográfica Protegida (IGP) puede dar un paso importante con el siguiente Gobierno. Es un mandato del Parlamento de Cantabria.
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Ana del Castillo
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