Los accidentes de tráfico caen un 25% en 2020 y se cobran 13 vidas en Cantabria

El descenso de la siniestralidad se explica en gran medida por el confinamiento al que España se sometió entre marzo y junio para controlar la pandemia. Esta circunstancia ha reducido la movilidad, la circulación, el tráfico. En Cantabria esa disminución se situó en el 25%, en línea con la media nacional, según reveló ayer la Delegación del Gobierno. También hace esa lectura José Miguel Tolosa, jefe de la Dirección General de Tráfico (DGT) en la comunidad autónoma. El confinamiento, indica, «ha hecho bajar la siniestralidad», dejando huella en el número total de accidentes y también en el de las víctimas que estos siniestros han provocado (aquí entran las personas fallecidas, pero también las heridas graves o leves), que respecto a 2019 descienden otro 25%, y se sitúan en 1.077.

Las víctimas mortales no varían. 2019 también cerró con trece personas fallecidas, un mínimo histórico. Han sido los dos años con la mortalidad más baja de la serie histórica de la DGT en Cantabria. Tolosa incide en cualquier caso en la necesidad de seguir mejorando: «Tenemos que seguir trabajando. Nuestra meta sigue siendo llegar a cero: cero víctimas, cero fallecidos, cero accidentes».

El confinamiento también fue un periodo sin víctimas mortales en Cantabria. Cuatro de las muertes se produjeron antes del 14 de marzo; otras seis en verano (julio y agosto), y tres más entre septiembre y diciembre.

Este balance sobre siniestralidad no es definitivo. Solo quedan reflejados los fallecimientos que han tenido lugar en las 24 horas siguientes al accidente. En los informes donde la DGT amplía el rango temporal a 30 días, se contabilizará con toda probabilidad la segunda víctima del trágico accidente de Corbán (Santander), ocurrido en julio, que falleció casi un mes después de que el coche en el que viajaba, junto con otra joven, fuese embestido dentro de la rotonda.

El balance, en cualquier caso, revela detalles sobre cómo se produjeron esos accidentes mortales. Nueve ocurrieron en vías interurbanas -tres fueron en autovía y seis en vía convencional-, y cuatro, en vías urbanas -dos en Santander, uno en Laredo y uno en Camargo-. Si bien cinco de las personas fallecidas viajaban en turismos, hay ocho que pertenecen a los grupos vulnerables: tres peatones, cuatro motoristas y un ciclista.

¿Y cómo sucedieron estos accidentes? Seis fueron a causa de colisiones; cuatro, como consecuencia de un atropello, y tres, por salida de vía. En el balance hecho público por la Delegación de Gobierno se destaca, además, que las personas que circulaban en motocicleta o bicicleta utilizaban casco de protección en el momento del siniestro, y solo uno de los cinco fallecidos a bordo de un turismo no llevaba puesto el cinturón de seguridad.

8 de enero: Una mujer resulta atropellada en Laredo.

17 enero: Otro peatón fallece tras ser atropellado en Orejo.

19 enero: Un conductor fallece tras salirse de la vía CA-142.

22 de enero: Hombre atropellado en un paso de cebra (N-611).

18 julio: Fallece la pasajera de un turismo en la S-10.

19 julio: Un motorista, víctima mortal en la N-634.

20 julio: Muere un ciclista atropellado en Ojaiz (Santander).

23 julio: Fallece otro motorista tras salirse de la vía en la A-8.

26 julio: Vehículo embestido en Corbán. Una de las ocupantes muere a las pocas horas –el fallecimiento de su compañera casi un mes después quedará reflejado en un futuro informe de la DGT–.

29 agosto: Un fallecido tras salirse un vehículo de la CA-171.

24 septiembre: Una conductora fallece tras salirse de la N-611.

11 noviembre: Muere un motorista en el Polígono de La Cerrada.

12 diciembre: Fallece un motorista en la S-10.