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Acecho a los okupas

Acecho a los okupas

Ana Cobo

Bárcena de Cicero

Viernes, 15 de octubre 2021, 09:53

La unión hace la fuerza. «Sin la colaboración de los vecinos y de los grupos antiokupas que han venido a las movilizaciones a apoyarnos, todo habría sido más duro y difícil». Emilio Zabaleta habla aliviado y con cierta satisfacción. En menos de seis días han conseguido desalojar a los okupas que entraron ilegalmente en un piso de la urbanización Riasón, de Treto, (Bárcena de Cicero). ¿Cómo lo han logrado? A base de acechar día y noche a los usurpadores.

DM

La tranquilidad que se respira en esta urbanización – integrada por seis edificios con un total de 120 pisos, pista de tenis y piscina – se resquebrajó a última hora de la tarde del miércoles 6 de octubre. Uno de los inquilinos del portal número 10 escuchó ruidos en el inmueble que tiene justo debajo. En la primera planta. La casa, propiedad de una señora de Vitoria, llevaba meses vacía y se le hizo extraño. Salió a dar una vuelta y al regresar se encontró a la pareja de okupas manipulando la cerradura de la puerta. De inmediato, contactó con otros residentes, entre ellos Zabaleta, que es vocal de la junta administrativa de la comunidad.

El portal número 10. DM

Las caras de los okupas les resultaron conocidas. Eran los padres de la chica que vive con su familia de alquiler – aunque al parecer no paga – justo en la puerta de enfrente. «Esta gente había venido hace unos meses a visitar a la hija y ya nos habían dado problemas porque arreglaban coches viejos en la urbanización, tiraban piezas al suelo, daban gritos en vez de llamar al portero..., y tuvimos que mandar un escrito al dueño del piso de que, eso, no se puede permitir», relata Zabaleta. Desaparecieron y volvieron a la casa de la hija hace quince días. Al percatarse de que el piso de enfrente estaba deshabitado, decidieron meterse dentro.

Los residentes llamaron ipso facto a la Guardia Civil que se personó y habló con los usurpadores. «Hicieron su informe y nos dijeron que la propietaria del piso tenía que denunciarlo». Con las mismas, se marcharon para «indignación» de los vecinos. «Sentimos mucha rabia al ver que los okupas tienen más derechos que los dueños».

Ante la «dificultad legal» para que las fuerzas del orden les desalojase y conscientes de la «excesiva lentitud» de la Justicia en estos delitos, decidieron organizarse para «presionarles y que se marcharan la comunidad». Su temor era que se produjese un «efecto llamada», ya que la mayoría de viviendas de Riasón son de segunda residencia.

Al día siguiente de la ocupación vigilaron la casa y vieron que habían realizado un enganche ilegal para obtener la luz del piso de la hija. «Algún vecino subió a hablar con ellos a título individual, otro avisó al alcalde y empezamos a organizar lo que podíamos hacer». En la tarde del viernes, celebraron en la calle una junta administrativa en la que acordaron realizar una movilización en la mañana del domingo. En esa reunión, conocieron la existencia del grupo SOS Bárcena de Cicero que, a su vez, les puso en contacto con las coordinadoras antiokupas de Meruelo y Gama. «Les estamos muy agradecidos porque nos han apoyado en todas las iniciativas».

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Los vecinos, siempre al acecho, recriminaron a los okupas su comportamiento y estos les amenazaron con «entrar a más casas de la urbanización». El sábado estuvieron pegando carteles informativos de la movilización por Treto, arrancaron el cable ilegal de la luz y el ambiente se caldeó aún más al verles meter en la casa una televisión. «Era una prueba de que pensaban perpetuarse aquí», dice Zabaleta.

Vídeo. Presión y más presión: luces molestas y ruidos. DM

A la concentración acudió más de un centenar de personas. Inquilinos, vecinos de Treto, grupos antiokupas y el alcalde de Bárcena de Cicero. «Se han volcado con nosotros y siempre estaremos agradecidos por la respuesta, incluidos los medios de comunicación». Hicieron sonar cacerolas, silbatos, tocaron el timbre y hasta subieron a la primera planta para aporrear la puerta. Así tres horas.

«Hay que actuar y movilizarse rápidamente. Presionar desde el primer momento y cuanta más gente, mejor». Ellos dejaron claro a los okupas que no iban a cejar en su propósito de echarles. «Por las buenas o por las malas se tenían que ir». Ese domingo por la noche organizaron otra cacelorada en el portal. Para su sorpresa, el okupa se dejó ver sentado en el balcón, dándoles la espalda. «Nos pareció una postura chulesca, de desprecio, tomándonos el pelo. Le gritamos de todo». Hasta le enfocaron con un potente puntero láser.

Vídeo. Punteros láser contra los okupas. DM

En la mañana del lunes un vecino conversó de forma relajada con el okupa que le dijo que esta semana se marchaban del piso. No le creyeron. Pero por la noche volvió a hablar con este vecino y Zabaleta para comunicarles que no soportaban la presión y que «aunque no tenemos donde dormir, preferimos marcharnos». Los residentes, en un gesto de humanidad, les dejaron pasar la noche con la condición de que se fueran a primera hora de la mañana. Para ese martes, a las 12.00, habían convocado otra concentración. «Al ver que avanzaba la mañana, les llamamos a la puerta y al abrir, vimos que tenían ya todas las cosas en bolsas».

La gente acudió a la cacelorada pero se optó por hacer una presencia silenciosa. Vinieron a recogerles otras dos personas en coche que «insultaron» a los residentes y finalmente, se marcharon todos. «Esa noche circularon whatsapps de que los cuatro rondaban por el pueblo buscando otra vivienda para meterse». Pero no han sabido más.

La tranquilidad ha regresado a Riasón con el temor, eso sí, de que vuelva a ocurrir. «Después de haberlo sufrido, vamos a colaborar con todos los grupos antiokupas siempre que nos necesiten».

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