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Ganaderos y administraciones han protagonizado varios encontronazos a lo largo de las dos últimas legislaturas. El incremento de ataques de lobos a reses y una gestión del fuego en la que no consiguen ponerse de acuerdo son algunas de las más sonadas de los últimos ... meses, aunque los atrasos en los pagos de las indemnizaciones, el sacrificio de cientos de vacas por la extensión de enfermedades como la brucelosis y la falta de control sobre las poblaciones –especialmente del lobo y el jabalí– también han marcado la relación entre ellos.
La supresión de las cuotas lácteas marcó el final de la VIII legislatura, liderada por el popular Ignacio Diego y con Blanca Martínez a la cabeza de la Consejería de Ganadería. Trajo consigo la caída libre del precio por litro de leche que las industrias pagaban a los productores. En 2014, el precio por litro rondaba los 40 céntimos y, al final de la legislatura, había bajado a 30. Ahora, cinco años después del fin de las cuotas, el precio se sitúa en un punto medio: 35 céntimos por litro de leche. Es la cantidad que se considera mínima para compensar los costes de producción.
Partido Popular: Con mejores comunicaciones, servicios, equipamientos y ayudas para generar actividad económica. Son imprescindibles las desgravaciones para la compra de vivienda en la Cantabria vacía y fomentar la natalidad. Además, es necesaria una política de verdad para garantizar el relevo generacional y apoyar a la mujer rural
PRC: Garantizando unas buenas comunicaciones por carretera, un médico cerca, acceso a la educación, atención social, conexión de calidad a internet… Son servicios esenciales para la calidad de vida y el desarrollo en el medio rural y el PRC siempre ha trabajado para asegurarlos.
PSOE: Seguiremos apostando por el mantenimiento de la escuela rural como uno de los recursos básicos para fijar población en zonas rurales. Potenciar las explotaciones ganaderas, promover incentivos fiscales, incidir en la promoción de los productos típicos y favorecer el desarrollo hortofrutícola con polígonos agrarios.
Podemos: La apuesta debería venir de la mano de la bioeconomía y la tecnología, que trate de forma integral y sostenible la gestión forestal, ganadera y agrícola como recursos capaces de generar empleo, frenar la despoblación, el envejecimiento y la masculinización del territorio, y acompañarlo del acercamiento de servicios básicos.
Ciudadanos: Proponemos una rebaja del 60% en el IRPF a quienes vivan en municipios en riesgo de despoblación; tarifa reducida de 30 euros para mujeres y jóvenes que abran un negocio en localidades pequeñas, y los autónomos que sean padres o madres en zonas rurales no pagarán cuotas durante los tres años siguientes al nacimiento.
Vox: El sector ganadero es un pilar estratégico porque sostiene la economía rural y paisajista de Cantabria. Nuestra principal preocupación es la falta de relevo generacional. Debemos mejorar su nivel de vida para que se den unas condiciones de trabajo atractivas para la siguiente generación; esencialmente subir el precio de la leche.
El lobo ha sido tema de controversia desde 2009, cuando empezaron a acumularse las indemnizaciones sin pagar a ganaderos afectados por sus ataques. La Consejería no daba abasto y, con el cambio de Gobierno y la llegada de Martínez a Ganadería, la bola no hacía más que engordar. A esto se unieron las restricciones sobre el control de las poblaciones y el consiguiente aumento de cánidos y jabalíes en los montes cántabros. Para atajar toda la deuda acumulada, el área de Martínez puso en marcha un seguro privado que cubriera los pagos de las indemnizaciones con agilidad y pusiera las cuentas al día.
La entrada en vigor de las subvenciones europeas PAC (Política Agraria Común), que tienen el objetivo de mejorar la productividad agrícola y ganadera, establecer precios asequibles para los ciudadanos y garantizar la calidad de vida de los trabajadores, limó algunas asperezas entre la Consejería y los ganaderos. Fue una de las últimas acciones dirigidas por Martínez antes del cambio de Gobierno. En mayo de 2015 Jesús Oria recuperó su cargo como consejero de Ganadería con el inicio de la IX legislatura, liderada por el regionalista Miguel Ángel Revilla.
La brucelosis azota con fuerza en 2016 y principios de 2017. Las vacas afectadas en 2016 ascendieron a 407, un 352% más que en el año anterior. Tuvieron que destinarse 171.643 euros a indemnizaciones por campañas de saneamiento y se creó un ambiente de tensión dentro de la Consejería. La directora general de Ganadería, Beatriz Fernández, dimitió en medio de la vorágine.
Con su salida, toma posesión del cargo Miguel Ángel Cuevas, que instaura cambios relevantes en el planteamiento del manejo de la sanidad animal. Concede reivindicaciones planteadas por los ganaderos durante años, como la posibilidad de realizar la crotalización por su cuenta. Antes lo llevaba a cabo una empresa privada. También cambió la normativa respecto a la elección de veterinario para las campañas de saneamiento. Anteriormente era la propia Consejería la que elegía al profesional que debía realizarlo, una medida que no terminaba de convencer a muchos ganaderos. La decisión de Cuevas permite que, aquellos que lo prefieran, puedan elegir a su veterinario habitual para realizar la campaña.
1.- Cuotas lácteas. Desaparece el sistema de cuotas que reguló al sector durante más de treinta años. A raíz de ello se pierden ganaderos y producción y llega la crisis de los precios por el litro de leche.
2.- Seguro privado. La Consejería pone en marcha un seguro privado para agilizar los pagos atrasados de la Administración respecto a indemnizaciones por ataques de lobos a rebaños de vacas, ovejas y cabras.
3.- Desarrollo rural. Se terminó la redacción del Plan y, sobre el papel, contaba con un presupuesto que no pudo cumplirse porque coincidió con el final de la legislatura. Ahora se está desarrollando uno nuevo.
4.- Las PAC. Estas subvenciones europeas se incorporaron con el objetivo de mejorar la productividad ganadera, los precios asequibles para los ciudadanos y garantizar la calidad de vida de los trabajadores.
1.- Brucelosis. Las vacas afectadas por esta enfermedad en 2016 en la región fueron 407, un 352% más que en el año anterior. Esta situación dio lugar a unas indemnizaciones de 171.643 euros .
2.- Sanidad animal. La Consejería permite que los ganaderos elijan al veterinario que quieran para que les realice la campaña de saneamiento de sus animales. También pueden decidir sobre su crotalización.
3.- Gestión del lobo. El plan entra en vigor en 2019 tras años de vaivenes. Se considera al depredador una especie cinegética y se obliga a la Administración a indemnizar los daños que cause en toda la región.
4.- Gestión del fuego. El plan se aprobó en 2017 y contempla diferentes maneras de gestionar los montes sin hacer un uso excesivo del fuego. Para su redacción se contó la Administración, ganaderos y ecologistas.
Pero si hay dos asuntos que han marcado al sector ganadero durante la última legislatura son el del lobo y el fuego. Se han arrastrado durante años sin que los colectivos implicados consigan ponerse de acuerdo en una solución. Las restricciones para cazar a esos depredadores ha provocado que el número de manadas se multiplique y que los ataques al ganado sean cada vez más frecuentes. Asociaciones ganaderas como UGAM-COAG y Asaja, junto a grupos ecologistas, ya se reunieron con Martínez durante el gobierno anterior para sentar las bases que administrasen el asunto del lobo. Y ha sido una escena recurrente a lo largo del mandato de Oria, sin que los involucrados alcanzasen el consenso en ninguna de las citas.
El documento entró en vigor a principios de abril, a falta de mes y medio para el final de la legislatura. El Plan de Gestión del Lobo engloba medidas y actuaciones que permiten conservar y gestionar las poblaciones de lobo en toda la Comunidad. Un marco normativo basado en aspectos biológicos y ecológicos en el que se contempla al animal como especie cinegética, por lo que se podrá cazar en situaciones muy concretas, siempre bajo la supervisión de la Consejería. Además, la Administración está obligada a indemnizar los daños que cause en toda la región. Antes sólo se hacían cargo del gasto en áreas concretas donde la presencia del cánido era muy elevada. Aunque cada colectivo encuentra alguna pega al texto finalmente aprobado, será el tiempo el que determine su eficacia.
Se siguió un procedimiento similar para atajar el problema del fuego. Para redactar el Plan Estratégico de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales (Peplif) se tuvieron en cuenta las opiniones y valoraciones de los colectivos relacionados con el asunto: la Consejería de Medio Rural, organizaciones ganaderas, entidades ecologistas y expertos en el uso del fuego. El documento se puso en marcha en 2017 y tiene un periodo de evaluación que finaliza en 2020, aunque su vigencia es indefinida. El Peplif hace un análisis exhaustivo de toda la información referente a incendios desarrollados en la región desde mediados de los años sesenta. Tamaño, ubicación, estaciones más peligrosas, condiciones meteorológicas y causas. Con todo ello se diagnostican la situación y las tendencias. A pesar de que el texto tuvo una buena acogida por parte de los interesados, lo cierto es que el número de incendios y la superficie afectada no ha disminuido desde su puesta en marcha.
En febrero y marzo de este año fueron arrasadas por las llamas más de 11.000 hectáreas. Más del doble que en 2018. Aunque desde la Consejería consideran que aún es pronto para apreciar los resultados, desde el sector ganadero consideran que no se les ha escuchado lo suficiente y que la alternativa al fuego para gestionar los montes no es suficiente. La quema de matorral para regenerar pasto es una fórmula ancestral de gestión del territorio y la causa más habitual de los incendios forestales.
La climatología de Cantabria provoca que la vegetación crezca rápido. La evolución de pastizal a matorral y, posteriormente, a arbolado tarda más o menos en función de la carga ganadera. Si no hay suficientes herbívoros que lo reduzcan y controlen, el crecimiento es muy rápido y se opta por las quemas. Otras técnicas, como el desbroce, no terminan de convencer porque desde la Consejería no se realizan con la periodicidad que los ganaderos consideran apropiada. El Peplif convence sobre el papel pero, de momento, no funciona sobre el terreno.
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