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Santander
Lunes, 11 de diciembre 2017, 07:31
Lo dicen las autoridades cada vez que se acerca un temporal. Precaución y colaboración ciudadana. De hecho, lo dijo por activa y por pasiva ayer el concejal de Personal y Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Santander, Pedro Nalda: «prudencia y precaución».
Las habituales ... recomendaciones a los ciudadanos pasan por mantenerse alejados del litoral y zonas expuestas al oleaje mientras dure la alerta, y extremar aún más la precaución y las medidas preventivas en el momento de la pleamar en lugares bajos y próximos a la costa que puedan verse inundados o afectados por el oleaje.
También se aconseja retirar de las ventanas o balcones elementos que puedan caer a la vía pública y evitar transitar por lugares donde puedan producirse desprendimientos de ramas u otros objetos.
Se recomiendan evitar la utilización del coche si no es imprescindible en las zonas afectadas por la nieve; solicitar información del estado de las carreteras y la situación meteorológica; en caso de ser imprescindible la utilización del vehículo, revisar neumáticos, anticongelante y frenos, y llevar cadenas, móvil cargado, el depósito lleno y ropa de abrigo. Se insta también a prestar especial atención a las placas de hielo que se puedan formar en la calzada, especialmente al amanecer y al anochecer.
En el caso de quedarse atrapado en el coche, se recomienda permanecer dentro del vehículo con la calefacción puesta y renovando el aire cada cierto tiempo. Es muy importante evitar quedarse dormido y comprobar que la salida del tubo de escape está libre, para evitar que el humo penetre en el habitáculo.
Ante la posibilidad de vientos fuertes, la Dirección General de Protección Civil y el Servicio de Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria recomienda cerrar y asegurar puertas, ventanas o toldos; retirar macetas y todos aquellos objetos que puedan caer a la calle; alejarse de cornisas, muros o árboles, no acercarse a edificaciones en construcción o en mal estado, y extremar las precauciones en la carretera, fundamentalmente en las salidas de los túneles y pasos de viaductos.
Asimismo, se pide a la ciudadanía no realizar actividades acuáticas; comprobar los pronósticos meteorológicos y las prohibiciones decretadas por las autoridades; revisar los amarres de las embarcaciones, y llamar al 112 ante cualquier situación de emergencia.
Con las manos en el volante
Los ojos son los primeros en descubrir un peligro. Los tuyos, por supuesto, pero también los del coche. Damos por seguro que todo el que necesita gafas las usa cuando inicia el viaje y que ya nadie es tan imbécil como para conducir bajo el efecto de sustancias que reduzcan los reflejos o falseen la percepción de la realidad. Así que nos centraremos en los ojos del coche. Es decir, las lunas limpias y los faros en perfecto estado. El parabrisas, los espejos y las ventanas -también tienes que ver lo que hay a tu izquierda y derecha- tienen que estar limpios y sin objetos que impidan la visión. Olvídate de seguir con la bufanda o la gorra dentro del automóvil. Da igual el frío que haga.
Puede parecer que el tacto no tiene influencia a los mandos de un vehículo, pero es casi tan determinante como la vista. Sentir el contacto del automóvil con el suelo es básico para mejorar la seguridad. Fundamentalmente se siente en dos lugares: en los pedales, con los pies, y en las manos, a través de la vibración del volante. Todo comportamiento extraño es una amenaza a la marcha y si las piezas tiemblan es que algo no va bien mecánicamente. El volante nos dice si las ruedas están mal calibradas o si hay alguna holgura en la dirección. El pedal del acelerador puede mostrar los síntomas de problemas de potencia en el motor. De los frenos no hablamos. Es obvio cuando no funcionan. Al mínimo susto, pasa por el taller.
El volante son tus manos
Puede parecer que el tacto no tiene influencia a los mandos de un vehículo, pero es casi tan determinante como la vista. Sentir el contacto del automóvil con el suelo es básico para mejorar la seguridad. Fundamentalmente se siente en dos lugares: en los pedales, con los pies, y en las manos, a través de la vibración del volante. Todo comportamiento extraño es una amenaza a la marcha y si las piezas tiemblan es que algo no va bien mecánicamente. El volante nos dice si las ruedas están mal calibradas o si hay alguna holgura en la dirección. El pedal del acelerador puede mostrar los síntomas de problemas de potencia en el motor. De los frenos no hablamos. Es obvio cuando no funcionan. Al mínimo susto, pasa por el taller.
Cuidado con la música
Lo ideal sería que los coches fueran absolutamente silenciosos. Es una quimera y cuando se han acercado a conseguirlo (en Japón, gracias a los vehículos eléctricos) ha generado terror por ser atropellado, al no darse cuenta los peatones de que llegaba un susurro sobre ruedas. Que atronen, por contra, es insoportable, pero da pistas muy valiosas al conductor de que algo no va bien. Un cambio en el firme de la vía se detecta porque varía el roce de los neumáticos. Una cercana avería se delata por ruidos no habituales, piezas metálicas que se tocan y friccionan... El mal estado de los amortiguadores y los frenos también chirría.
La importancia de ir cómodo
Según la DGT, basándose en un estudio que sufragaron las empresas BP, Castrol y el RACE, el estrés aumenta un 28% el riesgo de sufrir un accidente. Por otro lado, la nariz es la primera que detectará un mal funcionamiento de la calefacción y del aire acondicionado. Antes de acabarse la carga del refrigerante, huele. Y si en las toberas hay suciedad o algún elemento extraño, al poner la calefacción notaremos la chamusquina .
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