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El acusado de apropiarse de más de 24.000 euros de su madre de 91 años ha asegurado este lunes que ella le dijo que se trataba de un regalo, y ha añadido que fueron juntos a retirarlos al banco, y le dio permiso para ... hacer lo que quisiera con el dinero.
«Yo no le obligué a que me diera ese dinero», ha señalado durante el juicio en la Audiencia de Cantabria el acusado, que se enfrenta a cinco años de cárcel por apropiarse de los ahorros de su madre, ya fallecida, que se gastó en más o menos un mes.
Ha declarado que en 2017 se llevó a su madre de la residencia de San Cipriano a Zaragoza a petición de ella porque no estaba a gusto allí, pues le dijo que si estaba más tiempo en ese lugar se iba «a tirar por el balcón». Según su versión, una vez en Zaragoza le pidió que le acompañara al banco porque le iba «a regalar una cosa» y allí puso como disponente de su cuenta de ahorros a su hijo, quien en un mes sacó más de 24.374 euros, dejando solamente 58 en la libreta, informa EFE.
El acusado, que según el Ministerio Fiscal adquirió una furgoneta de segunda mano, relojes y ropa nueva, ha asegurado que en ese momento tenía problemas económicos.
«Debía cinco meses de la casa, si no me iba a la calle, y dos o tres de luz y tengo una hija con un tumor maligno en la cabeza», ha afirmado, al tiempo que ha dicho que a su madre le compró ropa y zapatos y que ella «quería comer todos los días en los mejores» restaurantes.
Ha relatado que al cabo de un mes, la madre le pidió que le llevara de vuelta a Santander porque tenía muchos nervios y que tras avisar a una cuñada de ella, la dejó en su domicilio, cuyas condiciones de habitabilidad se han puesto en entredicho durante el juicio.
En la vista se ha dado lectura además a la declaración de la mujer de 91 años cuando interpuso la denuncia y en la que afirmó que se empezó «a mosquear» porque la familia se compraba ropa nueva y se marchaba de viaje dejándola sola. En esa declaración denunció además que firmó un papel para que su hijo, al que acusó también de pegarla, sacase dinero para comprar comida pero no sabia lo que se sacaba.
El nieto, tutor de la mujer mientras vivía y beneficiario único de su herencia, que tras haberle denunciado ha declarado además como testigo, ha recordado que su abuela siempre había tenido un mal estado de salud, aunque estaba «bien de cabeza». «En el centro la ingresé yo porque ella ya no se valía», ha indicado.
Cuando se enteró de que su abuela había vuelto a casa tras estar con su hijo, ha dicho que lo primero que hizo al ir a visitarla fue mirar la cartilla porque estaba convencido de que su tío, al que así se lo había hecho saber, quería quitarle el dinero. «En veinte o treinta años no se había preocupado de ella para nada», ha afeado.
Durante el juicio también ha declarado el director de la Residencia San Cipriano, Hipólito Gutiérrez, quien ha asegurado que la mujer de 91 años «no podía gobernarse por sí misma en su domicilio» y no era consciente de lo que firmaba. «Podía firmar la muerte de Manolete», ha subrayado, mientras que la defensa le ha contestado que cuatro meses antes de que sucedieran los hechos ella había firmado su testamento.
El trabajador social que se encargaba de atenderla ha señalado que el domicilio de la mujer, que no tenía más propiedades a su nombre y sólo tenía 1.700 euros más en otra cuenta, necesitaba reparaciones porque no reunía las condiciones necesarias para habitarla.
Según la doctora encargada de un informe de incapacidad que se le hizo a la mujer, ésta no tenía un grado de discapacidad tan alto como para no saber lo que hacía, aunque ha añadido que sí tenía un deterioro incipiente y que su condición de analfabeta le hacía «más vulnerable».
El fiscal considera probado que los hechos constituyen un delito continuado de apropiación indebida, por lo que insiste en una condena de cinco años de prisión y multa de 4.500 euros. Además, considera que el acusado debe indemnizar con 24.374 euros, la cantidad sustraída, en este caso al beneficiario de la herencia: su nieto.
«Todos los testigos han referido que ese hijo no tenía ninguna relación con la señora Francisca. Hacía un montón de años que ni siquiera iba a visitarla», ha subrayado, por lo que cree que resulta «absurdo» que le pudiera regalar sus ahorros.
Por su parte, la defensa ha pedido «deslindar los hechos morales o inmorales de los delictivos», y ha afirmado que cuando hay una autorización firmada, teniendo la mujer capacidad para firmarla, no puede haber apropiación indebida
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