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Dos ceses y dos dimisiones después todavía hay quien se pregunta de dónde partió el error que provocó el retraso de los 21 trenes que tenían que haber llegado a Cantabria. Y en Renfe y Adif, las dos empresas públicas donde estaban centradas todas ... las miradas, se han mirado de reojo cada vez que se les ha cuestionado por el origen del fiasco. Lo que está claro es que ambas dependen del Ministerio de Transportes y que han tenido un papel crucial en este escándalo.
En la primera nota de prensa que enviaron de forma conjunta para dar explicaciones sobre lo ocurrido –junto con la Agencia de Seguridad Ferroviaria y la empresa adjudicataria del contrato CAF– señalaban directamente a Adif, al afirmar que el pliego que publicó Renfe en enero de 2019 se hizo de acuerdo con los gálibos publicados en la Declaración sobre la Red de Adif . Y es la única mención que se hace sobre posibles responsabilidades.
Sin embargo, en las tres semanas que han pasado desde que el fiasco saltase de las páginas de El Diario Montañés a todos los medios de comunicación nacionales, se han sucedido una serie de informes técnicos y llamadas que apuntaban siempre en la dirección contraria a la fuente consultada. Así, también se abrió la posibilidad de que Renfe no interpretará de forma adecuada los gálibos publicados en la Declaración sobre la Red al no tener en cuenta que son los que se aplican en obras nuevas y no para el antiguo trazado ferroviario de la Red de Cercanías de Ancho Métrico. Lo que está claro es que la que advirtió del error fue la empresa adjudicataria en marzo de 2021.
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