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No es nada habitual que una tormenta tropical cruce el océano Atlántico y mucho menos que llegue a amenazar el oeste europeo; pero a inicios de semana el Centro Nacional de Huracanes de EE UU puso nombre al primer ciclón de 2022 con estas características ( ... Danielle) y avanzó que alcanzaría la categoría de huracán por superar vientos de 120 kilómetros por hora. También aseguró que existían posibilidades de que en su evolución llegaría a tocar tierra en el norte de España, pero a medida que han ido pasando los días, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha ido rebajando la probabilidad de que esto llegue a producirse.
«Actualmente, y tal y como está el modelo a diez días vista, hay una probabilidad muy baja de que el ciclón toque el norte del país, y mucho menos que lo haga con fuerza», asegura José Luis Arteche, delegado de la Agencia en Cantabria.
Lo lógico es que en su viaje el fenómeno climático ascienda por el Atlántico y vaya perdiendo fuerza, se vaya «disolviendo en la circulación general de la atmósfera, y termine por extinguirse del todo en algún lugar al oeste de Irlanda», matiza Arteche.
El ciclón descargará todo su poder destructivo en el océano, donde no hay posibilidad de daño humano. «Este tipo de casos, que se dan de forma anecdótica, pero se dan, no suelen ser noticia precisamente porque no alcanzan poblaciones; pero el pasado año recuerdo que hubo otro similar que se decía que podía llegar a Galicia y que tampoco alcanzó finalmente España».
En la anatomía de un ciclón tropical es clave la rotación de vientos con diferente temperatura y carga de humedad. Necesitan en la zona baja un mar con agua templada (superior a 26 grados). Son condiciones que cumplen los mares próximos al ecuador. En la superficie de estas aguas se forma una capa de aire cálido y húmedo que asciende y deja paso al aire frío, que desciende abruptamente para conformar un ciclo de convección que termina con la formación de grandes sistemas nubosos.
«Por estas características morfológicas lo normal es que se formen en la zona proclive a ello, que es el golfo de Guinea o Cabo Verde y que después giren al golfo de México para tocar tierra en EE UU, donde estamos acostumbrados a ver su poder devastador», cuenta Arteche.
En el caso de Danielle, su reforzamiento se ha visto producido por una velocidad mayor de lo prevista, gracias también a unas temperaturas más cálidas en el mar y aunque se haya formado mucho más al norte de lo habitual. «Se han dado todas las condiciones atmosféricas para que se produzca este evento. Y está siguiendo un itinerario muy similar al que en superficie está teniendo la corriente de agua del Atlántico, que este año es inusualmente cálida», señala el responsable de la Aemet.
Pero en el momento en el que el ciclón se adentre hacia las costas del oeste europeo irá perdiendo fuerza. «No es su ambiente natural y entonces perderá fuerza. Esto hace que al final no pueda mantener su fuerza y termine desapareciendo», concluye Arteche.
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