Aena comienza los estudios para acometer una ampliación del Seve a partir de 2027

Durante una larga intervención en la que entre otras muchas cosas defendió la actualización al alza de tasas portuarias por la realidad del mercado, pero también que seguirán siendo «más bajas de las que había en 2019», Lucena detalló su intención de acometer a partir de 2027 «los proyectos de expansión futura de Málaga, Alicante-Elche, Valencia, Ibiza, Menorca, Bilbao, Santander y Melilla». Al contrario de lo que ocurre en el aeropuerto vizcaíno, donde ya se lleva mucho tiempo hablando de esta posibilidad –incluso antes de la crisis económica de 2008 parecía que el comienzo de las obras era inminente–, la inclusión de Parayas en este paquete es una auténtica sorpresa.

La realidad demuestra que de las palabras y el papel a los hechos hay distancia y que incluso cuando se tiene la mejor de las intenciones pueden salir contratiempos que hagan descabalgar los proyectos, pero también es cierto que para que Aena acometa cualquier gran inversión, el primer paso es que aparezca reflejado en su Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), el plan estratégico plurianual donde se diseñan a medio plazo las inversiones. El DORA actual va de 2022 a 2026 y la vigencia del próximo arrancará en 2027. Ahí es donde tiene que aparecer, si la compañía pública no cambia de criterio hasta entonces, la ampliación de la terminal –no las pistas– del Seve Ballesteros de Santander. Por ese motivo, cualquier actuación arrancará, como pronto, a partir de ese año.

Hace un año, en la última entrevista en este periódico, el ya exdirector del Seve, Bienvenido Rico, afirmaba que en el actual periodo de trabajo no estaban previstas ampliaciones, aunque sí dejaba abierta la puerta a que se planteara para el próximo, como finalmente ha ocurrido.

Hasta entonces, hasta ese 2027, Aena no estará de brazos cruzados y, antes de dar todos los vistos buenos a la ampliación del Seve, realizará los estudios previos que confirmen la viabilidad de la obra. Solo en ese caso se pasará al siguiente episodio:la redacción de los proyectos constructivos. Desde la compañía pública –está participada en un 51% por el Estado– subrayan que durante el periodo de ejecución del DORA 2022-2026 –el actual– se irán realizando en el Seve Ballesteros «los trabajos de análisis previos a los proyectos». De hecho, ya se ha modificado ese DORA para dar cobertura legal a estos trabajos previos en los siete aeropuertos que citó Lucena y se ha enviado la documentación Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al ser Aena una mercantil cotizada en bolsa.

¿Qué se tendrá en cuenta en estos estudios y cómo se tomará la decisión? Básicamente dos cosas: la necesidad de crear nuevos espacios por el previsible crecimiento del número de viajeros y rutas y también la adaptación de las dependencias actuales a los actuales requisitos de seguridad.

«La nueva normativa de la Unión Europea en temas de seguridad y de control de fronteras hace necesario adaptar esos subsistemas a las nuevas necesidades», detalla la Aena en relación al futuro del aeropuerto de Parayas. De esta forma, se va a analizar «qué necesidades funcionales requiere la terminal y, aprovechando ese trabajo, se hará un análisis global, que se irá activando cuando sea necesario por normativa o por necesidades de nueva capacidad». Frente a la contundencia de Lucena, lo que hace la empresa pública es curarse en salud y rebajar un tanto las expectativas al señalar que lo único seguro es que se harán los estudios. En función de lo que digan, llegarán o no las obras.

Además, Aena garantiza que el actual aeropuerto tiene capacidad de sobra para dar servicio a la demanda actual. Como figura en el DORA 2022-2026, con las actuales instalaciones el aeropuerto cántabro tiene capacidad para acoger un máximo de 1,8 millones de pasajeros al año, una cifra que está aún lejos del récord de 1.242.089 personas de 2023. El Gobierno de Cantabria, con la pérdida de frecuencias que se ha producido este año, ya adelanta que a lo largo de este ejercicio será imposible alcanzar esos números y Aena añade también que «la capacidad actual garantiza la cobertura del tráfico en los próximos años».

Desde luego, la situación es mucho menos urgente que en Bilbao, donde el aeropuerto vasco ya está a solo 70.000 usuarios del teórico límite operativo, que es de siete millones de personas. En el caso cántabro, tendrían que ocurrir varias para que el aeropuerto también se acercara a ese máximo operativo de 1,8 millones de pasajeros. Primero, lograr una mejora de las frecuencias en la conexión con Madrid, que pasa porque los aviones que vuelan a la capital duerman de forma habitual en Santander. Y segundo –y esto sería muy relevante–, que la compañía Ryanair elija el Seve como una de sus nuevas bases en España, lo que permitiría aumentar el número de rutas que ya presta la empresa 'low cost' irlandesa. Todo sin perjuicio de la que hagan el resto de empresas que operan en Parayas (Iberia, Air Nostrum, Vueling, Volotea, Vinter y Wizzair).

Quizás con una reforma de la terminal podría recuperarse el uso de los pasarelas de acceso directo a los aviones para el embarque y desembarque de las que dispone el Seve Ballesteros. Estos 'fingers' llevan años fuera de servicio porque son incompatibles con la última reforma que se hizo del edificio. Félix de las Cuevas, diputado del PP en el Congreso, ha vuelto a preguntar por este asunto.

Según el Ministerio, «su puesta en funcionamiento interferiría en la operativa actual, que es la más adecuada para las compañías aéreas que operan en el aeropuerto». Transportes concluye que también «cabe destacar que no ha existido en el aeropuerto una demanda para el uso del servicio de pasarelas por parte de las compañías aéreas».

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