El aeropuerto cerró 2022 con el quinto mejor resultado de viajeros de su historia

«Datos positivos», resumen desde Aena, que destaca las recuperación del 93,8% del total anual del año 2019 (en el que se batió el récord) y que «afianza» la recuperación del tráfico en la infraestructura cántabra. Lo mejor, el número de operaciones (un 8,5% más que antes de la pandemia, lo que demuestra la variedad de la oferta de destinos para los cántabros), el «récord histórico» de viajeros que se logró en el mes de agosto o que entre mayo y octubre se mejoraron las cifras mensuales del año que se toma como referencia (2019). También es positivo el peso de los viajeros internacionales, claramente al alza. Hasta el punto que la cifra final (512.262 por las terminales del aeropuerto cántabro) es un 6,4% mejor que la del balance más exitoso.

Ahora bien, los datos de 2022 dejan también algunos avisos. Entre lo negativo –y que lastró el año–, el arranque estuvo aún muy marcado por las restricciones y las oleadas de contagios. Pasó aquí y en todas partes. Imposible esquivarlo. Superada esa etapa, la amplia programación de destinos del Seve permitió mejorar las cifras de 2019 entre mayo y octubre. Una recuperación espectacular y un gran verano, pese a la inestabilidad por las huelgas en toda Europa.

Sin embargo –y aquí viene el primer aviso–, noviembre y especialmente diciembre se quedaron por debajo de los mejores datos prepandemia. Y todo, en una situación de plena normalidad. El último mes de 2022 se cerró con 77.705 pasajeros, un 11,4% menos que diciembre de 2019. Un trecho. A diferencia de los viajeros en rutas con el extranjero, el tráfico nacional acabó registrando 587.262 pasajeros, lo que supone una caída del 15%. Eso sí es peligroso.

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e. martínez

Porque ahí pesan los problemas de los primeros meses, pero también una oferta peor que la que había antes de la pandemia con Barcelona y, muy especialmente, con Madrid. La oferta de conexiones con la capital estuvo hasta noviembre muy por debajo de la que había antes de la pandemia. Sin avión que pernocte en el aeropuerto y sin vuelo a primera hora que propiciara un viaje práctico de ida y vuelta en el día o que facilitara tomar un enlace en el aeropuerto madrileño. En noviembre eso ha mejorado (tres días a la semana sí que hay ese vuelo), pero las opciones siguen siendo mucho más reducidas que las que había en 2019. Es, de largo, el mayor lastre para el tráfico de pasajeros del Seve.

Y todo, mientras se espera la resolución del contrato de promoción de las rutas internacionales, por primera vez de carácter público. Ya debería estar resuelto hace semanas, pero aún no se sabe nada.