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«Sin ayudas no resistimos». El mensaje de las agencias de viajes es tan claro como rotundo. Después de tres meses cerrados, la lluvia de ... cancelaciones con la llegada de la crisis sanitaria y hacer frente a las devoluciones a los clientes han hecho que la situación sea «muy delicada», resume Asunción Díaz, directora de Viajes Altamira. Tanto es así que si no reciben con urgencia un revulsivo económico, «no aguantaremos» el batacazo que ha supuesto la pandemia provocada por el coronavirus para este sector que comparte la sensación de estar olvidado.
Sin turismo no hay movimiento. Las reservas han sido más bien una anécdota este año y actualmente, con las limitaciones a la movilidad, ni existen. Sólo se mantienen en activo los viajes de empresas que requieren presencialidad y las consultas de gente que necesita volver a su país. Poco más. No obstante, el golpe no llega ahora, el problema es que «no hemos trabajado nada desde marzo», explica Díaz. Cuando arrancó la pandemia el trabajo se centró en «traer a la gente que estaba de vacaciones» y despedirse de los viajes que ya estaban reservados. En Semana Santa tocó devolver los anticipos que los clientes habían hecho.
En este punto surge otro conflicto que empeora la situación, y es que hay adelantos que en su momento se hicieron a compañías aéreas y otras empresas y «que aún no nos los han devuelto», añade la directora de Viajes Altamira. En julio y agosto sí hubo tiempo de gestionar alguna salida, pero nada reseñable, ni mucho menos suficiente, para equilibrar con la balanza de «gastos». Otro punto clave. «Con ingreso cero, cualquier importe supone un gasto puro y duro» que sale directamente del bolsillo del autónomo y, por ende, del ahorro de cada empresa.
Eduardo García - Presidente de la Asociación de Agencias de Viaje
Asunción Díaz - Viajes Altamira
Laura Santamaría -Nautalia
Eduardo García, de la agencia Sanander y presidente de la Asociación de Agencias de Viaje y Operadores Turísticos de Cantabria (además de vicepresidente de la Confederación Española) recuerda que, en estos meses, el sector ha seguido soportando pagos como la Seguridad Social de los empleados y que ha mermado el colchón económico de las empresas. «Pedimos que los ERTE no impliquen en el sector ningún gasto de Seguridad Social, que los autónomos reciban una prestación lógica, que nos reduzcan los alquileres...». Un paquete de medidas con un objetivo claro: ayudar a las agencias a aguantar el bache hasta que la situación vuelva a reflotar. Pero son ayudas que hacen falta «ya».
Aunque si uno se da un paseo por la ciudad puede ver oficinas abiertas, lo cierto es que «el 95% seguimos cerradas», continúa el director de Sanander. Hay dos puntos importantes: «No sólo no tenemos clientes que quieran viajar, es que además no pueden hacerlo». Y esos problemas se reflejan directamente en la imagen de las sedes de las agencias. En la mayoría no está la plantilla al completo y apenas reciben la visita de clientes. García insiste en que hay «proveedores que no han devuelto todavía el dinero que se les adelantó».
«Aguantamos como podemos», reconoce Laura Santamaría de la oficina de Nautalia, ubicada en la calle Cádiz, en Santander. Con los números delante la situación «no se puede sostener» mucho más tiempo. Sobre todo porque «no hemos podido trabajar» en casi todo el año. Y el panorama en estos meses que le quedan al año no parece que vaya a mejorar. La sensación es que, en vez de ir hacia delante, «hemos ido para atrás» porque no se han podido gestionar viajes y todo han sido devoluciones y cancelaciones.
¿Hay reservas? Alguna. «Pero como está todo en el aire», la gente no se lanza. «Estamos siempre pendientes de las medidas», explica Santamaría. Aún así, la sensación es que hay ganas de moverse. «Los clientes nos dicen que en cuanto puedan, viajarán». Así que el objetivo ahora es «aguantar el tirón», resume. Ocurre que, con tanta incertidumbre, la gente «espera a que se acerque la fecha para reservar», explica Paula López, de la oficina de Halcón Viajes de Santander. El ánimo y las ganas no faltan, lo que frena los viajes son «las restricciones y el no saber si podrás o no salir», añade. Y, además, ante una crisis, «lo primero que reducimos es el ocio», opina López.
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