Un agosto sin extranjeros

Para Antonio Fernández la relación es directa: «Al haber menos eventos hay menos gente también». Sin embargo, asegura que la actividad es más sostenida a lo largo de los días ya que «casi todas las semanas viene el mismo número de clientes y no hay aumentos o descensos exagerados». Para él es bueno ya que están preparados para atender a todos. «Si vienen más podemos servirles, pero si vinieran el doble, como ocurría otros años en determinados días de la Semana Grande, tendríamos problemas», añade.

En la calle, el primer lunes de agosto se vivió con la normalidad asumida: mascarillas y distancia. Las zonas turísticas mostraron el mismo flujo que en julio, algo escaso. Un ambiente descafeinado que algunos paseantes alivian con un helado en la mano. Los turistas siguen visitando los lugares emblemáticos, pero en grupos reducidos. Un ejemplo son los 'free tour' -recorridos turísticos gratuitos por la ciudad-, que han reducido los grupos a un máximo de 25 personas como medida preventiva.

Mientras tanto, este lunes, las playas volvieron a ser el primer plan tanto para los locales como para los visitantes. Es una de las pocas actividades públicas que no obligan a utilizar mascarilla. En Santander, ahora que hay datos oficiales de ocupación, se sabe que los arenales estuvieron llenos o próximos al lleno durante toda la jornada. Todos superaron el 70 por ciento de ocupación hasta bien entrada la tarde y varias tuvieron que cerrar: La Primera, La Concha, El Camello, La Segunda y Bikinis. El calor, el Cantábrico y el cielo despejado sí son los de cada año.

A la par, las terrazas de los bares aprovechan la nueva normalidad para hacer su agosto. «El contacto afuera se reduce al mínimo y prefieren antes estar al aire libre que dentro», afirma Antonio Fernández como los puntos fuertes del 'terraceo', el evento social del verano. «No es tan habitual que tanta gente pida mesa en la calle. Hay más tráfico en la terraza que ningún año», manifiesta el dueño del Rampalay. «El volumen de negocio es algo menor que otros años, pero es la terraza la que hace que apenas lo notemos», añade.

Para Los Reginas es diferente: «Aunque tenemos garantizadas todas las medidas sanitarias, hemos notado que hay menos gente que en otros años», cuenta Rafael Bedia, su gerente. «En general, este verano llevamos a menos personas, también menos gente de aquí. Hemos bajado la actividad aunque salen los mismos barcos. En julio sólo hemos llenado los barcos tres días», afirma. Además, añade que «si acompaña el tiempo en agosto podemos tener un buen mes comparado con julio, ya que suele ser en el que mas actividad tenemos».

Este verano, los días laborables no son muy diferentes de los festivos. En las terrazas, hay quienes cuentan que han ido de casa rural, otros que han de comida y los más aventureros que han hecho una ruta. Un verano de proximidad. Visitando entornos conocidos y poco transitados para evitar contactos. Nada que ver con los habituales viajes al extranjero o los festivales de música que abarrotaban España durante los últimos veranos. Ahora, quienes llegan son viejos conocidos que apuestan por lo seguro.

Los extranjeros no eligen viajar a Cantabria. En la calle apenas se escuchan otras lenguas. Y los comerciantes lo echan de menos: «Hay pocos, muy pocos extranjeros este año», dice Rafael Bedia. Su ausencia afecta a todo tipo de comercios: «Este año el 90% de los clientes son nacionales», asegura Mercedes García, de la tienda de suvenires Coppen. «Hay algún turista europeo, pero pocos, y ninguno de Latinoamérica, que para nosotros era una clientela importante» añade. Por ello, comenta que «se nota la caída de los ingresos y simplemente intentamos salvar el año». La reducción de los vuelos internacionales y la imposición de cuarentena por el Gobierno británico, para los que vuelven de Cantabria en ferri, han limitado la llegada de turistas foráneos.

Aún así se puede encontrar por Santander caras singulares como la del violinista ruso Yuri Managadze. Él ha cambiado Sevilla, donde vive y trabaja, por Santander porque «en Cantabria se está más tranquilo ya que no hay tantas aglomeraciones como en Andalucía». Pero no es nuevo en la región: «Desde que la conocí en 1990 vengo todos los años. Santander me parece una ciudad maravillosa para vivir». Aun así, prefiere refugiarse estos días en Ontaneda, de la que señala lo diferente que es respecto a Sevilla.

Los turistas españoles sí vuelven a Cantabria en una medida similar a otros años. «Nosotros hemos venido porque sabíamos que la situación estaba tranquila aquí y eso nos da seguridad», responde Miguel Ángel López, que llegó el sábado a Cantabria desde Alcalá de Henares (Madrid) acompañado de su esposa y dos hijos. «El clima es estupendo y no hay aglomeraciones. Es justo lo que necesitábamos para huir del calor de Madrid», asegura. Él, en esta época de incertidumbre, le da valor a conocer previamente su destino. Las playas, la naturaleza y el clima serán los atractivos de Cantabria en agosto mientras los grandes eventos esperan a 2021.