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Acabará bautizada como la 'planta del coronavirus', aunque hasta ahora sólo ha alojado a cuatro pacientes, de los cuales quedan ingresados dos. Es la séptima de la Torre D de Valdecilla (la más próxima a la Escuela de Enfermería). Allí se encuentran las seis habitaciones de aislamiento del Servicio de Enfermedades Infecciosas, que disponen de esclusas (salas anexas para que el personal se ponga el traje de protección antes de acceder y se lo quite al salir) y presión negativa, que contiene los contaminantes transmitidos por aire. Medidas que, en el caso del Covid-19, no se consideran imprescindibles. De ahí que las otras seis habitaciones reservadas, en previsión de que la demanda de ingresos aumente, no compartan estas características. Estas se ubican en el pasillo paralelo a las aisladas.
Ambos se reparten en la zona sur de la planta 7D, idéntica en dimensiones y estructura que cualquier otra de las Tres Torres, enlazadas todas ellas en cada piso por un largo pasillo central, en el que se ubican los mostradores del control de enfermería. Hasta la fecha, la otra mitad de la séptima (el ala norte, que dispone de otras doce habitaciones) está dedicada a los pacientes de Neumología, pero la Dirección ya ha avanzado que, en caso de necesidad, serán reubicados en la Torre C, de tal forma que toda la planta se destine íntegramente al abordaje del coronavirus.
Mientras tanto, la dinámica de trabajo que se ha establecido es que la zona de Enfermedades Infecciosas disponga de personal exclusivo y especializado en el cuidado de este tipo de pacientes. Tres enfermeras y una auxiliar por turno, que se ajusta en función de la demanda. Ya hay organizado un equipo de refuerzo que se incorporaría de forma automática en el que caso de que hubiera un pico de ingresos.
Hasta la fecha, los pacientes hospitalizados por el Covid-19 han sido de carácter leve, por lo que el acceso del personal a la habitación se limita a las veces que hay que tomar la temperatura y controlar las constantes vitales (suelen ser dos por turno). A través del sistema de intercomunicación se garantiza el contacto permanente con los enfermos, que al estar aislados por infección tienen prohibidas las visitas personales. Los profesionales que les atienden han sido entrenados para afrontar este tipo de situación, bajo la máxima de que «un personal informado es un profesional seguro». Y a mayor seguridad, menos tensión, lo que favorece el clima laboral. Siempre deben acceder a las habitaciones con el equipo que establece el protocolo: bata resistente a líquidos, guantes, mascarilla y protección ocular antisalpicaduras. Incluso se han adoptado medidas de prevención añadidas, que no se recogen en el protocolo, como facilitar a los pacientes vajilla desechable en las comidas.
Y de la misma forma que los sanitarios tienen que extremar las precauciones ante una enfermedad infecciosa, el personal del servicio de limpieza hace lo propio, ataviados en sus tareas también con los trajes de protección.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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