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Salvo en que es un tema complicado, los afectados por la superpoblación del jabalí y su presencia en núcleos costeros de Cantabria no coinciden prácticamente en nada. Mientras que los alcaldes reciben con optimismo la decisión de la Consejería de Desarrollo Rural de autorizar ... batidas extraordinarias en aquellos puntos donde el jabalí esté ocasionando problemas de seguridad, los conservacionistas abogan por estudiar la peligrosidad de cada caso concreto y priorizan fomentar la coexistencia. Paralelamente, los cazadores piden que se concrete dónde -si dentro o fuera de los cotos- y, especialmente, quién va a ejecutar dichas extracciones y en caso de que sean los agentes del Medio Natural, reclaman que se cuente con ellos. «Las batidas se realizan con perros y los controles poblacionales o recechos consisten en aguardar al animal y abatirlo», aclara el presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, Carlos Sánchez. A este respecto, el consejero, Pablo Palencia, aclaró ayer que en los pueblos costeros que requieren de un tratamiento especial por la superpoblación del jabalí, el Ejecutivo autorizará, en caso de que proceda, batidas extraordinarias fuera de las zonas de seguridad.
Sucede en Ribamontán al Mar, Arnuero o Noja -por este último municipio circulan vídeos de un jabalí en pleno día junto a un parque infantil-, cuyos regidores llevan tiempo reclamando una solución. En Arnuero, han estado «los últimos seis años solicitando batidas fuera de los cotos de caza del parque natural de las Marismas de Santoña», explica la concejala del área, Eva Pérez. Los cerdos salvajes destrozan los cultivos y el parque protegido. Aunque el Ejecutivo ha ido concediendo estos permisos, los cazadores y los agentes no siempre han logrado llegar a un acuerdo para actuar. «Dicen que nos dejan abatir jabalíes pero luego no lo cumplen», afirmaba ayer indignado José Dumars, presidente del coto de caza de Arnuero. A priori, a José le parece «mal» la autorización de estas batidas extraordinarias, «porque no cuentan con nosotros para nada». Es precisamente en este aspecto donde incide el presidente de la Federación Cántabra de Caza, Ignacio Valle. «Entendemos que se tome esta medida en zonas urbanas o periurbanas, pero espero que tengan la sensibilidad de consultarnos», alega.
Para el presidente de la Fundación «primero habría que valorar la peligrosidad y fomentar la coexistencia, no la erradicación». Sánchez también aboga por ampliar el perímetro «de las zonas de seguridad». La alcaldesa de Noja, Mireia Maza, dijo ayer que el jabalí «comienza a ser un peligro para los ciudadanos».
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