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Lo que ocurre durante el mes de julio, en términos hosteleros, es un indicativo fiable de lo que ocurrirá el resto del verano. Si las cifras de ocupación son altas, agosto será mejor. Y los hosteleros cántabros están de suerte este año. Muchos coinciden ... en que las cifras son un calco de las del 2018, que rondaron el 85% de habitaciones ocupadas. De cara al mes que empieza, las reservas hacen indicar que el porcentaje se superará sin problema. Un número muy alto al que, además, tendrán que sumarse aquellos viajeros indecisos que esperarán al último momento para elegir el destino para sus vacaciones. Aunque las dos primeras semanas ya hay muchas habitaciones reservadas con bastante antelación, las dos últimas suelen ser más imprevisibles, ya que muchos turistas están pendientes del pronóstico del tiempo y confiarán en él para decidirse por el lugar al que finalmente viajarán.
Muchos hosteleros coinciden en que las condiciones meteorológicas apenas influyen en las reservas de alojamientos. Prueba de ello es que en julio del año pasado llovió 27 días y las cifras fueron similares a las de este mes, en el que apenas ha habido precipitaciones. Incluso, este año los visitantes han estado ligeramente por debajo de los de 2018. «Venimos de muchos años en los que las cifras de visitantes están subiendo con fuerza y es lógico que empiecen a frenarse. Hay límites, no puede estar en crecimiento siempre», expone el presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, Ángel Cuevas, que, aún así, asegura que los números son prácticamente los mismos que hace un año.
90
es el porcentaje de ocupación del que han disfrutado muchos hoteles de la región este mes.
«Casi idénticos». El director del Hotel Bahía, Sergio Peón, suscribe las palabras de Cuevas. Asegura que la ocupación en el céntrico hotel que dirige en Santander no dista ni lo más mínimo de la que se registró hace un año y se mantiene en el 90%. «Para estos últimos días (dijo el pasado lunes) puede que baje un poco, al 82%, es un momento de salidas y llegadas». Considera que el tiempo no afecta en absoluto al número de visitantes. «El año pasado la gente vino buscando el fresco, en el resto de España hacía mucho calor. No es un impedimento que haga malo. Este año ha habido temperaturas más altas aquí, pero siguen siendo más agradables que los valores extremos que se alcanzan en otros puntos del país». Pero estos números positivos serán superados en agosto. «Hasta el día 17 tenemos la mayoría de habitaciones ocupadas». La última parte del mes, indica Peón, depende más de las reservas de última hora, aunque tiene confianza en que, en números globales, será un buen verano.
Una visión que comparte, en muchos puntos, el director del Hotel Sardinero, Pedro Molleda. «En julio, hemos estado al 85% de ocupación». En su caso, sí considera que el sol y las altas temperaturas han jugado a su favor. «También la UIMP ha tenido muchas actividades que han atraído a visitantes». Una situación que se alargará durante las primeras semanas de agosto. «La última semana del mes que empieza ya es más imprevisible y la gente tiene muy en cuenta las condiciones meteorológicas para las reservas de última hora».
27
días de lluvia hubo en julio de 2018, que apenas resintió el turismo porque «buscan el fresco».
Los Paradores de Cantabria -ubicados en Limpias, Santillana del Mar y Fuente Dé- también han estado hasta arriba durante todo el mes. «Ha sido un julio muy bueno, del estilo al año pasado. Han sido varios años de crecimiento y 2018 fue excelente, pero este no se queda atrás», comenta el director comercial de los Paradores de la región, José Carlos Campos. Considera que, «en determinados meses del año, como julio y agosto», los turistas visitan el norte sin importar las temperaturas ni la amenaza de lluvia que marque el pronóstico del tiempo. «Las precipitaciones pueden afectar a los bares y restaurantes, pero no a los alojamientos». También apunta que los últimos días del mes de julio ha habido mucho trabajo. «Los finales de julio son mucho más prósperos que los de agosto porque todavía es pleno verano y hay más gente que continúa de vacaciones». Sitúa la ocupación de los últimos 31 días en torno al 85%.
En cuanto al concepto de 'ocupación hotelera', Cuevas hace un apunte y prefiere hablar en términos de 'rendimientos económicos', ya que lo considera una expresión más fiel. «El porcentaje de ocupación es más subjetivo porque depende del precio por habitación. Podríamos tener llenos todos los hoteles de Cantabria si bajásemos los importes, pero diríamos que estamos al 100% sin que eso fuera un buen indicativo».
Mientras los hoteles mantienen unas cifras similares a las de años anteriores, incluso ligeramente por debajo, el turismo rural está en alza y goza de una salud óptima. «La ocupación de julio, aunque no tengo cifras numéricas hasta el final del verano, ha sido más alta que la del año pasado», narra el presidente de la Asociación de Turismo Rural, Jesús Blanco. Ha sido especialmente alta durante la primera quincena, algo «inusual» porque son unas fechas en las que no suele haber tantas personas de vacaciones como más adelante, cuando el verano está más avanzado.
En su caso, asegura que el sol es un gran aliado porque los turistas realizan muchos planes al aire libre, donde las condiciones meteorológicas son determinantes. Los fines de semana son el momento estrella de los alojamientos rurales, también los dos días que lo preceden. «Los lunes y los martes suelen ser más flojos». Al revés que en la ciudad, Blanco recuerda el 2018 «como un mal año en el que las copiosas lluvias no ayudaron nada y provocaron muchas cancelaciones».
Lo relaciona con que la mayor parte de los visitantes dan por hecho que hay muchas más actividades independientes de las condiciones meteorológicas en las urbes más grandes que en las pequeñas localidades y desconocen qué pueden hacer si no luce el sol en el entorno rural. «Algunos profesionales dedicados a la ganadería y a la agricultura realizan cada vez más actividades turísticas en sus granjas y fincas, pero está poco publicitado». Por eso, afirma, «las nubes nos condicionan tanto» y pone como ejemplo el pasado sábado. «Dieron mal tiempo y hubo bastantes anulaciones en los alojamientos rurales». Del final de julio y el inicio de agosto considera que «hay una pausa normal que se da todos los años» y que coincide con que muchos visitantes se van porque se les terminan las vacaciones y aún faltan varios días para que lleguen aquellos que están a punto de cogerlas. Las reservas para el mes que entra son «las normales, como siempre», asegura Blanco.
Las instalaciones de Cantur se encuentran entre los principales atractivos turísticos de la región, pero están muy condicionados por las condiciones meteorológicas. Un factor que muchos veranos les beneficia y otros tantos se pone en su contra. Este julio han estado de suerte, especialmente, dos de sus atracciones estrella: el parque de Cabárceno y Fuente Dé. Algo de lo que no podían presumir en 2018.
Fuentes de la empresa pública exponen que los visitantes de Cabárceno durante el mes de julio (hasta el día 28) ascienden a 76.544 personas. El año pasado, hasta el mismo día, alcanzaban los 73.781. El teleférico de Fuente Dé sigue la misma estela. Este julio, ha recibido 37.344 turistas. El año pasado, 34.678. «Hay un incremento en ambas instalaciones, lo que se considera positivo dado que venimos de veranos de récords y el número de visitantes sigue creciendo».
Cabe recordar que los 27 días de lluvia de julio del año pasado hicieron que el director de Cantur, Javier Carrión, calificase los datos de «desastrosos». Junto a unas temperaturas que recordaban más a la primavera que al verano, el turismo en estas atracciones registró cifras bastante inferiores a las de años anteriores. Especialmente a las de 2017, el año de récord que la empresa pública no ha podido, de momento, superar.
La Cueva de El Soplao, sin embargo, no ha podido superar las cifras del julio pasado justamente por lo mismo que Cabárceno y Fuente Dé sí se han visto beneficiadas. En su caso, el buen tiempo le ha jugado una mala pasada. Si en julio de 2018 la cueva recibió 35.204 turistas, este año, hasta el día 28, se ha quedado en 32.758. «Hay un ligero descenso debido a que ha habido muchos días de buen tiempo y la gente ha optado por ir a la playa y realizar actividades al aire libre», exponen fuentes de la empresa pública.
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