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La construcción de la línea ferroviaria de Alta Velocidad entre Palencia y Reinosa (parte del gran proyecto para rebajar a tres horas el tiempo de desplazamiento en tren entre Santander y Madrid) va con cuentagotas, pero va. El Boletín Oficial del Estado acaba de registrar ... un paso más adelante con la publicación del estudio de impacto ambiental para el tramo Nogales de Pisuerga-Reinosa con el cual el Ministerio para la Transición Ecológica respalda el proyecto de Transportes y Movilidad para los 44,4 kilómetros que separan Alar del Rey (Nogales de Pisuerga está junto a Alar) de la capital de Campoo. La resolución advierte de que todavía hay que ahondar en cuestiones medioambientales, incluye el aviso de la Confederación Hidrográfica del Duero de que habrá daños «irreversibles» sobre algunas aguas subterráneas y avisa sobre toda la fauna, incluido el oso pardo, para el que se exige la construcción de pasos entre zonas.
En la actualidad, en los 122 kilómetros que dista Palencia de Reinosa hay dos trayectos que ya están en construcción. En otros tres se sigue avanzando con los trámites administrativos. Y restaba este último sobre el que ahora se emite informe ambiental favorable. El diputado regionalista por Cantabria en el Congreso, José María Mazón, se ha congratulado de la publicación porque «es fundamental» para que el plan no se detenga. Pero al tiempo ha señalado que queda mucho trabajo hasta que se licite la construcción. «Entre dos y tres años antes de que empiece la obra», si bien al regionalista, que está muy encima de los ministerios para que cumplan los plazos negociados, le satisface la declaración.
La Administración ha dividido la distancia entre Nogales del Pisuerga y Reinosa en tres trechos. De un lado analiza el recorrido entre Nogales (junto a Alar del Rey) y Mataporquera (de 25 kilómetros), que comprende el baipás de Aguilar -«con una estación remodelada que será objeto de otro proyecto»-, en donde las afecciones más importantes estarán sobre los acuíferos debido a la construcción de túneles, la Zona Especial de Conservación (ZEC) Las Tuerces y los Bienes de Interés Cultural de Monte Cildá y Cañón de la Horadada, así como en la proximidad a varios núcleos urbanos y los ríos Pisuerga y Camesa.
En este tramo se ha elegido la alternativa Este por considerarse que tiene menor impacto ambiental que las otras, tanto sobre la hidrología superficial (un cruce con el río Pisuerga y cuatro con el Camesa mediante viaductos) como en la subterránea. Esta opción requiere un menor número y longitud de túneles (en total, siete, el mayor de 1.930 m), como sobre la Red Natura 2000 por ser la que se aleja más del Paisaje Protegido y de Las Tuerces (790 m de su límite Oeste). Sin embargo, esta elección «conllevará mayores impactos sobre el patrimonio cultural, por lo que habrá que adoptar medidas adicionales de protección».
El entorno de Mataporquera (otros 10 kilómetros) es el centro del estudio informativo ya que había que valorar los núcleos de población y la ZEC del Camesa, así como varias explotaciones mineras. También se optó por la alternativa Este debido a que «evita atravesar el espacio protegido».
Finalmente, el tramo que enlaza Mataporquera con Reinosa (ocho kilómetros más) arranca en las proximidades del apeadero del Pozazal y se acaba en la conexión con la línea convencional. Los puntos de enlace estarán en el entorno de Matamorosa, antes del cruce con el río Híjar, previo a la estación de Reinosa, donde será necesario instalar un cambiador de ancho previo. En este caso se ha decidido la alternativa Oeste, manera de evitar la construcción de un túnel de 440 metros y afectar directamente al yacimiento arqueológico 'El Pedrón' en Campoo de Enmedio. El organismo considera que es la alternativa con menores riesgos hidrogeológicos y menor coste económico.
El estudio señala claramente que la intervención tendrá impactos «significativos» y que será fundamental tener en cuenta la ocupación del suelo y del subsuelo que se producirá con la construcción de túneles, que conllevará desmontes y terraplenes. Los principales impactos serán la alteración de la geomorfología natural, el incremento de la erosión, la potencial contaminación de suelos -sobre todo durante las obras- así como la afección al patrimonio geológico.
Desde el punto de vista de las consecuencias en el patrimonio cultural, en la zona Nogales-Mataporquera hay elementos inventariados «que resultarían afectados por la alternativa Este elegida, caso de Santa Marina/El Torrejón, Pierdesimiente, San Clemente, el yacimiento no inventariado de la Vía romana de Pisoraca-Julióbriga y los bienes de protección municipal de la Estación de ferrocarril de Camesa de Valdivia, así como las estructuras de Alpendres, en Aguilar de Campoo».
El informe señala que el promotor de la obra «plantea seguir con prospecciones arqueológicas intensivas durante la construcción a efectuar por arqueólogos profesionales». El Consejo Jacobeo, por su parte, ha confirmado la ausencia de impactos sobre el Camino de Santiago.
En lo que tiene que ver con los ríos, el trazado de la vía férrea afectará a la cuenca del Duero hasta Mataporquera y, el resto, a la cuenca hidrográfica del Ebro: se verán afectados los ríos Pisuerga, Camesa, Marlantes, Izarilla, Rubagón y los arroyos de Matavejal, de Fuente Mayor, de Quintanas, de la Hoya, del Molino, de los Huertos y de la Costana, sobre los que se establecerán dos tipos de vigilancia, ya que corren riesgo de contaminación de las aguas durante la construcción, pero también hay peligro de que se altere la hidrología y morfología de los cauces por modificación del drenaje. Además, se han valorado las aguas subterráneas, ya que se han contabilizado hasta 194 puntos como manantiales, fuentes, depósitos de agua, abrevaderos, pozos, balsas y humedales. El promotor considera que todas las afecciones se podrán corregir y minimizar ya que el estudio -en este epígrafe en concreto- sigue todavía en marcha.
No es tan optimista la Confederación Hidrográfica del Duero, que ha alertado de que habrá «impactos severos» sobre este tipo de aguas debido tanto a la «intercepción directa del acuífero como por las obras de impermeabilización de los túneles». Este Organismo adelanta que estos impactos no son «asumibles» porque serán «irreversibles» y requiere la adopción de medidas adicionales a las presentadas hasta ahora.
Resta por determinar la repercusión exacta que el proyecto tendrá sobre la fauna del lugar, ya que existe compromiso de profundizar en los estudios actuales, pero ya se hacen una serie de advertencias sobre la forma de encarar las posibles consecuencias. Por ejemplo, en cada tramo del trayecto se añadirán pasos de fauna adecuados para grandes mamíferos (ungulados, lobo y oso pardo), que posibiliten la expansión del oso hacia el Este y que su diseño deberá será previamente tratado por las administraciones de biodiversidad afectadas. Lo mismo se requerirá en el caso de los pequeños vertebrados terrestres.
Asímismo, el dictamen del Ministerio establece que los proyectos constructivos «incorporarán medidas de mitigación del impacto paisajístico y posterior restauración e integración, con su presupuesto». Por ejemplo, el entorno de los nuevos túneles se tendrá que «revegetar».
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