Secciones
Servicios
Destacamos
Es como si la verdad estuviera escondida en una cueva, pero no en una cueva cualquiera. Más allá del descubrimiento de una de las joyas rupestres más valiosas de la humanidad, la historia de las pinturas de Altamira es una lección de perseverancia por ... la defensa de la verdad que en algún momento decidió ocultarse a la vista de nuestros ojos.
Rescatadas de una oscuridad eterna por una niña, las pinturas de Altamira tenían tanta verdad en sus colores que cuando Marcelino Sanz de Sautuola presentó sus 'Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander' fue acusado de impostor. Muy pocos creyeron que los hombres y mujeres prehistóricos pudieran poseer un nivel artístico tan elevado. Incluso en el congreso internacional de Lisboa de 1880 se insinuó que se habían pintado ex profeso para el engaño. Y durante veinte años aquella verdad siguió camuflada hasta que en Francia surgieron otros grabados de la época y el principal crítico de la autenticidad, Émile Cartailhac, publicó su rectificación 'Mea culpa d'un sceptique'.
Tras el reconocimiento de su autenticidad y admirada por miles y miles de visitantes, la cueva siguió escondiendo otra verdad tan difícil de digerir como la mostrada por Sanz de Sautuola. Fue en este caso el fotógrafo santanderino Francisco Santamatilde, autor de importantes publicaciones sobre el patrimonio de Santander y de Santillana del Mar, quien alertó del grave deterioro que sufría la sala de los polícromos cuando comparó una fotografía suya de 1965 con otra de 1975 donde se observaba que los tonos de los bisontes y de la cierva habían perdido viveza e intensidad.
Fue otra verdad que nadie quería creer. La denuncia apenas tuvo repercusión hasta que los medios de comunicación despertaron el interés social del problema. En septiembre de 1977 las autoridades pusieron fin a las visitas para limitarlas a partir de 1982.
Sanz de Sautuola y Santamatilde conocieron las dificultades para que la verdad de Altamira se impusiera, acaso porque tan difícil como decir la verdad es intentar ocultarla, aunque repose siglos y siglos escondida en una cueva.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.