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La obtención de un puesto de trabajo es, de largo, la principal obsesión de los estudiantes tras finalizar sus estudios en la universidad. Si dan ... el paso a la educación superior es porque quieren terminar consiguiendo un empleo relacionado con su campo de estudio, con mejores condiciones y formar parte de esa mayoría de nuevos trabajadores que siempre figura en los estudios de empleabilidad. Los universitarios que se gradúan en Santander, Torrelavega y Comillas no son una excepción y, por fortuna, los informes de inserción laboral que la Universidad de Cantabria (UC) elabora a tres años vista tampoco. Y, lo que es más importante: cada vez menos. El porcentaje de egresados que trabaja o ha trabajado desde que finalizó sus estudios en el curso 2019-2020 es del 64%, cinco puntos más que el año anterior. Sólo este número ya arroja dos lecturas importantes: están los que, mal que bien, consiguen acceder a un empleo de manera continuada; pero también aquellos que, aunque lo lograron, no pudieron materializar ese salto a un puesto sostenido en el tiempo. En esos casos, la alternativa para muchos de ellos es la iniciación en trabajos no relacionados con -y que tampoco requieren necesariamente- su nueva titulación universitaria, la especialización mediante posgrados o las dos a la vez, lo que viene siendo cada vez más habitual en una generación de jóvenes malacostumbrada a un contexto general de incertidumbre encadenada desde hace más de una década.
Los datos de empleabilidad del alumnado de la UC revelan, por lo general, conclusiones optimistas de cara a las expectativas de sus egresados, pero también los tics de un panorama laboral con demasiadas arbitrariedades. Ahí está la porción de alumnos que logró obtener un trabajo a jornada completa, un positivo 74%; y, al mismo tiempo, las desigualdades que, por el hecho de ser hombre o mujer, impone el mercado de trabajo: en el caso de ellos, fue el 80% el que logró un contrato de 40 horas semanales; ellas, por su parte, pudieron optar a esas condiciones un 68% de las veces. La parte menos mala en este sentido es que ese contraste entre ambos sexos ha disminuido cinco puntos porcentuales respecto al curso precedente.
El mismo efecto claroscuro genera el porcentaje de contratos indefinidos al que pueden aspirar los universitarios de la UC. Hoy son el 32% del total, ocho puntos más que el dato del curso 2018-19, lo que por otro lado vuelve a quedar empañado por la desigualdad entre hombres (37%) y mujeres (27%). Salvo en el salario, que por primera vez desde que se realiza este estudio, no revela desigualdades, esa falta de equidad queda patente en muchas de las variables consultadas por la investigación, también entre los títulos con mayor pujanza de la UC en términos de empleabilidad, desde los grados de Salud, Educación, Industria, Administración hasta Hostelería y Turismo. El 45% de las egresadas se aglutina en las áreas de Sanidad y las titulaciones de Magisterio -con un éxito del 27% y 18%, respectivamente-; los hombres, por su parte, presentan una mayor diversificación en cuanto a los sectores de sus empleos.
Igual que el carácter indefinido del contrato, las posibilidades laborales reales con las que sueñan los jóvenes que salen de la universidad pueden apreciarse mejor con la distancia. El estudio a tres años vista elaborado por la UC, con datos del alumnado del curso 2017-2018, ayuda a relativizar los datos y apreciar mejor el escenario que espera al grueso de los egresados en un contexto más o menos similar. Para muestra, el 67% de estudiantes que logró un puesto de trabajo nada más salir de la facultad -dato que se ve incrementado en tres puntos (79%) al cabo de tres años- o el 70% de estudiantes que terminan ejerciendo una responsabilidad relacionada con la titulación cursada en la institución pública. Como vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Ernesto Anabitarte aprecia la atenuación de las consecuencias del covid-19 en las oportunidades de los alumnos. «Se nota un poco la finalización en cierta medida de los efectos de la pandemia», declara el responsable, antes de celebrar la mejora general de estos datos y, sobre todo, «la mejora de la calidad» de los puestos de trabajo obtenidos por los exuniversitarios.
Unas tres cuartas partes logró entrar al mercado laboral, pero, ¿qué ocurrió con el resto de alumnos que quería trabajar? Por lo pronto existe un 11% adicional que lo consiguió por aquel entonces, aunque no en la actualidad, y hasta un 9% restante que aún no ha podido percibir su primer salario. Algunos continúan su formación, otros preparan oposiciones... En este caso, y como en los anteriores, unos números por sí solos no son capaces de reflejar la casuística de todos los jóvenes universitarios.
Lo que este informe si viene a corroborar no sólo es el valor de los estudios superiores de cara a las ofertas de trabajo con mayor remuneración sino el de la perseverancia. Tres años después de obtener el título, el 79% de los empleos que obtienen los exalumnos ya son a jornada completa, siendo 36 de cada 100 de estos de carácter indefinido. No obstante, la nota negativa llega otra vez por culpa de las desigualdades entre hombres y mujeres. Un puesto a 40 horas semanales y un contrato sin limite de duración es una realidad para el 88 y el 45% de ellos; para ellas, no obstante, esto solo ocurre en un 73 y 30% de los casos. Para el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, «ese es un dato, obviamente, a mejorar».
Y si estudiar una titulación universitaria aumenta las posibilidades de encontrar un empleo de calidad, la oferta de másteres aumenta todavía más la cotización de los jóvenes que dan el salto al mercado de trabajo. Para muestra, algunos datos del estudio de inserción laboral de la UC: un 80% de los egresados de estos posgrados trabaja o ha trabajado desde que finalizó su etapa universitaria. Comparadas a los alumnos de Grado, los números de quienes optan por ampliar sus competencias demuestran que la especialización es un revulsivo clave ante las empresas.
Para hacerse una idea, tres años después de haber finalizado el máster, hasta un 87% de los egresados de la UC trabaja en la actualidad, un 85% de ellos a jornada completa, volcados en áreas como Educación, Investigación, Ingeniería, Sanidad e Industria, por nombrar cinco de los ámbitos con mayor pujanza entre los nuevos trabajadores. Sólo estas ramas de conocimiento, aglutinan el 74% de los empleos obtenidos por los egresados de máster.
El porcentaje de empleos a jornada completa (76%), trabajos indefinidos (30%) o el de quienes hoy por hoy están en nómina (80%)... Las oportunidades de los alumnos que aspiran a un trabajo con un título de máster bajo el brazo «mejoran considerablemente», como también señala Anabitarte, atento a los datos que, cada año, arrojan estos sondeos.
Una sección de su vicerrectorado, el Área de Calidad, es la encargada de coordinar el Sistema de Garantía Interno de Calidad (SGIC) que elabora todas estas indagaciones. Orientado a la obtención de evidencias sobre el desarrollo de la actividad de la institución y, consecuentemente, a la implantación de mejoras útiles para los integrantes del campus, este departamento elabora diferentes encuestas a lo largo del año para conocer la opinión de sus alumnos respecto a la calidad de la docencia, su satisfacción con la titulación, los programas de movilidad, su experiencia durante las prácticas en empresas o, como en este caso, su grado de éxito de cara a la inserción laboral.
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Ana del Castillo
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