Ambuibérica se descuelga de la licitación del servicio programado de ambulancias

Este revés puede complicar las cosas a la Consejería de Salud, que dirige César Pascual, que ahora depende de la respuesta de las otras dos aspirantes a gestionar las rutas programadas para el traslado de pacientes en ambulancia: la sevillana Servicios Sociosanitarios Generales (SSG) -presentada con el nombre de Digamar Servicios S.L.- y la valenciana Diavida. Y no hay que olvidar que ambas ya fueron descartadas por incumplimientos del pliego en el fallido proceso de licitación el año pasado, lo cual no quita que en este nuevo intento los hayan subsanado. De salirles las cuentas, y siempre que no hayan perdido el interés por el contrato del SCS, la llegada de cualquiera de las dos a Cantabria implicaría poner en marcha el despliegue logístico desde cero, pues ni una ni otra tienen experiencia previa ni infraestructura en la región -la plantilla, eso sí, quedaría subrogada-.

Y aunque esa circunstancia es la habitual cuando un servicio cambia de manos, la pega que tiene este contrato en concreto es que ya está fuera de plazo desde hace semanas. De hecho, el propio consejero ha tenido que salvar varios obstáculos desde su llegada al cargo para contener un conflicto laboral que ya ha amenazad varias veces con estallar.

Primero porque con la división del contrato se dividía también a la plantilla (más de 400 profesionales, de ellos unos 150 adscritos al servicio programado) y eso conllevaba diferentes condiciones laborales al aplicarse las mejoras del nuevo convenio colectivo del sector solo a los trabajadores del transporte urgente, que era el que se había adjudicado sin problema a Autransa (antes Ambuibérica). Ahí Pascual tuvo que negociar con la compañía (con Ambuibérica, que continuaba con la prórroga obligatoria hasta febrero) y llegar a un acuerdo para compensar esas diferencias salariales. Primer fuego apagado.

Después, ya a final de año, optó por convocar un procedimiento negociado para agilizar la adjudicación del servicio programado antes de agotar el tiempo de prórroga. Pero de nuevo se torcieron las cosas. La Asociación de Empresas de Transporte Sanitario (Aetrans-Sanit) recurrió esa licitación ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, que aceptó la suspensión cautelar del proceso mientras estudiaba las alegaciones. Y de nuevo, a Pascual le tocó negociar. En este caso para pedir a Ambuibérica que continuara de forma voluntaria (se habló de nueve meses), hasta que se resolviera la nueva adjudicación.

La noticia publicada la semana pasada, de que el recurso de Aetrans era desestimado y la licitación del transporte programado ya tenía vía libre, despejaba el camino. Y puesto que ese parón no había sido impedimento para la presentación de ofertas, la idea del Sanidad es resolver el proceso con la mayor celeridad posible -ayer aseguraba que lo intentarían «en tres semanas»-. Tras la caída de la terna de Ambuibérica, ahora la incógnita por resolver es si las otras dos competidoras que presentaron solicitud aún aspiran al contrato y cuál acaba seleccionada.