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Alicia Fernández, esta semana, en la plaza del Ayuntamiento de Santander, con su abrigo beige, momentos antes de esta entrevista con motivo del Día Mundial del Cáncer. Roberto Ruiz
«Hace 5 años habría muerto de cáncer»
Día Mundial contra el Cáncer

«Hace 5 años habría muerto de cáncer»

Los nuevos casos se estabilizan y la supervivencia aumenta: «Hay que invertir más en investigación, va en beneficio de todos»

Marta San Miguel

Santander

Sábado, 4 de febrero 2023, 07:38

Para que se la reconozca, Alicia Fernández avisa por mensaje de que llegará a la plaza del Ayuntamiento de Santander vistiendo «un abrigo beige». Alicia tiene cáncer de pulmón y va a hacerse una foto para este reportaje con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, así que uno presupone que el cuerpo que tapará ese abrigo beige es delicado, la piel apagada, cetrina, o sin pelo: «El rostro de la muerte», como ella misma dirá más tarde. Sin embargo, cuando las campanas de la Catedral den las diez en punto, la mujer que aparece lleva efectivamente ese abrigo beige, pero es un abrigo con flecos alegres en los bajos que tintinean cuando avanza, radiante, entre la gente anónima con la que se cruza por la ciudad. Tiene el brillo en los ojos y en la piel que provoca el frío de la mañana, color en las mejillas, una bufanda azul celeste que le ilumina el cuello y carmín en la sonrisa. Alicia posa tranquila mientras la gente pasa a su lado sin inmutarse de lo que ha pasado, de lo que tiene en ese instante. Y solo cuando sube unas escaleras para acceder a la cafetería donde sucede esta entrevista, se notará en su respiración que un pulmón apenas le funciona, que lo tiene abrasado por la quimio, por la radioterapia, pero gracias a ello, está 'limpio'. «Al menos hasta el siguiente TAC». Y traga saliva.

Convivir con una enfermedad como el cáncer es un proceso físico y emocional que implica a la persona enferma hasta límites inimaginables, así como a su entorno. Sin embargo, el hecho de utilizar ese verbo –convivir– en las preguntas que responderá Alicia, invitan a pensar en términos de esperanza. ¿Está la ciencia más cerca de hacerlo posible? «Hay muchos tipos de cáncer, y dentro de los de pulmón, más. El cáncer que yo tengo sé que hace cinco años la gente fallecía, lo he constatado por conocidos», responde. Se ha quitado el abrigo, nada en su cuerpo trasluce lo que pasa en su interior, y sin embargo algo tiembla cuando dice la palabra. ¿Qué pasó cuando escuchó las palabras metástasis y tumor?«Escribí a mi hermana, que es médico en Madrid, y le puse: 'Se acabó'». Y remueve un café americano que no prueba porque quema: «Pensé que me iba a morir».

Todo empezó con un malestar en el pecho, «como si tuviera un petardo aquí metido, a punto de estallar», dice tocándose. Al principio pensó que podría ser covid, pero cuando fue al hospital ya no salió. Ingresada, recibió sola el diagnóstico: «Eran las siete de la tarde del 24 de diciembre. Fue demoledor, un tumor muy grande que no se podía operar y metástasis». Dos años después, ha celebrado la Navidad tras recibir el resultado de su último TAC: «En mi pulmón no se ve nada, el tumor ha desaparecido y lo considero como un milagro. Que se vuelva a ver, eso ya no lo sé, pero todo es gracias a la investigación y a buenos especialistas».

8,7 porciento

es lo que bajó el pasado año la tasa de mortalidad por cáncer en España, con 450.744 defunciones, según datos del INE.

De la falta de esperanza inicial, en su caso –«porque hay muchísimos tipos de cáncer y cada uno tiene un pronóstico y comportamiento diferentes»– ha pasado a convivir dos años después con una enfermedad que le permite asistir a clases de yoga o salir a tomar algo. Los médicos, comparte, tienen «más herramientas» para lograr que ciertos tipos de cáncer no sean letales: «Se está avanzando de tal forma que cada persona está recibiendo un tratamiento absolutamente personalizado y esto es muy importante. He estado en la consulta hace dos días y transmiten ese orgullo con su sonrisa porque son conscientes de que el tratamiento está funcionando y la esperanza de vida es mayor que hace cinco años, al menos en mi caso». Es cuando Alicia pronuncia el nombre y apellido de su tumor, 'Carninoma microcítico', un tipo muy sensible a la quimio, pero peligroso por su rápida propagación: «Estoy respondiendo al tratamiento (que incluye inmunoterapia) y si dentro de un tiempo vuelvo a tener metástasis, lo cual es bastante probable, la solución la tenemos».

Según la Sociedad Española de Oncología Médica, el número de cánceres diagnosticados en España en 2023 alcanzará los 279.260 casos, una cifra ligeramente inferior a la registrada el año pasado: 280.100 casos. También ha bajado la tasa mortalidad, y según los últimos datos del INE, en 2021 se produjeron 450.744 defunciones con una disminución de la tasa bruta de mortalidad del 8,7% respecto al año anterior. Algo está cambiando, aunque sea lentamente, y la realidad que sugieren las experiencias personales como la de Alicia invitan a pensar en la necesidad de reajustar prioridades. Para empezar, en prevención: «De la misma manera que se hacen mamografías o colonoscopias, debería de haber algún tipo de análisis que pueda detectar que una persona tiene un cáncer incipiente para poder atacarlo desde ese momento, eso sería un avance para la sanidad, porque muchos se detectan tarde y ya no hay nada que hacer».

El apoyo de la AECC

Los cánceres de pulmón, páncreas, hígado, estómago y esófago representan el 38,3% de la mortalidad anual de nuestro país y, sin embargo, cuentan con el 17,7% de toda la financiación pública, según datos que aporta la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Precisamente ahí, a la sede que tiene la entidad en Cantabria (con 11.908 socios), acudió Alicia tras la primera sesión de quimioterapia. «Me dieron un tríptico con información y vi que había asistencia psicológica». Ella vive sola en Santander y supo que iba a necesitar ese apoyo. Y así ha sido hasta hoy. «El cáncer es la gran pandemia que va a haber ahora. Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres van a padecer cáncer, esto nos va a afectar a todos, se va a convertir en una palabra tristemente familiar».

Porque si tiene claro que la supervivencia en su caso tiene que ver con el avance de la ciencia, también lo es gracias al apoyo que ha recibido a través de la entidad: «Antes del diagnóstico, yo veía la hucha y las mesas y cruzaba la calle». Estaba equivocada.

  • Conmemoración La Asociación Española contra el Cáncer ha programado hoy reparto de lazos en la plaza del Ayuntamiento de Santander a las 12.00 horas; y mesas informativas en Los Corrales y Castro Urdiales, también a las 12.00 h. Y mañana, domingo, en Laredo, en la plaza del antiguo Ayuntamiento, igualmente a las 12.00 h.

  • Previsión Según la AECC, en 2030 habrá 330.000 diagnósticos en España y 4.997 en Cantabria.

Los fondos, además de para investigación, sirven para que personas (y sus familias) que están atravesando este proceso tengan asistencia psicológica, acceso a un trabajador social, así como talleres de cómo limpiar la peluca, maquillaje oncológico, nutrición con la quimio... «Con la enfermedad, el círculo social se hace muy pequeño» y si alguien le pregunta, ella es muy «escueta»: «Digo que progreso adecuadamente, no entienden la importancia que tiene un milímetro». En esta entrevista, en cambio, ha compartido lo demás, porque sabe lo que nos jugamos con cada euro invertido en investigación y poder alcanzar «el 70% de supervivencia» que fija la AECC para 2030, algo que «solo se conseguirá si actúa toda la sociedad».

Y por eso Alicia habla: «Es muy importante que la gente sea consciente de que esto nos puede pasar a cualquiera y que tiene que colaborar. Y puede hacerlo a través de la Asociación Española contra el Cáncer, porque esto es en beneficio de todos». Por esa razón se ha puesto ese abrigo beige, y como cada mañana «haciendo un esfuerzo, porque esto no solo es ciencia, sino también poner de tu parte», ha salido a la calle, ha posado ante un fotógrafo en la plaza del Ayuntamiento, como una más, y sin embargo, con la experiencia de superar a diario el peso de una palabra que nadie quiere oír, aunque nos roce, nos esquive o nos aplaste.

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