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Sobre las mesas hay platos llenos de bloques de cera, vasos y moldes, tijeras, botes de cola, frascos de purpurina, cuchillos, ceras de colores y ramilletes de mechas, que las señoras miran con sonrisas pícaras y escépticas. A ver de qué va todo esto, parecen pensar, mientras charlotean entre risas sobre cómo quieren que sean sus velas: con forma de corazón o de estrella, con o sin decoración en el costado. Las más clásicas las quieren blancas, y verdes, azules o naranjas las más atrevidas. María Loro, la coordinadora del Programa Viernes, consigue a duras penas que se haga el silencio para empezar a explicar los pasos del proceso que realizarán durante las próximas horas para hacer las candelas.
Es el objetivo del taller que esta iniciativa, promovida por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad del Gobierno de Cantabria, realiza cada quince días en el edificio de las Antiguas Escuelas de Villasuso de Cieza. Ellas, las cerca de quince mujeres que asisten al encuentro, lo llaman «el pueblo de arriba». Varias son de este núcleo y el resto han venido desde «el pueblo de abajo», que es Villayuso de Cieza, localizado a poco más de dos kilómetros. «Nos conocemos de toda la vida y aquí nos encontramos, charlamos y nos lo pasamos bien», dice Oceanía Bustamante mientras señala a una compañera: «Ella, por ejemplo, ha sido mi peluquera de toda la vida», comenta con una sonrisa cómplice. A sus más de ochenta años, es viuda y vive sola, aunque recibe cada día la visita de alguno de sus hijos y nietos. «Empecé a venir aquí por las amigas, que me decían que viniera pero yo decía que no, que ya no entiendo estas cosas, pero bueno. Una vez lo entiendo, otra vez no, pero me gusta mucho. Las monitoras nos atienden muy bien muy bien», explica con una sonrisa.
2022 fue el año
en que comenzó a desarrollarse el Programa Viernes en Campoo Los Valles.
700 personas
han participado en las actividades, investigaciones, talleres y formaciones.
178,5 es la tasa de envejecimiento
de Cantabria, que se basa en el número de mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años.
Antes de presentarse ha preparado el terreno: «Si te digo mi nombre te vas a asustar». Nos arriesgaremos. «Me llamo Oceanía Bustamante Fernández, me lo pusieron por la madrina. Mi padre nos los puso así, todos nombres raros. Él se llamaba Moisés pero a nosotros nos puso unos nombres así de raros», dice entre risas.
El bullicio no cesa y por momentos adquiere tintes de sesión del Congreso de los Diputados, pero con un tono bastante más educado y correcto. Las señoras, 'abuelucas' en su mayoría, se preguntan, se explican unas a otras, se ayudan con los diferentes pasos del proceso con el que alumbrarán sus velas artesanales. Son usuarias habituales del Programa Viernes, una iniciativa para la prevención de la soledad no deseada y el aislamiento social que se desarrolla en los municipios de la comarca Campoo Los Valles a través de la Asociación Desarrollo Territorial de la zona. En ella colaborara también la Red Cántabra de Desarrollo Rural. Este programa, que cada semana promueve actividades en los 16 municipios, se desarrolla en una de las zonas más afectadas por el fenómeno de la despoblación, que muchas de las participantes han visto evolucionar en sus propios pueblos.
María Rosa Saiz, vecina 'del de arriba', ha vivido siempre en esta localidad: «Las cosas han cambiado, ahora somos ya poca gente, muy pocos. Antes éramos muchos más. Aquí nos conocemos todos de siempre. Ya no es como antes. Los jóvenes se van fuera a trabajar», afirma con un deje de resignación. «Es algo que pasa desde hace ya bastantes años, y los que somos mayores no nos vamos pero la juventud tampoco quiere estar aquí, así que al final los pueblos se van quedando más vacíos», concluye. Es precisamente ese vacío y sus consecuencias los que trata de paliar el Programa Viernes.
María Loro
Coordinadora del Programa Viernes
Y, según usuarias como Avelina Tezanos, lo consigue: «Me gusta venir porque vivo sola y aquí hay un grupo de gente que nos entendemos bastante bien, lo pasamos bien y vienen muy a menudo», destaca. «Hemos hecho bastantes cosas, entre ellas manualidades, que son las que más me gustan: fichas, dibujos y velas, como hoy. También algo de cocina, como un día que hicimos pimientos rellenos», añade. Se identifica como vecina «del pueblo de abajo» y explica que sus hijos «viven fuera, mi hijo en Boo y mi hija en Los Corrales, pero vienen muy a menudo y cuando los necesito los tengo aquí al momento». «Estoy viuda y vivo sola. Gracias a Dios todavía me apaño», destaca con una sonrisa orgullosa mientras corta virutas de un bloque de cera con un cuchillo. Aunque las monitoras han insistido en que lo hagan apoyándose en la mesa, ella lo hace como si mondara patatas. Un vistazo rápido basta para comprobar que la mayoría también lo hace así. Defecto profesional.
El Programa Viernes, financiado con Fondos Next Generation UE, es una ambiciosa iniciativa que comenzó en 2022 y que estructura su actividad en tres grandes líneas de actuación. «La primera, 'Redes', se centra en el refuerzo emocional dirigido al encuentro social», explica María Loro. «En ella atendemos a todas las personas que contactan con el equipo a nivel individual, o bien de manera voluntaria o bien a través de vías como los servicios sociales, médicos, farmacias y demás», continúa.
Tres ejes de actuación El Programa Viernes trabaja en el refuerzo emocional dirigido al encuentro social, el desarrollo de actividades de dinamización comunitaria y la sensibilización contra la soledad.
Radio de acción Esta iniciativa del Gobierno regional comenzó en la comarca de Campoo Los Valles y tras los buenos resultados obtenidos se va a ampliar a la zona de Saja-Nansa.
Despoblamiento La reducción de población en 2023 en estas zonas se ha ralentizado en comparación con 2022, con una caída del 0,04 por ciento de los habitantes.
En cuanto a la segunda, denominada 'Al encuentro', «consiste en actividades de dinamización comunitaria, que pueden ser de ocio como este taller de velas, o más dirigidas a fomentar hábitos saludables y la conciencia de todo lo que tiene que ver con el bienestar social». Por último, el Programa Viernes impulsa la 'Escueluca', «una iniciativa en la que hacemos talleres de sensibilización sobre la soledad, porque es importante saber qué es para poder identificarla», destaca. «Hay un tabú en general de reconocer esa soledad y tratamos también acercarla como algo normal, que todos experimentamos», afirma.
Los buenos resultados conseguidos por el programa han llevado al Ejecutivo cántabro a plantear su ampliación a la zona de Saja-Nansa, otra de las áreas de Cantabria más afectada por la despoblación. Es el fenómeno de la España Vaciada, que en el caso de esta comunidad se materializa en las áreas de la mitad sur del territorio. Por el momento, en el programa «han participado ya unas 700 personas, sumando tanto la atención individual como la fase de investigación y la participación en las actividades», explica Loro. Unos resultados que son fruto de la constancia y la sensibilidad a la hora de acercarse a la población de estos municipios: «Nos costó un poco entrar porque de alguna forma el tema de la soledad al principio echa para atrás. Pero cuando lo prueban y descubren en qué consiste la verdad es que luego funciona muy bien», resalta.
La coordinadora del programa ahonda en el balance de este proyecto: «Hemos basado el trabajo sobre todo en el ámbito comunitario, es un programa rural y comunitario», afirma. «Hay que destacar que es una iniciativa dirigido a toda la población. Todos los estudios indican que la mayor prevalencia de soledad también está en la adolescencia, entre los 18 y los 34 años. Queremos intentar llegar a toda la población, aunque es bastante complicado», concluye.
Rosa Saiz
Usuaria
En 'el de arriba y el de abajo' el buen hacer del Programa Viernes es evidente. Risas y corrillos. Cuando empiezan a salir las primeras velas se despejan las mesas, que al minuto se ven atestadas de bizcochos y rosquillas caseras. Hay que despedir la ocasión como merece. Antes de despedirse, Avelina hace un ruego: «Pon en la noticia que tienen que venir más a menudo, cada semana y no cada quince días, que nos lo pasamos muy bien». Promesa cumplida.
La soledad es un fenómeno intrínseco al ser humano que no es necesariamente nocivo. Adquiere esa condición cuando se percibe como una realidad que el individuo no desea experimentar, y en ese caso tiene un impacto negativo en su vida. Dicho efecto puede tener consecuencias tanto en la salud física como en la mental y en el comportamiento social.
Esta realidad se asocia tradicionalmente a las personas mayores, que constituyen uno de los grupos sociales que más la experimental, pero no el único. Paradójicamente, el otro grupo de edad en el que mayor efecto tiene este fenómeno es el de los jóvenes, pese a las posibilidades de conexión con que cuentan hoy en día.
Una de las realidades que mayor relación tienen con la soledad no deseada es la de la despoblación, que afecta especialmente al mundo rural. El abandono de los núcleos de población por parte de los más jóvenes ha llevado a muchos de estos lugares a registrar elevadas tasas medias de edad, con el impacto que esto tiene para sus habitantes. En el caso de Cantabria, este fenómeno se ha acelereado en los últimos 50 años y tiene especial indicencia en la mitad sur de la comunidad.
La comarca Campoo Los Valles, ámbito de actuación del Programa Viernes, es una de las zonas de Cantabria en las que la despoblación es más patente. De hecho, 15 de sus 16 municipios se encuentran en el listado de municipios de zonas rurales de Cantabria en riesgo de despoblamiento.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística en 2021, el 30,5% de los habitantes de la zona son mayores de 65 años, con un índice medio de dependencia del 86,94%. En Cieza, el 87%; en Valdeolea, el 83,3%; y en Valdeprado del Río, el 57,2%. Cumplen así con el patrón que caracteriza a los municipios afectados por la despoblación: población inferior a 2.000 habitantes, densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado y una tasa de envejecimiento superior al 30%.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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