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Desde septiembre de 2019, Bárbara Gutiérrez Vian (Santander, 1977) ejerce como directora general de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC). Diplomada en Turismo y MBA en Dirección y Administración de Empresas, antes ya se encargó de tareas en el área de gestión económica, ... operaciones y ventas dentro de la entidad. Mano derecha de Ángel Cuevas, el presidente y la cara más visible en estos meses a la hora de hablar del sector, el covid la ha colocado en la primera línea de las reclamaciones. «Ruina», repite en varias fases de la entrevista. Todo, con la apertura de los locales en ciernes.
–Si nada se tuerce, la semana que viene abren el interior de los locales.
–Sí, efectivamente. Pero lo veo confuso, como está siendo todo hasta ahora. Sabemos que se abre la semana que viene, si nada se tuerce, como dice, pero no sabemos ni qué día ni en qué condiciones exactas.
–Se sabe que será con menos del 50% (un 30%, previsiblemente), no se garantiza que en todos los municipios y se advierte de un cierre inmediato si la situación empeora. ¿Cómo lo ve?
–Estamos muy sorprendidos. Durante todos estos meses hemos estado escuchando al consejero de Sanidad decir que siempre se ceñía al acuerdo al que se llegó en el Consejo Interterritorial a nivel nacional. Que en todo momento se regían por él. Por eso no nos abrían hasta llegar a nivel dos. Ahora mismo estamos en nivel dos, aunque se tiene que consolidar y no sabemos aún la fecha exacta de apertura. Pero es que ese Consejo Interterritorial también decidió que, una vez se alcanza ese nivel dos, se abre al 50%. Entonces esa Biblia que tenían ya no es tal porque no la van a respetar en los aforos.
–No se ha detenido en su respuesta en la posibilidad de un cierre de un día para otro si la situación empeora.
–Es una faena. Con un chasquido de dedos los negocios no se abren. Ahora tenemos unos días para ir pensando en que la apertura es inminente para ir limpiando, preparando, comprando... Pero como el consejero ha dicho que no van a esperar si los datos van peor, entendemos que en cualquier momento nos pueden volver a cerrar. Eso sería, otra vez, entrar en unas pérdidas tremendas porque la gente compra en previsión de lo que se va a hacer. Con otro cierre de la noche a la mañana, las pérdidas serían tremendas. Otra vez.
–Dicen que son paganos de la situación y que no son el origen de los contagios, pero Salud Pública insiste en que la contención en Cantabria ha sido posible, entre otras cosas, por el cierre. Y lo dice Salud Pública.
–No estamos en absoluto de acuerdo. En el Ministerio de Sanidad hay unos datos –que no nos inventamos nosotros– que dicen que menos del 3% de los contagios en todas las olas que han venido corresponde a los negocios hosteleros. Que nunca se ha pasado de ese 3% a nivel nacional. Eso, por un lado. Y, en segundo lugar, tenemos la gráfica de cómo han evolucionado las olas con sus picos y bajadas en nuestro caso, el de Cantabria, y comparada con la del País Vasco. Allí han tenido la hostelería abierta y nosotros la hemos tenido cerrada en los interiores. Pero las gráficas son prácticamente iguales.
–¿Y qué les responden en Sanidad o Salud Pública cuando se sientan con ellos?
–Que ellos tienen claro que en los sitios cerrados es más fácil la transmisión del virus y que por eso se ha tomado esta decisión. Nosotros no entendemos esta postura. Ellos la defienden, pero no hay datos que lo avalen.
–Póngame un caso concreto de lo que supone para un negocio medio estar cerrado.
–La ruina. Un negocio tiene unos trabajadores, una renta, unos gastos generales que no se pueden cortar (no se puede dejar de pagar el agua, la luz)... Si no tienes ingresos es la ruina. Y hay negocios como las discotecas que llevan prácticamente un año cerradas. Abrieron dos meses, pero a un tercio, sin barra, sin pista... Era un cierre.
–De los que cerraron en noviembre, ¿cuántos ya no van a abrir ahora, esta semana?
–Calculamos que un 30% y hay casos de negocios de segunda generación. Es alarmante.
–¿Que cerrarán de forma definitiva, quiere decir?
–Sí, de forma definitiva. Son muchos meses.
–¿Y cuántos creen que cerrarán de aquí a unos meses?
–Abrir ahora con un aforo menor del 50%... En los próximos meses igual un 20% más se queda por el camino. De aquí a final de año, más o menos.
–¿Cree que han servido de algo las manifestaciones? La sensación de algunos es que no han servido para nada.
–Yo creo que sí. Aquí no había ninguna ayuda anunciada. Se habló de unas pequeñas ayudas, pero no estaba nada claro. Ni cuándo ni nada. Y a partir de las manifestaciones fue subiendo la cantidad de ayudas. ¿Que necesitamos más? Por supuesto.
–¿Han echado en falta a gente del sector en esas protestas?
–Bueno, cada uno sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
–¿Y todo esto ha afectado al asociacionismo en el sector? ¿Hay un asociacionismo fuerte en Cantabria?
–Voy a poner un ejemplo. Cuando comenzó todo esto teníamos miedo de las bajas que pudieran producirse. No ya por no creer en el asociacionismo, sino por el problema económico tan grande que hay. Un dato sorprendente y grato es que hemos subido en el número de socios. Ha habido más gente que ha entendido que estar unidos es muy importante. Quiero creer que sí hay un asociacionismo fuerte.
–La vía judicial y administrativa por ahora les ha dado la espalda. Han anunciado una oleada de reclamaciones pidiendo responsabilidad patrimonial al Ejecutivo. ¿Son optimistas?
–Sí. Tras cinco demandas en el TSJC en las que no nos han concedido las medidas cautelares, los procesos siguen su curso y en todos esos autos nos reconocen el daño económico tremendo y que se puede resarcir de manera económica el perjuicio causado. Entendemos que va a ser así.
–¿Ya se han empezado a presentar las reclamaciones?
–Sí.
–¿Cuántas se han presentado?
–Más de cien.
–La magistrada Esther Castanedo dijo días atrás en este periódico que el cierre estaba «justificado» y que era una medida «proporcional».
–Obviamente no estamos de acuerdo. La medida no ha sido proporcional porque no va en proporción a los casos que se han producido en la hostelería. Se ha cerrado el 100% de los interiores y no hay ningún dato que avale que estar abierto, como en otras comunidades, vaya en relación a un aumento de casos.
–Le voy a hacer de abogado del diablo con una respuesta habitual a sus protestas. «Estos ahora se quejan mucho, pero no son el único sector afectado y han ganado mucho dinero explotando al personal». ¿Qué dice?
–Que efectivamente no somos los únicos afectados, que todos los sectores están afectados y necesitan ayudas. Y en lo otro, que creo que no es así. En todos los gremios hay inspecciones de trabajo y en hostelería las hay mañana, tarde y noche. Las normas están para cumplirlas.
–Y otra. «Ahora se quejan, pero el verano estuvieron a tope».
–El verano fue bueno, y lo dijimos. Pero con el verano, con uno o dos meses de trabajo, un negocio no vive.
–Hablando de verano, si le pregunto por el próximo, ¿qué me dice? ¿Qué esperan?
–Que ojalá se pueda repetir lo del anterior. Conseguimos traer mucho turista acostumbrado a ir a las islas o a sitios más masificados. Vinieron a Cantabria, que tiene unos recursos infinitos, y mucha gente se sorprendió. Tenemos la esperanza de que vuelvan y de que sea un buen verano. Pero tenemos que tener unas condiciones dignas de trabajo.
–¿Y si le pregunto por la Semana Santa?
–No sé qué decir. Vivimos el día a día. Si no se abre el cierre perimetral de la comunidad, los hoteles no van a trabajar. Las perspectivas no son optimistas.
–¿Hasta dónde llegarán las consecuencias de todo esto? O, dicho de otro modo, ¿dónde fijan el inicio de la recuperación?
–Ojalá comience este verano. Pero dentro de la hostelería hay negocios que están totalmente arruinados, como las discotecas y las salas de fiesta. No sabemos cuándo se va abrir. Una discoteca tiene de gasto medio al mes 12.000 euros. Y cero ingresos.
Cierre desde noviembre
Desde el cierre decretado a principios de noviembre sólo las terrazas han abierto. Es la etapa en la que más se han reclamado ayudas.
–¿Hasta qué punto se sobrevive con la terraza?
–No se sobrevive con la terraza. Por mucho que veas mucha gente en momentos puntuales, los gastos de un negocio son tremendos. Es imposible sobrevivir sólo con la terraza.
–Dice que a veces se ve mucha gente en las terrazas. También se ven casos en los que claramente no se cumple la normativa en esas terrazas o respecto al consumo en interiores. ¿Qué dice Hostelería de esto?
–La Asociación piensa que la situación es terrible. Para todos, y para los empresarios más. Pero desde aquí jamás vamos a defender al que no cumple. Las normas están para cumplirlas y así debe ser. Lo vemos claro, hay que hacer inspecciones y sancionar al que no cumple. Flaco favor hace al resto.
–Hablemos de ayudas. ¿Han llegado efectivamente ya? ¿A cuántos? ¿Cuánto?
–Ha habido dos cheques de urgencia. El uno y el dos. Se está cobrando el uno en un tanto por ciento alto, pero el dos de momento no ha llegado. El cheque de urgencia uno hay que recordar que son 1.500 euros.
–¿Y cuándo se aprobó?
–En noviembre se aprobó el uno. El dos, en diciembre. El uno no le ha cobrado todo el mundo todavía y el dos, de momento, no le ha cobrado nadie.
–¿Ese es el volumen general o ha habido algo más?
–Durante el confinamiento Sodercán sacó el 'cheque resistencia', que era para todos los empresarios, no era algo específico de hostelería. Y las ayudas de Turismo. Pero desde que solicitamos para pasar el invierno esos treinta millones de euros de los que hemos hablado, han salido estos dos cheques con un volumen de 18,2 millones, que no va únicamente para hostelería (se incluyen comercio o agencias de viaje, que también necesitan ayuda).
–Por concretar. Más allá de las ayudas genéricas iniciales, ¿cuánto ha recibido efectivamente un hostelero?
–Los que lo han recibido, que no son todos, como máximo, 1.500 euros.
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