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Los Gobiernos regionales se suceden con distinto signo político pero la casa continúa sin barrer. La necesidad de regular el aparcamiento de caravanas es una cuenta pendiente que se va acumulando año tras año. El pasado verano fueron algunos alcaldes, como el de Piélagos, quienes ... decidieron tomar medidas para atajar la acampada ilegal en zonas no habilitadas para ello. Espacios que, en ciertos casos, como el de Liencres, están protegidos por ser parques naturales. Este verano han sido los agentes de Medio Natural los que han incrementado los apercibimientos y las propuestas de sanción. Una medida muy criticada por los usuarios. «Están haciendo dejación de funciones y en lugar de resolver el problema se están dedicando a recaudar», protesta uno de los propietarios de caravana que conoce bien el área de Oyambre. Consultada esta semana por este periódico, la Consejería de Medio Ambiente dijo no tener disponibles los datos de sanciones realizadas en esta materia en estos meses de verano.
El crecimiento de este tipo de turismo nómada continúa creciendo en el norte de España y, sin una medida que ampare a los ayuntamientos, a muchos les resulta muy complicado regular. A la postre, los más perjudicados son los propios usuarios y los empresarios que han realizado desembolsos para poner en marcha áreas de servicio diseñadas para este tipo de vehículos.
«En lugar de regular y legislar bien en la materia, para que exista una seguridad jurídica a la hora de habilitar estos espacios legales, lo que se está haciendo es matar moscas a cañonazos. Multar y multar. Ese no es el camino», argumenta Juan Carvajal, responsable de la Asociación Cántabra Autocaravanas Lábaro.
Recuerda que el déficit de espacios habilitados para este tipo de visitantes está generando un descontrol. «La gente aparca donde puede y luego, claro, siempre hay personas incívicas que hacen un uso indebido de la naturaleza y, al final, terminamos pagando todos, justos por pecadores», explica.
El propietario de autocaravanas es un turista con alto poder adquisitivo, que llena el depósito, que visita restaurantes y compra en el supermercado. «Ese argumento de que no hacen gasto es absurdo porque en mi caso, cuando viajo, gasto casi lo mismo que si voy de hotel;pero sin pagar el hotel», detalla el representante de los usuarios cántabros. Dice que también es necesaria más formación. «La legislación permite a cualquiera el aparcamiento. Nadie puede impedirme dormir en mi coche, en mi autocaravana, o en mi camión. Lo que no está permitido es acampar». Esto es, sacar toldos, mesas o calzas que pueden exceder el perímetro del vehículo.
El mayor quebradero de cabeza para los empresarios que quieren dedicarse a este negocio es el exceso de burocracia. Raúl Peña es uno de ellos. «Los promotores privados nos encontramos con muchas trabas administrativas mientras hay muchas situaciones irregulares. Lo idóneo sería facilitar las cosas para encontrar una solución para todos», argumenta. Según su experiencia, debería abrirse la mano para habilitar más espacios para aparcamiento de estos vehículos en lugares que no sean suelo urbano. «Este tipo de suelo en las zonas de costa está muy cotizado y es imposible que podamos dedicarlo a este tipo de aparcamientos».
Debería –dicen– abrirse más la posibilidad de establecer estos espacios, «con criterios poco invasivos, en suelo rústico, cerca de la costa, que es lo que demanda este usuario». Porque si los espacios habilitados se ponen a seis kilómetros del mar, «la gente va a continuar yendo a la costa». «Llevamos mucho tiempo con este problema y necesitamos que alguien le de una solución de una vez por todas», insiste Peña.
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