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Nacho González Ucelay
Santander
Lunes, 19 de noviembre 2018, 21:45
El Pleno del Parlamento regional aprobó este lunes la Ley que resucitará el Consejo Económico y Social de Cantabria (CES), órgano suprimido por el Partido Popular durante la pasada legislatura –cuando, además de ese consejo, decidió eliminar también los de la Mujer y la ... Juventud– y que verá la luz el día 1 de julio del año que viene con el respaldo de toda la Cámara, incluido el del PP.
Caracterizado por la austeridad, una de las condiciones impuestas para posibilitar su renacimiento, el Consejo Económico y Social originó un interesante debate parlamentario antes de ver la luz como uno de esos órganos que garantizan –según mantiene la clase política– la representación de la sociedad civil en las decisiones que afectan a la comunidad autónoma.
Un debate orientado principalmente a la bancada de los populares, que primero tuvieron que justificar por qué decidieron eliminar ese consejo (y otros) cuando gobernaban y, luego, por qué han decidido ahora contribuir con sus votos a que este órgano vea de nuevo la luz por unanimidad.
Uno detrás de otro, todos los portavoces parlamentarios fueron pasando por la tribuna de oradores para reprocharle al PP aquella decisión. Incluido el consejero de Presidencia y Justicia, Rafael de la Sierra, para quien la resurrección del consejo es «un paso en el camino hacia la participación directa de la sociedad en la toma de decisiones», que, afirmó, «cada vez es mas necesaria por el buen gobierno».
De lo que se trata, dijo De la Sierra, es de «recuperar un órgano creado en 1992 que desapareció en 2012» en contra de la opinión de su partido, el PRC, «que se opuso a una decisión absolutamente equivocada vinculada a los problemas económicos que atravesaba España, en general, y Cantabria, en particular». Una decisión «inexplicable», dijo, «porque el CIS se podía haber adecuado tal y como se hizo en otras comunidades autónomas».
Tras lanzarle esa andanada al PP, De la Sierra dijo que el gasto anual que entrañará la vida del consejo «no pasará de los 60.000 ó 70.000 euros», una cantidad que calificó de «extraordinariamente austera» si se compara con los CES de otras comunidades autónomas.
El Grupo Regionalista en el Parlamento cántabro rompió hoy su sintonía de voto con el PSOE, su actual socio en el Gobierno, para dar su apoyo a una moción llevada a la Cámara por el PP para pedir al Gobierno central que no se derribe la depuradora de Vuelta Ostrera (Suances) hasta que no haya una nueva «en pleno funcionamiento». La moción, que prosperó con el voto a favor de los regionalistas y en contra de los socialistas, dejó clara la diferencia de criterio del bipartito en este asunto.
También explicó que este órgano se dotará de una figura de secretario, «que será un funcionario del Gobierno» que la composición del Pleno pasará de 25 a los 29 miembros, que la composición será paritaria y que se creará un cuarto grupo que se une a los que ya tenía el anterior (los de los miembros designados por el Gobierno, los sindicatos y las organizaciones empresariales más representativas).
Durante la fijación de exposiciones, los integrantes del Grupo Mixto –Rubén Gómez (Ciudadanos) y Ramón Carrancio (independiente)– se felicitaron por la recuperación de un instrumento que, según ellos, «facilitará que la sociedad civil esté representada en las decisiones que afectan a Cantabria» y reprocharon al PP su decisión de suprimirlo en su momento.
Lo mismo criticó Verónica Ordóñez (Podemos), que también mandó un recado al Gobierno bipartito: «Se han pasado media legislatura discutiendo quién de los dos socios (PRC y PSOE) traía esta ley al Parlamento mientras en ese tiempo dejaban que se degradaran las condiciones económicas de Cantabria». «Una irresponsabilidad supina», aseguró Ordóñez, que lamentó que en este consejo no esté representado «el consumidor», que es, a su juicio, «la otra pata del banco».
En su turno, Guillermo del Corral (PSOE) y Rosa Díez (PRC), acusaron al PP de haber «evaporado» un consejo que según ellos nunca debió desaparecer a manos de un partido, el PP, «para el que es más fácil destruir que construir».
Y en el suyo, Isabel Urrutia (PP), que criticó que el compromiso adquirido por socialistas y regionalistas a principios de esta legislatura «vaya a producirse ahora, al final», dijo, y repitió varias veces, que el gobierno popular tuvo que tomar «decisiones muy difíciles» a su llegada a Puertochico, donde encontró «320 millones de euros en facturas escondidas en los cajones», y que una de ellas fue, precisamente, «la eliminación de un consejo que costaba 1 millón de euros al año», una cifra «escatológica», llegó a decir Urrutia, para quien, hoy por hoy, «la situación es distinta».
El Pleno del Parlamento de Cantabria aprobó también por unanimidad la nueva Ley de Iniciativa Legislativa Popular, que facilitará la presentación y tramitación de las iniciativas legislativas populares.
Obligada a una revisión por su obsolescencia –data del año 1985– la normativa incorpora entre sus principales novedades la reducción de 10.000 a 4.000 las firmas necesarias para presentar las iniciativas y amplía los plazos para recogerlas, de manera que lo que la comunidad autónoma se incorpora a aquellas «que más facilitan» el uso de este mecanismo.
Así lo explicó en la sesión plenaria el consejero de Presidencia y Justicia, Rafael de la Sierra, que indicó que los grandes cambios experimentados en el panorama social, político y sobre todo tecnológico han empujado al Gobierno de Cantabria no a reformar la existente «sino a elaborar una ley adaptada a la realidad, a los nuevos tiempos que corren y a las nuevas exigencias de los ciudadanos».
De esta manera, la nueva sustituirá a una normativa reguladora (la Ley 6/1985), que en sus más de 30 años de vida, 33 exactamente, sólo ha sido utilizada en dos ocasiones en los años 2000 y 2001. Una de las proposiciones de ley ni siquiera fue admitida a trámite y la otra tampoco llegó a tramitarse porque no fue tomada en consideración por la Cámara.
En sintonía con el regionalista, todos los grupos políticos coincidieron en la necesidad de rehacer una ley que, a su entrada en vigor, y gracias a una enmienda introducida por el Partido Popular, requerirá 4.000 firmas y no las 5.000 que se fijaban en el proyecto de ley presentado por el Gobierno regional, algo que el consejero entiende que es razonable.
«Estas 4.000 firmas represen- tan un 0,8% del censo electoral, lo que sitúa a Cantabria como la quinta que menor porcentaje exige y por tanto que más facilita el uso», dijo el consejero, que también considera lógica la enmienda introducida que permite ampliar los plazos previstos en la norma.
«Yo tenía 3 meses cuando esa ley entró en vigor», confesó el socialista, Víctor Casal, que, de ese modo, transcribió la urgencia de modificar la normativa.
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