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javier peñalba
San Sebastián
Jueves, 2 de mayo 2019, 10:36
Fátima Hacine-Bacha, la madre de Santi Coca, el menor de Reocín fallecido tras la agresión sufrida hace una semana, reconoce que las ... innumerables muestras de apoyo y solidaridad que han recibido estos días, han permitido a la familia afrontar los dolorosos y complicados momentos que han vivido. «Tanto el padre de Santi como yo y su hermano Iker, así como los restantes miembros de la familia y sus amigos queremos expresar nuestro agradecimiento a todas las personas que nos han acompañado en este proceso tan difícil», quiso manifestar ayer Fátima en declaraciones a este periódico.
La madre, que ha asumido las funciones de portavoz de la familia, se mantiene igual de serena que el lunes cuando, a las pocas horas del fallecimiento de su hijo, decidió enviar un mensaje cargado de cordura y sensatez que frenó reacciones de carácter xenófobo que empezaban a suscitarse, una vez se conocieron las nacionalidades de algunos de los agresores que habían sido difundidas a través de las redes sociales.
Veinticuatro horas después de la celebración del funeral por su hijo en la parroquia de San Ignacio, en el barrio de Gros de San Sebastián, la progenitora quiso mostrar su gratitud con quienes de una u otra manera «han estado a nuestro lado» y «ayudaron también a Santi», desde los sanitarios «que fueron los primeros que atendieron a mi hijo, a los policías que acudieron al lugar, a los amigos que estaban junto a él y luego le acompañaron durante días en el Hospital Donostia. Y, por supuesto, a los profesionales del centro sanitario, desde médicos, enfermeras, auxiliares...».
Fátima Hacine-Bacha reconoce que las dos concentraciones que se celebraron el lunes pasado en la capital guipuzcoana les permitieron sentir el calor y cariño. La madre valora positivamente el cambio de actitud que observó entre quienes realizaron el segundo llamamiento, que transformaron un mensaje con tintes xenófobos por otro de paz.
La lista de agradecimientos de la familia es extensa, desde a los sacerdotes que oficiaron el funeral, a los profesores y compañeros de Santi e Iker en los centros escolares donde han cursado sus estudios. «Muchos de ellos, como los de Reocín, estuvieron en el acto religioso. Fue una despedida angelical y profunda», explica la madre.
Aun cuando el funeral se ofició el martes, el entierro tendrá lugar este jueves en el cementerio de Polloe. Los restos de Santi Coca descansarán para siempre en el panteón de la familia paterna.
Y mientras familiares y amigos despiden a Santi, las diligencias policiales sobre el caso no han terminado y menos todavía después de que varios testigos que la madrugada del suceso se encontraban en el lugar manifestasen que en la agresión tomaron parte «entre 10 y 12 personas».
Los agentes de la comisaría de la Ertzaintza de San Sebastián han llevado a cabo varias averiguaciones tendentes a identificar a esos otros jóvenes que también pudieron tener una intervención directa en los incidentes que desembocaron en la muerte de Santi Coca.
De momento, el magistrado Enrique Rodríguez Trigueros, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, ha enviado a prisión a seis de las siete personas que fueron detenidas, al considerar que existen indicios de su participación en los golpes que recibió la víctima. Los abogados que representan a los investigados, entre los que se encuentra Juan Román Zubillaga que defiende a tres de ellos, recurrirán la prisión. El único de los detenidos que fue puesto en libertad fue el mayor de todos, de 25 años. Ninguno de los testigos le sitúa como participante en el tumulto que se originó frente al Náutico.
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