Apuntes para el sr. ministro

Nos faltan aún datos relevantes para valorar cómo ha ido la economía regional durante 2017. No obstante, aún con datos parciales sí se pueden sacar algunas conclusiones, tanto más ilustrativas cuanto más ampliemos el enfoque. Es mejor mirar el conjunto de la película que quedarse, interesadamente, con el último fotograma.

Así por ejemplo referido al dato más importante del mercado de trabajo, la población ocupada, durante el año 2017 la región ha tenido de media 237.100 personas trabajando, frente a 234.900 en 2016, es decir un crecimiento medio de 2.200 personas (+0,9%). Sin duda no es un dato espectacular. Conviene recordar que los capítulos inversores reales (no virtuales) del conjunto de las administraciones públicas se sitúan en niveles por debajo de la mitad de los observados antes de la crisis y, en este contexto, en Ministerio de Fomento no es ajeno a este fenómeno. A esto debemos de añadir el incumplimiento de compromisos contraídos con Cantabria por parte del gobierno central (la financiación de Valdecilla, por ejemplo). Cuestiones que afectan al crecimiento económico y al empleo. Esos incumplimientos habrán reducido 7 décimas al incremento del PIB e impedido crear cerca de dos mil empleos. Si analizamos la evolución de los diferentes sectores productivos es fácil observar el peor comportamiento, a lo largo de 2017, del sector primario de nuestra región con respecto a la media del conjunto del país.

La construcción parece haber tenido un comportamiento similar al de España. Así en términos de contabilidad regional el crecimiento medio en los tres primeros trimestres de 2017 ha sido en ambos casos del 4,3%. No parece que ahí tengamos un diferencial negativo.

Los datos parciales del sector servicios muestran también un comportamiento análogo a la media del conjunto del país. Así, con datos referidos a noviembre de 2017, el crecimiento medio del índice de la cifra de negocios del sector fue similar en ambos casos, situándose en el 6,5%. No obstante, en el caso de la ocupación el comportamiento de Cantabria fue mejor que la media del país, pues en el primer caso aumentó a un ritmo medio del 3,7%, frente al 2,6 del conjunto del país.

Algunos datos, también parciales, parecen indicar, sin embargo, un mejor comportamiento del sector industrial en Cantabria con respecto a la media del país a lo largo del año 2017. Con datos del mes de noviembre, el Índice de Producción Industrial creció de media en España, en los primeros 11 meses del año, el 2,6%. En igual periodo el índice de Cantabria aumentó el 7,6%. Este dato es sumamente importante por el mayor peso relativo del sector industrial en la economía de Cantabria, mejores niveles salariales y condiciones de trabajo y un mayor aporte a la productividad y valor añadido para la economía regional.

En resumen, la valoración descalificadora del Ministro de Fomento sobre la gestión del gobierno regional, no tiene una base sólida en la que sustentarse. Aún con datos limitados, el mercado de trabajo tuvo un comportamiento moderadamente positivo, tenemos conductas similares en la construcción y los servicios y superior en el sector industrial. Poca munición para un ataque político.

Hay otra afirmación que realizó el ministro que no quiero pasar por alto. Afirmó que Cantabria recibirá este año 80 millones de euros adicionales gracias al interés del gobierno para con la región. Esto es grave y más si lo dice un Ministro con conocimiento de causa. Esos 80 millones de euros no son, sino que el resultado de la liquidación del año 2016 del sistema de financiación autonómica. En ese año Cantabria, como todas las Comunidades Autónomas, recibió unas entregas a cuenta, como al final se ingresó más de lo previsto en la cesta de impuestos que configuran el modelo de financiación, esa diferencia, a favor en este caso de las Comunidades, se liquida en el año 2018.

En definitiva, ese es un dinero que le pertenece a Cantabria y que el gobierno no está entregando. Esta cantidad no depende de la aprobación del presupuesto, es una deuda que tiene la Administración del Estado con las Comunidades. La actitud del gobierno es un auténtico chantaje muy alejado de la apelación a la lealtad institucional que, eso sí, el Ministro reclamó de manera constante a los demás. Una última cuestión. Siendo alcalde de Santander, el Ministro contribuyó a generar una opinión contraria al proyecto de energías renovables, y desarrollo industrial que le acompañaba, que impulsó el gobierno regional (anterior bipartito PSOE-PRC). Ahora parece que vuelve a las andadas con otro proyecto estratégico: convertir a Cantabria en un gran referente logístico en el centro de la cornisa cantábrica. Ausencia, de nuevo, de lealtad institucional y a su Comunidad.