El arco de la Bahía recupera 200 hectáreas degradadas en seis años

Gracias a esta hoja de ruta, en estos lugares ya no hay espacio para el asfalto ni plazas de aparcamiento sino árboles, humedales, sendas y paneles divulgativos con los que aprender sobre la presencia al alza de plantas y aves, otras de las grandes agradecidas a este ambicioso plan. Más de 78 hectáreas de humedales restaurados en el litoral, otras 12 en el interior del anillo; 56 hectáreas de encinares recuperadas; hasta 153 libradas de especies invasoras como el plumero -Cortaderia Selloana-, 7.921 nuevos árboles plantados hasta finales de 2020... Estos son algunos de los resultados que ha dejado en herencia la iniciativa, concebida para impulsar la coexistencia entre los núcleos de población y la naturaleza que subsiste en el extrarradio. Desde 2015, ese entorno ha pasado de estar degradado a quedar blindado a través de actividades, sendas y el compromiso institucional.

Esa es la máxima que tiene grabado el proyecto desde 2015 y en la que el presidente de la FNyH, Carlos Sánchez, insistió ayer durante la presentación de estos datos en la Casa de la Naturaleza, en Camargo. «Esto tenemos que hacerlo entre todos. Es la sociedad la que permitirá avanzar en esta dirección», enfatizó, antes de recordar la «ya demostrada» capacidad de la naturaleza para «reducir la contaminación, el CO2 y mejorar la salud mental y física de las personas».

Junto a él, tomaron la palabra algunos de los representantes que han contribuido a la defensa de estos entornos naturales, desde el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, orgulloso de poder conservar estos espacios de «lujo»; el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, quien acentuó la inversión y el empleo verde que este tipo de aspiraciones pueden generar; y la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado, satisfecha con los resultados de una «iniciativa fundamental para proteger nuestro entorno».