Armarse de paciencia por la igualdad

Inés de la Fuente (1º de la ESO, 12 años) confesó los nervios ante la cámara de El Diario, pero se le pasaron en cuanto empezó a hablar de cambio climático y feminismo, sus dos grandes motores. Aunque la invitación consistía en plantear una pregunta a una mujer de otra generación, ella preparó dos para la empresaria Montse Peña... y acabó haciéndole tres: quería saber, además, si la también consejera del Racing y miembro de la directiva de la CEOE cántabra ve «correcto decir niñas y niños». A Peña –feminista, formadora y consultora de género– le parece «lo normal hablar de señoras y señores. ¿Dónde está el debate», le repreguntó, lo que dio ocasión a la jovencísima estudiante a contarle que, a ella, en su instituto de Santander, hay compañeros que le «discuten que haya que decir todos y todas, pero es que si dicen solo todos a mí no me incluyen». No pudieron congeniar más: ambas creen que hay «que rebelarse» contra el lenguaje que invisibiliza a las mujeres.

Su diálogo dio para mucho. Inés de la Fuente es consciente de que vive rodeada de micromachismos. «Estamos tan acostumbrados que hacemos oídos sordos», expuso antes de explicar que, en su instituto, no todos entienden que se declare feminista. «A veces está mal visto. Hay que insistir mucho y repetir que el feminismo quiere la igualdad, porque muchos te dicen que el feminismo es solo a favor de la mujeres».

«Ármate de paciencia», le recomendó Peña, «porque vas a estar toda la vida repitiéndolo». Y eso que la empresaria ha visto en los últimos 40 años cómo mejoraba «todo» para las mujeres. «Me sorprende lo que se ha conseguido. Ten en cuenta que, en el año 81, yo no hubiera podido disponer de mi dinero, ni divorciarme, ni acceder a anticonceptivos... Llegar a lo que hemos llegado... ni en mis mejores sueños», confesó. Peña admitió que, en parte, los avances se han logrado gracias «al compromiso y al dejar hacer» de muchos hombres.

A la pregunta de Inés de qué le hubiera gustado a Montse cambiar que todavía no ha cambiado, Peña fue rotunda: «A mí me gustaría que cambiara la actitud de muchos hombres, que no deben hacerse feministas por nosotras, sino por ellos, porque también les beneficia. Los hombres que no consideran que tenemos que hacerlo todo al 50% se están perdiendo muchas cosas», sobre todo en lo que tiene que ver con la crianza de sus hijos.