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«¡Ha caído 'Bernarda Alba'!». Alicia sale satisfecha al encuentro de sus tutoras de Bachillerato: los ojos brillantes, la mochila al hombro y unos folios en la mano. Es el examen de Lengua Castellana y Literatura de la EBAU 2022, que, como celebra esta alumna, ... ha incluido un fragmento de la obra de teatro de Federico García Lorca sobre la represión y el silencio. Los aspirantes podían elegir entre esa pieza, o el hermoso poema 'La saeta', de Antonio Machado –incluido en 'Campos de Castilla'–, o un breve extracto de 'Réquiem por un campesino español', de Ramón J. Sender. Lo cierto es que muchos bachilleres esperaban que Bernarda y sus hijas fueran una opción de examen. «¡Ojalá caiga!», invocaban en varios grupitos de bachilleres antes de la prueba, así que, al término de la misma, muchas caras de alivio y entusiasmo. «Nos ha salido muy bien», decían tres chicas que abandonaban a las 13.30 horas el Edificio Interfacultativo de la Universidad de Cantabria, una de las quince sedes de la EBAU 2022 en Cantabria.
Lengua Castellana y Literatura fue la segunda prueba de la primera jornada EBAU. La convocatoria se estrenó con el examen de Historia de España y continuó, por la tarde, con Inglés. Este año, cerca de 2.800 alumnos concurren a unas pruebas que concluyen mañana. La primera jornada transcurrió con «normalidad», sin más incidencias que la confusión de un puñado de aspirantes con sus aulas de examen.
Jaime Bonachea, coordinador EBAU de la UC, recorría desde primera hora las instalaciones de la UC comprobando que todo marchara según lo previsto. «Hay un gran numero de personas de la UC que están trabajando para que las pruebas –hasta 15.300 exámenes en solo tres días– se realicen con todas las garantías», recordó a primera hora de la mañana, en un pequeño receso. Entre ellas, 215 vocales, coordinadores de sede, vigilantes y decenas de profesores de colegios e institutos asignados por la Consejería de Educación para el acompañamiento de sus alumnos en un día de «muchos nervios».
Raquel Campo y Ana Olavarri, tutoras de 2º de Bachillerato en el Colegio Castroverde (Santander), esperaban en las proximidades del Interfacultativo el fin de las pruebas.Hoy, además de ejercer como enlaces con el coordinador de su sede EBAU en la UC, fueron un cable a tierra para ellos. Les dieron «apoyo moral» y confianza, les esperaron a la salida de los exámenes para conocer sus sensaciones. «Están muy bien preparados, hemos hecho mucho repaso con ellos, pero vienen nerviosos, sobre todo, por el miedo a lo desconocido», argumentaban a primera hora de la mañana, poco antes del examen de Historia de España.
En la prueba inaugural cayeron hasta tres Constituciones (1812, 1876 y 1931), el carlismo, las sociedades en el Paleolítico y el Neolítico, la romanización, algunos aspectos de la Transición... Los aspirantes tenían bastantes opciones que elegir. De hecho, la optatividad es mayor en el modelo de examen instaurado en plena pandemia.
Al grupo de alumnas compuesto por Begoña Cea, Yanire Gómez, Paula Santiago y María Alonso, todas del Castroverde, les había salido «muy bien» esa prueba. Una vez concluida, los nervios se habían moderado. «Ya sabes en qué sitio te ha tocado y con Historia te quitas mucho temario», contaban sin apartar la vista de los apuntes: notas encuadernadas, en versión móvil, a lápiz o cuajadas de esquemas.
Los docentes 'acompañantes' aportaron su experiencia para atemperar la inquietud de chicas y chicos. Lo mismo hicieron quienes se encargaron de vigilar los exámenes. Instalado en la puerta del aula 2-F del Edificio de Filología, Sergio Somavilla, profesor del IES Valle de Piélagos, explicaba con voz pausada las normas de las pruebas a grupito de aspirantes parados ante él: por ejemplo, colocar el DNI en un lugar visible de la mesa y elegir entre el bolígrafo negro o azul. «Están nerviosos al principio, como en cualquier examen. Son unos nervios inevitables».
Repasos apresurados, abrazos entre compañeros y hasta ejercicios para controlar la respiración. Los nervios afloran en la EBAU y no parece una frase hecha: el temor a no tener tiempo suficiente o las notas de corte para acceder a la universidad planean en el ambiente. «El primer examen es clave, cuando lo hacen se relajan mucho», contaba Marta Acha, profesora del Colegio Agustinos (Santander). «Con las específicas [materias voluntarias para subir nota] también están nerviosos, pero ya controlan el espacio», añadía Rosa Isla, del IES Lope de Vega (Cayón). y quizá algo desubicados en el campus de Las Llamas, algunos alumnos tuvieron problemas para encontrar su aula de referencia. Todos, en cualquier caso, pudieron hacer el examen.
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