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El obispo auxiliar de Valencia, Arturo Ros (Vinalesa, Valencia, 1964), tomo posesión de su nuevo cargo eclesiástico como obispo de Santander. Lo hizo por todo lo alto, arropado por cientos de fieles que incluso madrugaron para hacer cola y entrar los primeros en la Catedral. ... Y es que había ganas de conocer a Ros y él no defraudó a nadie. Se mostró cercano, amable y muy atento en su discurso hacia los feligreses. Este valenciano con dotes de buen orador, que suma una dilatada e importante carrera dentro de la Iglesia, será quien, a partir de ahora, dirigirá el destino de la Diócesis cántabra, tras la renuncia de Manuel Sánchez Monge.
El nuevo obispo de Santander se ganó este sábado al nutrido grupo de feligreses que no dudó en madrugar y hacer cola para recibirlo a su llegada a la Catedral. Su discurso final, más distendido que el de su homilía, bastó para meterse en el bolsillo a un público fiel y entregado. Arturo Ros quiso agradecer a todos los presentes el recibimiento y enumeró uno por uno a todos aquellos que lo habían arropado. Incluso bromeó con la alcaldesa de Santander, Gema Igual, porque un grupo de valencianos lo había seguido hasta allí en secreto para sorprenderlo. «Me habéis engañado, habéis invadido Santander sin decirme nada. No se preocupe alcaldesa, son buena gente y no han tirado ninguna traca ni petardazo», le trasladó sonriente a la primera edil.
Tras ello llegó el momento más emotivo para el obispo recién llegado, que hace solo unos días nha perdido a uno de sus seres más queridos: su madre. «No es justo no decir lo que uno lleva en el alma», comentó Ros con la voz quebrada pero sin perder la sonrisa. «Me embarga la emoción por el recuerdo vivido hace pocos días. Soy consciente de que esta última semana la persona que más me ha ayudado, que más caricias me ha dado, es mi madre en el cielo. Desde ese momento hemos tenido serenidad y paz, pero es justo que me salga desde lo más profundo de mi corazón decir gracias mamá, hasta siempre», relató el obispo entre lágrimas. Un sentir que quiso compartir y que desató un sonoro y largo aplauso de todos aquellos que llenaban el templo.
Ese era el final de un acto, el de toma de posesión del nuevo obispo, que se prolongó durante más de dos horas y que comenzaba pasadas las diez de la mañana con el prelado valenciano orando en privado, ante las reliquias de los santos mártires Emeterio y Celedonio.
Sobre las 10.45 horas ya estaba todo preparado para la ceremonia y sonaban insistentes las campanas. En las primeras filas las autoridades tomaban asiento y se escuchaban los primeros acordes del órgano y las voces corales del grupo A Capella que cantó durante la ceremonia. En los pasillos, los voluntarios del comité organizador vigilaban que todo estuviera en su sitio para recibir a Ros. Y así fue, el prelado llegó precedido de un séquito de obispos, arzobispos, cardenales, diáconos y sacerdotes...Todos ellos distinguidos por sus particulares vestimentas, en esta ocasión de un blanco puro en el que solo sobresalía el púrpura de alguna capa o gorro. Encabezaban la particular procesión hasta la Catedral varios de los obispos anteriores (Sánchez Monge y Jiménez Zamora) y el nuncio de su Santidad en España, Bernardito Cleopas.
Había llegado el momento de dar la bienvenida a Ros y decir adiós a Manuel Sánchez Monje, quien ha estado al frente de la Diócesis durante siete años. Fue este último quien intervino en primer lugar para dar la bienvenida a su sucesor como administrador apostólico. Así, Sánchez Monje le legó el desarrollo de un plan pastoral de formación, aún inacabado «por la pandemia», para atajar el «laicismo» que contribuye a que «se alejen los fieles de la práctica religiosa», o la escasez de vocaciones «que nos ha obligado de algún modo a reestructurar las parroquias en unidades pastorales que pretendemos que no se quede en una mera agrupación de parroquias», dijo, recordando a su sucesor que un obispo debe ser «vínculo de unidad en la Diócesis».
Por su parte, Ros recibió con entusiasmo el testigo y aseguró que llegaba con la misión de «anunciar a Jesucristo» desde la fraternidad y la misericordia. «Deseo de corazón para toda la Diócesis, que digan de nosotros que acogemos, que somos amables y construimos juntos el bien. No puede haber mejor proyecto de presente y futuro», expresó desde el púlpito. Ros también añadió Ros que «sin Cristo la vida no tendría ningún sentido» y animó a comunicar el Evangelio «contemplándolo con amor, deteniéndose en sus páginas y leyéndolo con el corazón».
Además de la multitud de feligreses de toda la región que se acercaron a la Catedral, a la ceremonia asistieron también las autoridades de Cantabria; de hecho, había una amplia representación de los poderes públicos, judiciales y las fuerzas de seguridad, encabezados por la alcaldesa de Santander, Gema Igual, la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia o el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, José Luis López del Moral, entre otros.
¿Quién es el nuevo obispo de Santander? Los que lo conocieron durante la homilía pudieron ver desde el púlpito a un gran orador que, además, les dejó ver su lado más humano. En lo profesional y lo religioso Ros cuenta con un extenso currículum. Nació en 1964 en la localidad valenciana de Vinalesa en el seno de una familia profundamente cristiana. Ros es, además, nieto del mártir Arturo Ros Montall, beatificado por Juan Pablo II en Roma el 11 de marzo de 2001. Su abuelo fue asesinado en 1936 y sus últimas palabras a su mujer e hijos fueron las del «perdón» a sus captores. De ahí que el prelado haya elegido el lema 'Properate ad veniam oferre' (apresuraos a perdonar) para su escudo episcopal como obispo de Santander, que también tiene el símbolo de su apellido y de la Virgen del Rosario, patrona de su localidad natal. Antes del sacerdocio también existió un joven Arturo Ros que ejerció varios años en la banca privada de la que pronto salió para iniciar su formación teológica. Ingresó en el seminario en 1987 y fue ordenado sacerdote en la Catedral de Valencia en 1993. Tras pasar por varios cargos y parroquias, en 2016 fue nombrado obispo auxiliar de Valencia y desde hoy es obispo de Santander.
El obispo electo nació el 10 de junio de 1964 en Vinalesa (Valencia). Después de haber trabajado en el sector de la banca, ingresó en el seminario mayor de Valencia y completó los estudios filosóficos y teológicos en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer (1987-1993). Es licenciado en Teología por esta misma Facultad. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1993 en Valencia.
El Papa Francisco le nombró obispo auxiliar de Valencia el 27 de junio de 2016, asignándole la sede titular de Ursona (Osuna, Ursonen(sis) -España-, que tenía como metropolitana a Sevilla). Recibió la ordenación episcopal el 3 de septiembre del mismo año. En la CEE es el presidente de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia.
Arturo Pablo Ros Murgadas, que hasta ahora era obispo auxiliar de Valencia, sustituye en el cargo a Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander desde 2015. Nacido en Fuentes de Nava (Palencia) el 18 de abril de 1947, Sánchez ingresó en el seminario menor y realizó luego los estudios eclesiásticos en el seminario mayor de Palencia. Fue ordenado sacerdote el 9 de agosto de 1970. Cursó Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma donde obtuvo, en 1974, la Licenciatura y en 1998, el Doctorado.
Benedicto XVI le nombró obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol el 6 de junio de 2005 y el 23 de julio recibió la ordenación episcopal. El 6 de mayo de 2015, el papa Francisco le nombró obispo de Santander, sede de la que tomó posesión el 30 de mayo de este mismo año. En la CEE, es miembro de la Comisión Episcopal para la Liturgia.
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