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La organización agraria Asaja Cantabria ha denunciado un «incremento» de los ataques del lobo a la ganadería ante la «imposibilidad» de establecer controles de la especie tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), y por tanto ... la prohibición de su caza
En concreto, ha puesto como ejemplo los ataques sufridos durante este fin de semana en Mata de Hoz (Valdeolea, Cantabria) y en el puerto de Brañosera (Palencia), en donde las vacas de ganaderos cántabros han sido «comidas por los lobos».
Asaja cree que esta situación que se está viviendo en el campo es «por culpa de medidas que se toman desde arriba» y han alertado del «abandono» que se está llevando a cabo por parte de los políticos españoles «que están mirando hacia otro lado».
«Si la situación no cambia y no se actúa para frenar el descontrol de esta especie muchos ganaderos perderán a sus animales, su forma de vida y la población no podrá comer y alimentarse», ha advertido.
Por otro lado, este miércoles, las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, COAG y UPA han presentado ante la Audiencia Nacional un recurso contencioso administrativo en contra de la orden ministerial que incluye al lobo en el Lespre para el conjunto de España y piden la suspensión cautelar de esta decisión del Gobierno que supone prohibir su caza en toda España al considerar que es «contraria a derecho» y que «perjudica gravemente a los ganaderos».
Las organizaciones se suman así con un recurso similar a la petición de las comunidades autónomas de Galicia, Asturias Cantabria y Castilla y León, presentado recientemente ante la Audiencia Nacional contra la orden del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del 20 de septiembre que establece la prohibición de cazar lobos en todo el territorio nacional.
En un comunicado, explican que con su recurso tratan de evitar que se agrave «aún más» la situación de los ganaderos que el propio Ministerio reconoce en su última Memoria, aun estando en vigor el anterior régimen de protección, «desde el punto de vista de protección de la ganadería extensiva, los daños no solo disminuyen, sino que han crecido de modo importante en algunas áreas».
En su recurso reflejan que antes de dicha orden ministerial, los ganaderos al norte del río Duero -donde sí estaba autorizada su caza cinegética- perdían una media de 9.812 animales al año, mientras que ahora, la inclusión del lobo en el Lespre «lógicamente supondrá un incremento exponencial de estas pérdidas por no hablar de otros daños en el ámbito rural».
Así, detallan de manera pormenorizada los daños económicos y sociales, por comunidades autónomas sufridos por los ganaderos en los últimos años y denuncian que las indemnizaciones son «siempre parciales e insuficientes» para resarcir las pérdidas reales, que las administraciones regionales han tenido que poner en marcha.
De ese modo, detalla que en el Principado de Asturias, en el periodo 2017-2020, el número de animales dañados asciende a 12.966, con un importe de resarcimientos de 835.000 euros en 2019 y otro tanto en 2020. En Cantabria, por su parte, la Consejería de Agricultura contabilizó unamedia de dos ataques diarios de lobo en 2020.
En cuanto a Galicia, reflejan en su escrito que las reses atacadas que fueron declaradas ascienden a unas 2.300 al año, aunque el número real de bajas probablemente se acerque a las 4.000. Así, calculan que los daños en la región superan los 2 millones de euros/año de media, computando no solo las reses muertas sino también los abortos por estrés, los descensos en la producción de leche, los costes veterinarios, lucro cesante, etc.
Las organizaciones afirman que, de esos dos millones, la Xunta afrontó en 2020 indemnizaciones por valor de 650.00 euros, un 32% de la pérdidas reales, siendo el resto soportado por los ganaderos. Y desde septiembre de 2021, tras la inclusión del lobo en el LESPRE, esta comunidad autónoma anuncia la supresión de la ayudas por daños del lobo alegando que ahora es responsabilidad del MITECO.
Respecto a Castilla y León, entre enero a septiembre de 2020 se han declarado 1.835 ataques de lobo con un resultado de 2.660 reses muertas. Las provincias más afectadas por estos ataques se encuentran al sur del Duero, donde precisamente el lobo está incluido en el LESPRE desde el año 2019, por lo que advierten de que con la aprobación de la orden de Transición Ecológica la situación se extrapole al resto de provincias y el problema se agrave «aún más».* En definitiva, ASAJA, COAG y UPA argumentan ante la Audiencia que el lobo «no está en situación vulnerable al norte del Duero» y que la desprotección en la que quedan vacas, ovejas y equinos y la presión que ejerce el lobo sobre la ganadería extensiva causan un grave impacto económico y social tanto a los ganaderos como al conjunto del medio rural, por no hablar de las consecuencias medioambientales que la desaparición de la ganadería extensiva tendría sobre el entorno natural.
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