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Hace justo un año, la Asociación de Diabetes denunciaba que los niños de Cantabria eran los únicos de España que no tenían acceso al glucagón nasal, el fármaco comercializado con el nombre de Baqsimi que reemplaza a la inyección de insulina para tratar la ... hipoglucemia grave (bajón de azúcar). «Y estamos igual», lamenta su presidente, Aureliano Ruiz. «Hay 140 niños con diabetes tipo 1 que se podrían beneficiar de este inhalador, que no necesita estar en nevera, a diferencia del inyectable, y es mucho más sencillo y rápido, y sin embargo, el SCS lo habrá aprobado en cuatro o cinco casos, para cumplir con el expediente», se queja Ruiz, «convencido» de que Cantabria es la única comunidad de España que no lo está dando «por una cuestión de cabezonería».
Esta es la primera de las reivindicaciones que lanza con motivo del Día de la Diabetes, que se celebra cada 14 de noviembre, aunque la lista es larga. «Ha sido una legislatura perdida, no se ha avanzado nada de nada. Hemos pasado de estar a la cabeza a ser el hazmerreír de España», añade el presidente del colectivo. Y pone el ejemplo más claro: «En la renovación del contrato de las agujas del SCS resulta que nos vuelven a poner las de 2016, las PIG que tanto tuvimos que pelear para que nos las quitaran porque hacían daño. Entonces, gracias a que las madres se pusieron en pie de guerra y a lo que nos movilizamos, conseguimos que se rescindiera el contrato y se incorporaran las buenas (las de BD, que no han dado problemas en 30 años). Y ahora nos encontramos con que las ponen otra vez (se están repartiendo hace dos meses), y encima han usado a los pacientes para blanquear el contrato», dice contundente.
Aureliano Ruiz | Presidente Asociación de Diabetes
«Para qué nos las dan a probar y nos piden que las valoremos si después eligen justo lo contrario de lo que recomienda la asociación», se pregunta Ruiz, que entiende que «la gente se esté quejando e incluso hay quien está comprando en farmacia las agujas buenas, a un precio de 25 euros la caja de 100 pinchazos, que no dura ni quince días, ya que una persona con diabetes tipo 1 se pincha mínimo cuatro o cinco veces al día».
A la par del concurso de Cantabria, se convocó también en la Comunidad de Madrid y el País Vasco «y sólo a nosotros nos han puesto las mismas de 2016, que duelen porque no tienen suficiente lubricación y rasgan la piel. Es incomprensible». De otro lado, «Cantabria es también de las comunidades que se han quedado atrás con las bombas de asa cerrada», que funcionan como un páncreas artificial. «Ese sí que supone un cambio radical en el control de la enfermedad, es otro mundo. Permite vivir con tranquilidad, incluso durante el sueño, porque se autorregula. Aunque en la región apenas se ha puesto una treintena este verano, cuando ya estaba a punto de terminar el plazo que había marcado el Ministerio de Sanidad», indica Ruiz.
«El problema que tenemos aquí es que a los menores de 18 años no se les proporciona el sensor que va acoplado a la bomba; es como si te sacas el carné de conducir pero no tienes coche, ¿de qué te sirve?». Desde la asociación admiten que el Ministerio aún no lo tiene aprobado para menores, pero «hay comunidades que sí están financiando ya ese sensor para los niños», caso de Galicia.
«En Cantabria el coste del sensor lo tendrían que asumir los padres, pero hablamos de unos 200 euros cada diez días», apunta Ruiz, una cuantía que la mayoría de las familias no puede asumir. Y aunque todas estas cuestiones se las ha trasladado personalmente hace meses tanto al consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, como al gerente del Servicio Cántabro de Salud, Rafael Sotoca, «lo cierto es que no se ha movido nada».
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