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Se acabó la incertidumbre, la espera angustiosa y la negociación. Las cinco vacas que decomisó el Seprona en marzo de 2022 y de las ... que se hizo cargo la protectora La Manada Cántabra son ahora propiedad de uno de los miembros de la asociación tras firmar un acuerdo de compra con el que todavía era su legítimo dueño. «Hemos pagado 7.000 euros y ya son nuestras. No se las va a llevar nadie. Ya no corren peligro. Se acabó todo», informó ayer Carlos Llorente, copropietario de La Manada Cántabra, que ha puesto el dinero de su bolsillo tras terminar de reunirlo el pasado lunes. Los terneros que nacieron tras el decomiso son propiedad de la protectora.
«Hemos firmado el lunes a la una del mediodía», confirmó Llorente. Es el último episodio de una historia dramática que enfrentó a los responsables del refugio de animales con el que era dueño de las vacas hasta el punto de que el asunto atrajo el interés de muchos medios de comunicación nacionales. Es un asunto que se remonta a marzo de 2022, cuando los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ordenaron decomisar los cinco ejemplares de una ganadería de Sarón por encontrarse «en estado de delgadez extremo, sin agua a disposición, en un espacio de reducidas dimensiones y sin una ventilación e iluminación adecuadas».
El punto álgido de esta historia llegó el pasado 15 de enero, cuando una jueza dio un ultimátum para su devolución al dueño tras considerar que no se apreciaba delito de maltrato en tener unas vacas desnutridas. Más de un centenar de personas se agolparon a las puertas de la protectora en el alto del Churi, en Camargo, y obstaculizaron la entrada del camión del Seprona, que no pudo evacuar los animales.
Después de aquello, la batalla continuó en los tribunales y este pasado lunes, cuando la Guardia Civil parecía ultimar el regreso a la finca para llevarse a los ejemplares, el refugio reunió el montante para comprarlos. «Hemos luchado mucho por salvar a estas vacas. Son parte de nuestra familia y además siempre fue injusto que el dueño las hubiera tratado como las trató y que ahora, después de estos años de mantenerlas con nuestro dinero y esfuerzo, y fuésemos obligados a devolvérselas para que las mandara al matadero», insistió en numerosas ocasiones la copropietaria del refugio, Patricia López, la mujer que dio la cara el 15 de enero, cuando las imágenes de lo sucedido en Camargo dieron la vuelta a España y se convirtieron en virales en redes sociales.
Una finca nueva
El desafío ahora es comprar una finca anexa al espacio que el refugio tiene en Viérnoles. «Lo que queremos es adquirir ese espacio para poder trasladar a las vacas allí, porque es una finca anexa a lo que ya tenemos, con lo que es muy cómodo», explica Llorente. Cuenta que han abonado ya 6.800 euros en concepto de señal y que en un mes podrán formalizar el contrato de compra. A través de la página web (https://refugioanimallamanadacanta.org), cualquier particular puede realizar donaciones a través de un número de cuenta. Por ahora están tranquilos porque han logrado poner punto y final a toda la lucha por la vida de estas vacas.
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