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La Asociación de Urcranianos de Cantabria ha advertido hoy de la llegada «descontrolada» de refugiados a la región, que van a buscar a la frontera particulares contraviniendo las indicaciones de la agrupación, que se enfrenta al problema de la recepción de estas personas porque desconoce cuántas plazas de acogida hay disponibles en la comunidad y durante cuánto tiempo, entre otras cuestiones.
Así lo ha dicho hoy, tras el minuto de silencio por el pueblo ucraniano convocado por el Ayuntamiento de Santander, la portavoz de la Asociación de Ucranianos en Cantabria, Irena Tkachuk, que se ocupa de coordinar la ayuda humanitaria en la región.
«La gente, en iniciativas particulares descontroladas, ha alquilado autobuses y han ido a buscar gente a la frontera. Nosotros hemos dicho que tienen que saber a quién están buscando y a dónde los van a traer».
Tkachuk ha asegurado que «por supuesto que estamos a favor de que la gente de Cantabria, si tiene familiares o amigos, y tiene la posibilidad de acogerlos, les facilite la llegada porque no tienen cómo llegar. Me parece muy bien, pero siempre y cuando se sepa a quién se va a buscar y dónde se les va a traer; que sea una recogida controlada», ha insistido.
Al respecto, ha recordado que la asociación pidió a los ciudadanos que no fueran a la frontera pero «se nos ha ido de las manos, no podemos controlar a los particulares». El problema son las mafias que pueden aprovechar la situación, ha advertido. «Tienen la posibilidad de hacer lo que quieren», por lo que ha insistido en la necesidad de realizar las recogidas de manera controlada.
«Ha ido gente preparada para recoger a estas personas que han tenido que abandonar sus casas con lo puesto, con niños o enfermos. Y a los que nosotros hemos podido controlar, han ido preparados a la frontera», ha comentado, apuntando que aunque existen listados de gente que está en la frontera del país, «es un 10% lo que tenemos controlado, un 90% no».
Un caso de «gente con muy buenas intenciones que llega a la frontera con un autobús de alquiler» se ha saldado con 30 refugiados que ahora están en el albergue de Solórzano. «No sé quién los ha traído, pero el albergue no puede soportar la carga de dar de comer a 40 personas más de tres o cuatro días, y por lo visto ningún organismo oficial estaba avisado. Ahora la alcaldesa de Solórzano ya lo sabe y se va a intentar solucionar la situación», ha relatado.
El problema es que la asociación no sabe «cuántas plazas hay disponibles en Cantabria, dónde están y qué hacemos con la gente que llega y no tiene dónde alojarse. Y cuánto tiempo estos albergues o particulares que están acogiendo pueden soportarlo».
En este sentido, la asociación ofrece ropa, comida, «todo lo que está en el almacén que se ha recogido para el envío», a los refugiados. «Acaban de llegar siete chicas, madres con niños, a recoger cosas que necesitan», ha señalado.
Tkachuk ha pedido «facilitar» la coordinación, y como ejemplo se ha remitido a la guía que ha elaborado el Ayuntamiento de Santander «de dónde tienen que ir para registrarse, para poder recibir la ayuda. Pero en toda Cantabria no tenemos una guía concreta».
«Sabemos dónde tienen que presentar la documentación, eso está bien, todo el mundo que ha llegado ya sabe que puede acceder a un centro médico. Incluso los niños están escolarizados. Pero donde tenemos ahora mayor problema es en la recepción de los refugiados y en darles de comer», ha reiterado.
Ha explicado que la asociación, que está colaborando con el Ayuntamiento de Santander, Protección Civil, Bomberos Voluntarios, ha asumido la coordinación de toda la ayuda humanitaria en la comunidad porque trabaja con un centro logístico «fiable y oficial» de Ucrania, que distribuye la ayuda y garantiza que todo lo que se está enviando «llega donde tiene que llegar».
«Ayer por ejemplo se ha descargado un camión y se ha llevado en tren toda la ayuda hacia la zona de Odesa, donde se va repartir entre Jersón y Mykolaiv, que son las ciudades más afectadas, y quizá algo pueda llegar a Mariúpol, que está en la peor situación. Y parte del material de ayer se ha ido en cuatro furgonetas a la zona 'caliente' de Járkov», ha explicado.
Tkachuk ha subrayado que desde la asociación «seguimos mandando ayuda, seguimos trabajando; hay mucha gente muy solidaria y empresas, particulares y ayuntamientos siguen recogiendo material», así como la «seguridad» de que llega y se reparte a través del centro de logística estatal, que ha comunicado al Gobierno de Cantabria «que es oficial y seguro». «Esta ayuda es muy necesaria y estamos seguros de que estamos haciendo las cosas bien».
Esta semana, la asociación espera enviar otros dos camiones de ayuda, también en colaboración con el Ayuntamiento de Torrelavega.
Respecto a la escasa presencia de ciudadanos ucranianos en las concentraciones de los viernes, Tkachuk ha explicado que sus compatriotas están trabajando. «En el almacén hay quince personas preparando palés para envío, y otros tantos están haciendo de traductores con los refugiados que han llegado a Cantabria».
Por su parte, Osana, que ha nacido en una localidad próxima a la frontera con Polonia, ha afirmado que hoy tiene más esperanza que hace unas semanas en el final de la guerra. «De momento, nuestro país está destruido, que es lo que están haciendo los rusos, porque no solo Putin tiene culpa. Están bombardeando las calles, las casas, las infraestructura; nuestras ciudades están destrozadas pero tenemos esperanza» tras el anuncio del presidente norteamericano, John Biden, del envío de nuevo armamento.
Según Osana, si Ucrania puede con ello proteger el espacio aéreo del país, «expertos dicen que con dos o tres semanas va cambiar la cosa y vamos a poder ver una ventana para ganar la guerra. Con la ayuda de todo el mundo, eso sí».
El tercer minuto de silencio que convoca el Ayuntamiento de Santander desde el inicio del conflicto ha contado con representantes de la Asociación de Ucranianos de Santander, miembros de la Corporación, trabajadores municipales y ciudadanos.
La alcaldesa, Gema Igual, que ha trasladado el apoyo de la ciudad a los más de mil ucranianos que viven en Cantabria, la mayoría de ellos en la capital, y a las personas desplazadas que están llegando huyendo de la guerra.
«Desgraciadamente, volvemos a concentrarnos para expresar nuestro rechazo más absoluto a esta barbarie y para exigir el cese de esta brutal invasión que está acabando con el país y sus gentes», ha lamentado la regidora, que ha mostrado su cariño y la solidaridad de todos los vecinos a los afectados por la guerra.
«Me siento orgullosa de la cadena de solidaridad que estamos formando, una iniciativa que ha permitido ya el envío de cinco camiones de ayuda humanitaria hasta la frontera de Hungría con Ucrania», ha asegurado y ha animado a seguir colaborando, «cada uno con lo que pueda», aportando alimentos infantiles y para personas adultas, o productos de higiene para niños a través de la red de centros cívicos.
«Santander da la bienvenida a todas las personas que huyendo del horror están llegando estos días hasta nuestra ciudad y a otros municipios de Cantabria. Estaremos a la altura», ha añadido.
Santander, entre otros, ha puesto a disposición de los desplazados y de las familias que les acogen un servicio jurídico gratuito, en colaboración con un grupo de abogados voluntarios expertos en materia de extranjería, en su primera semana de funcionamiento ha atendido a más de cincuenta personas, tanto refugiados como familias de acogida.
Jesús Gutiérrez, uno de los miembros de 'Cantabria por Ucrania' y responsable del autobús que menciona la portavoz de la Asociación 'Oberig' niega que los refugiados del albergue de Solórzano estén desantedidos. «Todo lo contrario, están contentos con las instalaciones y todo el personal del hospedaje se está volcando con ellos». Y añade que este tipo de declaraciones «solo crean alarmismo y ansiedad enre los refugiados ya que nosotros lo único que queremos es ayudar».
«Todos los ucranianos saben a dónde vienen y en el momento en el que se bajan del autobús firman un papel». Y lamenta que «esto afecte a los refugiados».
Por su parte, el Gobierno de Cantabria ha informado de que su red de albergues ha acogido a 50 refugiados ucranianos, 23 de ellos menores, «que reciben atención y asistencia a través de Cruz Roja». El Ejecutivo también ha explicado que Cantabria cuenta con 200 plazas y 8 pisos para acoger a familias que han huido de Ucrania tras la invasión de Rusia «en coordinación con los recursos con los que cuentan las ONG incluidas en el sistema de acogida y refugio de la región».
Actualmente, Cantabria ha recibido más de 200 personas desplazadas y ya se han escolarizado a 33 niños y niñas en centros educativos de 10 municipios.
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