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Ainhoa de las Heras
Suesa
Jueves, 1 de junio 2023, 07:13
Jaime A.F., el conductor de 73 años detenido como presunto autor del atropello mortal de tres campistas en Suesa (Ribamontán al Mar) el pasado abril, estuvo a punto de estrellarse contra al menos otros dos coches momentos antes del siniestro, según han declarado ... varios testigos ante la Guardia Civil, encargada de realizar el atestado, que tendrán que ratificarse en las próximas semanas ante el juzgado instructor. Todos ellos coinciden en que el monovolumen que conducía por la carretera CA-433, entre Somo y Suesa, circulaba «muy deprisa» y «en zig zag» o «dando bandazos», según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al caso. El instituto armado trabaja en la reconstrucción del accidente para determinar a qué velocidad aproximada circulaba el vehículo.
Una mujer que se dirigía con su hijo menor en el coche hacia un supermercado tuvo que dar un volantazo y salirse de la calzada para evitar colisionar contra él porque había tomado la curva de manera «descontrolada» e «iba ladeado como si fuera a volcar». Lo mismo que otro conductor, que frenó en seco al ver cómo el monovolumen se aproximaba hacia él en sentido contrario, por su carril. Los testimonios apuntan a una conducción temeraria, que puso en peligro a varios usuarios de la vía, antes de arrollar a Erika, de 42 años, y su hijo Ethan, de 19, y a una amiga riojana, María Teresa, de 68 años, que les acompañaba. Los tres acababan de salir del camping Somo Parque para dar un paseo por una senda peatonal. Vecinos del pueblo también han declarado ante la Guardia Civil que Jaime había estado en un bar al menos desde las dos y media de la tarde de aquel 4 de abril, y a lo largo de cuatro horas, «tomando algo». El precio de las consumiciones fue de 80 euros, han detallado. Clientes del local y conocidos del detenido mantuvieron con él una discusión porque insistían en quitarle las llaves para que no condujera por su estado de embriaguez, pero él se negó y se subió al coche para irse a casa. Momentos después, arrolló a los tres peatones.
Una pareja de un pueblo cercano que se encontraba también paseando por la zona escuchó un estruendo y al acercarse, encontró a una persona que yacía en la carretera fallecida y a otras dos que habían sido proyectadas por el impacto detrás de una valla. El monovolumen chocó también contra un Citroën blanco, cuya conductora resultó herida leve y presenta cervicalgia. El vehículo ha sido declarado como siniestro total. Tras el atropello, Jaime quiso apearse del coche, aunque los testigos se lo impidieron hasta que llegó la Guardia Civil. Los agentes le describen en el atestado como «aletargado» y reflejan que tenían que repetirle las indicaciones para que las comprendiera.
Al soplar en el alcoholímetro, el conductor arrojó una tasa de 0,73 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, que en la prueba de contraste (en sangre) practicada en el hospital se confirmó en 1,3 gramos de etanol. En el coche llevaba además «numerosas botellas de licor (vino)». Tras ser puesto a disposición judicial, el arrestado quedó en libertad provisional con la obligación de personarse en el juzgado. El magistrado argumenta en el auto que no había riesgo de fuga ni de reiteración delictiva y que su «delicado estado mental podría empeorar» en la cárcel.
El presunto autor del triple atropello mortal tenía antecedentes por una infracción administrativa y por un siniestro de tráfico en la misma zona, próxima a su domicilio, donde murieron Erika, Ethan y María Teresa, según se recoge en el atestado de la Guardia Civil entregado en el juzgado. El hombre fue sancionado por una alcoholemia en julio de 2021. Según el informe aportado a la causa, duplicaba la tasa de alcohol permitida cuando le detuvo una patrulla de la Guardia Civil y le practicó un control en la carretera entre Somo y Suesa. En agosto de 2022, Jaime A.F. estampó el coche que conducía contra un contenedor de reciclaje de vidrio en la carretera entre El Astillero y Santoña. Entonces, se atribuyó el siniestro a la «somnolencia» y a un posible «desvanecimiento». No consta que se le practicara la prueba de alcohol. En su defensa, el conductor ha alegado que estaba tomando distintas pastillas para la depresión, lo que pudo aumentar el efecto de la ingesta de licores. La familia de las víctimas vizcaínas está representada por la asociación vasca Stop Violencia Vial, que lucha por concienciar a la sociedad contra los delitos de tráfico.
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