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La Asociación de Atuneros Cañeros Dakartuna, que engloba a las cuatro embarcaciones que sufrieron un bloqueo de cinco meses en Senegal, ha remitido un escrito al comisario europeo de Pesca, Virginijus Sinkevicius, para que dé luz verde a las ayudas que reclaman por los perjuicios ... padecidos, tal y como exigen los propios eurodiputados españoles. Miguel Ángel Solana Torre, armador del Pilar Torre, barco con sede en Colindres, suscribe la carta en representación de su atunero y del Berriz San Francisco, de Hondarribia, del Iribar Zulaika, de Guetaria, y del Corona del Mar de Bermeo, cuyo patrón es también de Colindres. El panorama que dibuja Solana es desolador. «Actualmente los bancos no dan más. Sinceramente, si no se reciben las ayudas europeas inmediatamente, los barcos no podrán subsistir hasta que en septiembre se vuelva a reunir la comisión y vuelvan a debatir nuestra situación», advierte.
Esta carta responde a la intervención del representante de la Comisión Europea, Sadauskas Kestutis, quien el pasado 11 de junio atribuyó el problema que afecta a estos cuatro atuneros «a un decreto del Gobierno de Senegal», por lo que les niega el derecho a acogerse a las indemnizaciones para causas de fuerza mayor. Desde Dakartuna señalan que el responsable de su situación fue «un problema económico entre el Gobierno de Senegal y la Unión Europea», por lo que entienden que les corresponden dichas ayudas que se contemplan para situaciones cuyo origen es una «fuerza mayor» en el lenguaje jurídico.
El portavoz de las cuatro embarcaciones señala que «somos conscientes de que solo somos empresas familiares, pero estamos comprometidos con la pesca sostenible, además de ser la única pesquería artesanal y responsable de pesca de atún tropical que queda en toda Europa».
Tras recordar que pese a todas las trabas han cumplido sus compromisos con el Gobierno senegalés y con sus propios tripulantes, además de afrontar los gastos portuarios y de licencias, agradecen el esfuerzo de la Unión Europea (UE) para desbloquear la situación. Pero reiteran que su situación es límite. De demorarse la situación, todo resultará inútil. «Probablemente ya no queden barcos a los que deban dar las ayudas», concluyen.
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