
El auge del turismo de autocaravanas fuerza al Gobierno a regular por ley sus aparcamientos
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El Ejecutivo regional ultima un nuevo decreto que establece los requisitos de las áreas de servicio y pernoctación para estos vehículosLas autocaravanas se mueven en medio de una paradoja: les afectan demasiadas leyes, pero ninguna soluciona el vacío legal. Es decir, son vehículos, pero también son alojamiento turístico, y por tanto, les afectan dos leyes distintas. De un lado, la de circulación, que les permite estacionar en cualquier plaza de aparcamiento siempre y cuando no ocupen más espacio del permitido; y de otro, la de acampada, que les prohíbe pernoctar en espacios no preparados para tal efecto, como áreas reservadas en suelos públicos o privados, con capacidad para carga de agua y aliviadero de aguas negras. Entre ambas leyes están las ordenanzas municipales, que según el ayuntamiento en cuestión sanciona o no según sus normas, que en ocasiones van contra lo dispuesto en ley de tráfico.
Dicho esto, y ante semejante galimatías legal, las administraciones se enfrentan a un volumen de turistas que crece a un ritmo exponencial: ¿dónde pueden pernoctar entonces las autocaravanas, que en los últimos cinco años han aumentado un 347% las ventas en todo el país y suman un parque móvil de 45.000 vehículos sólo en España? Según los datos de la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning (Aseicar), en lo que llevamos de año se han vendido casi un 11% más que en 2017, y las previsiones para este mes de agosto han sido de 150.000 autocaravanas recorriendo las carreteras del país.
Hostelería se asoma a la la regulación de este tipo de turismo planteando una duda: «El debate no debe ser si debemos o no solucionar un problema puntual con una medida concreta, sino qué tipo de turismo queremos tener en Cantabria: ¿deseamos recibir mucha gente o deseamos que el turismo nos aporte riqueza y empleo?», dice el presidente, Ángel Cuevas. Las autocaravanas tienen en este tema «un papel principal», dice, «puesto que muchas de ellas invaden fincas privadas, de aparcamientos en entornos de playa. Al final, estas fincas se convierten en campings ilegales amparados por ordenanzas reguladoras de aparcamiento en las que se incumplen normativas medioambientales, urbanísticas y turísticas».
Por lo tanto, el presidente de la Asociación de Hostelería, que engloba a 1.700 empresas de la región, sostiene que «si lo que deseamos es recibir cuantos más turistas como sea posible, la idea de habilitar espacios para aquellos que vienen con su casa a cuestas parece una solución acertada, pero si lo que deseamos es que el turismo nos aporte riqueza y empleo deberíamos buscar que los que nos visitan lo hiciesen de forma ordenada, regulada y segura».
Décadas de turismo rodante en Europa pueden servir de ejemplo para una práctica que aquí aún deambula entre los límites legales a nivel nacional y las cuitas particulares de cada ordenanza de los ayuntamientos. Hasta hace un año, con la creación del espacio de Las Llamas, Santander era territorio vedado, y mientras Penagos ofrece un aparcamiento adecuado para ellas totalmente gratis, en Suesa (Ribamontán al Mar) han habilitado un área reservada para 66 vehículos que cuesta 12 euros la noche (9 euros sin toma de luz), y que gestionan los responsables del camping privado de al lado. ¿Se debe o no facilitar este tipo de turismo?
Mientras desde Aseican atribuyen un gasto medio de 100 euros día por vehículo, y desde el sector profesional de la hostelería ven un foco de competencia desleal, lo cierto es que tras haber protagonizado en las últimas semanas noticias de desalojos como el de Oyambre o Langre, cabe preguntarse si Cantabria está preparada para recibir esta oleada de casas rodantes. Por el momento, y ante la creciente llegada de este tipo de turismo, el Gobierno de Cantabria ha tomado la decisión de regular su alojamiento, y para ello está ultimando la creación de un decreto dedicado a campings y autocaravanas que establezca los «requisitos de las áreas de servicio y pernoctación». Este decreto, que deroga al de campamentos de turismo 95/2002 por el que se venía regulando la parte de campings, incluye ahora también autocaravanas. La Dirección General de Turismo ha elaborado y redactado el borrador, en este momento en manos de los servicios jurídicos, antes de su envío al Consejo de Estado para su aprobación final. Lo han hecho, dicen, «teniendo en cuenta las sugerencias y peticiones de las plataformas de autocaravanistas, con los que se han mantenido reuniones, en base a su experiencia como usuarios».
El nuevo decreto incluye los requisitos que deberán tener las áreas que se construyan en Cantabria como el número de plazas, dimensiones de las mismas, anchura carriles, dimensiones de zona de giro así como tomas de suministro. Además de regular el espacio para autocaravanas, este decreto dará «amparo legal» no sólo a los usuarios de este tipo de vehículos sino a la iniciativa privada que quiera poner en marcha un proyecto: «A veces, cuando no hay regulación, la gente no se atreve a emprender una empresa de este tipo. El decreto por tanto da garantías al emprendedor y al usuario, de ahí que una de sus ventajas pueda ser fomentar la iniciativa empresarial».
Según fuentes del Ejecutivo, el nuevo decreto también se ha fijado en cómo estaba regulado en otras comunidades, donde el desequilibrio es máximo: de la dificultad en Asturias a la flexibilidad de Galicia (pioneros en la creación de una asociación de autocaravanistas) o la total disposición de medios de la franja del Mediterráneo. «Para su redacción se ha tenido en cuenta a las diferentes asociaciones del sector y se ha elevado a consulta pública de los ciudadanos, que también han aportado sus respectivas opiniones», dicen desde Turismo.
¿Dónde radica el problema de estos vehículos? En responder si están aparcadas o acampadas. Son vehículos, y por tanto están sujetas a las leyes de circulación, pero también a las de acampada, al ser consideradas 'turismo itinerante'. Ante el viscoso límite en el que se mueven estas casas con ruedas, la DGT aprobó en 2008 una norma (la Instrucción 08/V-74) que establecía que mientras un vehículo está correctamente estacionado, sin sobrepasar las marcas viales de delimitación de la zona de estacionamiento, ni la limitación temporal, «no es relevante que sus ocupantes se encuentren dentro».
La excepción está en que «la actividad interna no trascienda al exterior mediante el despliegue de elementos que desborden el perímetro del vehículo, como tenderetes, toldos, dispositivos de nivelación, soportes de estabilización». Es decir, que si una autocaravana abre una ventana, ya estaría acampada en la calle, y por tanto, ahí podría ser sancionada. Es el matiz entre estacionar y acampar lo que divide a usuarios y ayuntamientos; muchos han optado por construir aparcamientos adecuados a este tipo de vehículos, otros en cambio, son más coercitivos con leyes que prohiben su estacionamiento alegando límite de peso.
En Santander, el ejemplo más reciente es el del Parque de Las Llamas, con 25 plazas, creado para enfrentar un problema que llenaba la campa del Faro (entre otros emplazamientos) de acampadas libres y por tanto sin regular. Pero ¿son suficientes esas plazas para un turismo de esta envergadura de cifras? En León, por ejemplo, el año pasado habilitaron detrás de la catedral y detrás de San Marcos dos áreas con capacidad para 72 caravanas. En Santander también hay un segundo aparcamiento adecuado para estos vehículos; se encuentra en una calle del polígono industrial de Nueva Montaña, sin embargo, el aparcamiento en cordón, con la toma de agua y el dispensario de aguas necesario, a menudo está ocupado por coches a pesar de la señal que lo prohíbe expresamente.
En el resto de Cantabria, los ayuntamientos también han dado pasos para abrirse a los nuevos visitantes: en el lago del Acebo, junto al Parque de Cabárceno, un área pública da la posibilidad de pernoctar a un centenar de autocaravanas. Tanto en Fuente Dé como en Brañavieja hay espacios cedidos para tal efecto. En Liérganes también hay disponible un espacio municipal, y aún hay más por llegar, ya que están proyectados dos en el Valle de Villaverde y en Ontaneda, vía subvención a través de la Dirección General de Turismo, para obras de dinamización turística. Además, este año se ha puesto en marcha el aparcamiento de Campoo de Yuso, en el entorno del Pantano del Ebro, como una forma de facilitar la llegada también de este tipo de viajeros a esta zona de la región. ¿Estos ayuntamientos se han anticipado o son actuaciones inevitables? El tiempo y las cifras darán la respuesta.
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