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Las quejas de pacientes por negligencias médicas aumentaron en Cantabria un 13% en 2022 respecto al año anterior, pasando de 196 a 225, una cifra, esta última, más acorde con las de la última década. Los datos, incluidos en la Memoria 2022 del Defensor del ... Paciente, indican también que las malas prácticas denunciadas tuvieron como consecuencia cinco fallecimientos.
La región ocupa el puesto catorce –de las 17 comunidades autónomas–, en el número de negligencias registradas, en la zona baja de la clasificación, como corresponde a su volumen de población, la segunda menor de España. No obstante, en 2022 hubo autonomías de mayor tamaño, como Baleares (15º, con 188) y Navarra (16º, con 108), que tuvieron cifras más bajas. La Rioja cierra la lista con 61.
El año pasado se produjeron 29 negligencias médicas más que el anterior, que se traduce en una subida del 13%, el incremento porcentual más alto de todo el país. En cualquier caso, ese total de 225 casi coincide con la media de asuntos notificados a la asociación, 224 durante los diez últimos años. El aumento de la actividad en los hospitales tras superar los peores momentos de la pandemia puede explicar el súbito incremento de casos.
225negligencias médicas se registraron en Cantabria durante el año 2022
13%es el porcentaje de aumento de negligencias en la región, el mayor ascenso de España.
13.606estaban pendientes de una intervención quirúrgica en Cantabria al término de 2022.
Según el informe del Defensor del Paciente, los centros más denunciados son, por este orden, el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, el Hospital Sierrallana y Santa Clotilde. En los dos primeros, es lógico pensar en la relación que puede existir entre los casos y el mayor volumen de pacientes que atienden. En 2021, el Hospital Comarcal de Laredo ocupaba el tercer puesto. Ninguno de ellos aparece entre los diez más denunciados de España, con el Complejo Hospitalario Universitario Insular, de Las Palmas de Gran Canaria, a la cabeza.
Las listas de espera, que afectaban a 13.606 pacientes a finales del año pasado, concentran el mayor número de quejas. Tras esta cuestión los servicios que acumulan más negligencias médicas son Urgencias, Cirugía general, Traumatología, Ginecología y Obstetricia.
En su Memoria 2022, El Defensor del Paciente, una asociación de victimas de negligencias sanitarias, en activo desde 1997, destaca la huelga convocada por los médicos de Atención Primaria, de la que culpa al Gobierno regional por «el incumplimiento de los acuerdos de 2019 para aminorar la sobrecarga laboral de los facultativos». «Es inaceptable la política de brazos cruzados del Ejecutivo cántabro que, durante más de tres años, no ha cumplido lo pactado, por lo que la huelga ha sido más que necesaria para dar un aviso a la Administración de que no se puede tirar la piedra y luego esconder la mano».
Las listas de espera en Cantabria ofrecen uno de los peores registros de toda España: según la Asociación El Defensor del Paciente, 2022 se cerró con un total de 13.606 personas pendientes de una intervención quirúrgica.
En esta clasificación, encabezada en resultados brutos por las comunidades con mayor número de habitantes (Cataluña, Andalucía y Madrid), Cantabria es la tercera con menos pacientes pendientes de operación, solo por delante de La Rioja, con 7.901, y de Navarra, que con 6.641, y a pesar de su mayor tamaño, obtiene los mejores resultados de toda España.
Mucho peor parada sale Cantabria cuando el balance de las listas de espera atiende a los días que debe aguardar el paciente para su intervención: su media, 132 días, es la quinta peor de todo el país, por detrás de Cataluña y Aragón (ambas con 151 días de espera), Canarias (144) y Extremadura (139). En el límite opuesto se encuentra el País Vasco, donde la demora media es de 65 días. La media nacional es de 132.
Los cántabros que sufren los mayores retrasos se encuentran en traumatología, cirugía general y de digestivo, oftalmología y, en cuarto lugar, cardiología. Según los responsables del Defensor del Paciente, «Cantabria precisa de un plan con medidas inmediatas, puesto que nunca ha habido tantas personas estancadas en las listas de espera para cirugías, consultas o pruebas diagnósticas: llama la atención la inacción del Ejecutivo cántabro para adoptar medidas ante esta dinámica ascendente».
Al cierre de 2021, eran 11.357 los pacientes en lista de espera, y esta se situaba en un promedio de 126 para cirugía. Traumatología era también entonces la especialidad que sufría un mayor atasco.
La solución, según esta asociación, no se encuentra en los planes de choque y derivaciones a la sanidad privada, «porque a la larga ha quedado demostrado que no son suficientes ni funcionan». Recomienda, en cambio, adecuar camas, quirófanos y medios diagnósticos a la demanda.
Subraya también el problema de la falta de especialistas en los hospitales comarcales de Sierrallana, Laredo y Tres Mares, «otro síntoma de ruptura del sistema sanitario cántabro debido a que la población opta por acudir directamente a Valdecilla ante la falta de garantías para recibir asistencia».
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Los problemas de la Sanidad de Cantabria no difieren en exceso de los que sufre el resto del país, con un total de 13.611 negligencias (455 más que en 2021), 699 de ellas con resultado de muerte. «La pandemia nos ha enseñado que necesitamos más y mejores recursos, pero no puede ser la justificación de la crisis sanitaria que sufren muchas comunidades (Madrid, Cantabria, Cataluña, etc.). La resaca del covid-19 nos deja un sistema sanitario en pie de guerra por la falta de personal y el exceso de trabajo de muchos profesionales, especialmente de Atención Primaria, que ha provocado la convocatoria de varias huelgas. Igualmente, preocupa el auge de la teleasistencia, ya que conlleva mucha dificultad en el diagnóstico y se pone en peligro la salud de los pacientes. Parece que los responsables políticos están orquestando un modelo sanitario low cost, tratando de maximizar rendimiento con el mínimo gasto posible».
El diagnóstico de los males de la Sanidad española que hace la asociación resulta devastador: «Huelgas por la precariedad laboral, listas de espera insostenibles, Atención Primaria abandonada desde hace años, Urgencias colapsadas, déficit generalizado de médicos especialistas, malestar profesional, carencia de planificación y de sustituciones, falta de transparencia en las bolsas de empleo sanitario, caos organizativo y, por consiguiente, miles de casos de mala praxis médica. Estas son las credenciales de un mal endémico que afecta a todo el territorio. Mientras, la sanidad privada campa a sus anchas aprovechándose de la situación que está sufriendo la pública y no hay voluntad política por revertir el modelo, pues intentan resolver, a través de los conciertos con la privada, los problemas del sistema público, incapaces de mejorar su gestión. Cuanto peor se gestione la pública, mejor parecerá la privada».
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